Luego de 2013, año que consideran de “inflexión”, los Centros de Fabricantes de Pastas Frescas de Córdoba, Capital Federal, Buenos Aires, la Federación de la Industria Panadera y la Unión de Industriales Fideeros constituirán un espacio de debate sobre los problemas de quienes utilizan el trigo como su principal insumo.
Los centros de fabricantes de pastas frescas de las provincias de Córdoba y Buenos Aires, sumados al centro de la Capital Federal, a la Federación Argentina de Industriales Panaderos y Afines y a la Unión de Industriales Fideeros de la República Argentina (Uifra), firmarán el 3 de junio la conformación del Foro Farináceo de la República Argentina (Forofar), en respuesta a la necesidad de generar un espacio de debate y defensa permanente frente a los problemas que alcanzan a quienes utilizan la harina de trigo como principal insumo.
El dato fue adelantado a Comercio y Justicia por el presidente y vicepresidente de la Uifra, Carlos Airoldes y Fabián Menichelli, respectivamente, y el titular del Centro de Fabricantes de Pastas Frescas de Córdoba, Aldo Ferreyra, en el marco de la presentación de la coyuntura de la actividad realizada el viernes último en un hotel del centro de la ciudad.
“La industria fideera de Argentina es por lejos la segunda más grande de toda América Latina, detrás de la de Brasil. Sin embargo, hoy se encuentra refugiada en su mercado interno y apostando todo a él”, dijo Menichelli.
Sucede que 2013 fue un año de inflexión en la actividad, debido al encarecimiento del trigo, que aumentó 400% su precio en menos de seis meses. Ello se sumó a los precios “congelados” por el Gobierno para las marcas líderes, que impedían comercializar productos a su verdadero valor, así como el tipo de cambio no competitivo, que determinó que se perdiera la mayor parte de los destinos externos.
Durante los últimos cinco años, Argentina exportó, en promedio, siete por ciento de su producción total, y en 2014 vendió al exterior sólo 2,2% del total de lo producido. Los principales destinos son Angola, Chile y Paraguay.
“El año 2013 dejó fuera del mercado a muchas empresas. Ahora estamos tratando de recuperarnos”, dijo Ferreyra, al tiempo que explicó que el sector de las pastas frescas se ha mantenido un poco mejor en Córdoba.
“El mercado interno está sobresaturado de un producto que deja márgenes de ganancias casi inexistentes; y no podemos exportar, no por falta de tecnología o de capacidad instalada, sino por la aplicación de malas políticas para el sector triguero”, agregaron los dirigentes sectoriales.
“Argentina debiera ser el proveedor natural de Latinoamérica. Así nos lo han dicho en encuentros internacionales del sector en el que reconocen la calidad de nuestra producción. Sin embargo, no lo somos por una cuestión coyuntural y estructural. No es que miramos el mercado interno por una decisión; lo hacemos por necesidad”, explicó Menichelli.
“A ello hay que agregarle que muchos molinos harineros anexaron a su actividad la fabricación de pastas secas (algunos con marcas propias, otros para las marcas de las grandes cadenas de supermercados) con la incorporación de tecnología de punta y la política de competir a través de precios bajos”, añadió Airoldes.
Todo ello es lo que los condujo a formar un espacio de coordinación denominado Foro Farináceo, al que convocan a todas aquellas cámaras, asociaciones y empresas de los sectores de panaderías y confiterías, panificados industriales, pastas alimenticias de toda clase, pizzerías, casas de empanadas, galletitas y todo tipo de actividad que utilice la harina de trigo como su insumo principal.
Derribando mitos y desafíos
Como sector dedicado casi en exclusividad al mercado interno, esta industria se encuentra en plena tarea de desterrar los mitos nutricionales en torno al consumo de la pasta -se dice que su consumo engorda-, consolidar el prestigio del fideo argentino en los países limítrofes y garantizar mercados para las pymes, cada vez más acorraladas.
De acuerdo con las estadísticas, la actividad fideera se ha concentrado enormemente durante los últimos 15 años. De 2000 a la fecha, el número de establecimientos se redujo de 110 a 57 en todo el país, con un constante incremento de la capacidad instalada, según graficaron durante la presentación.
De los 57 establecimientos fideeros legalmente registrados, 43 son pequeñas y medianas empresas que producen entre 80 y 400 toneladas por mes y dan trabajo a 900 personas. Otros siete establecimientos son medianas empresas que producen entre 401 y mil toneladas por mes y tienen 200 empleados, en tanto que los siete restantes pertenecen a las marcas líderes, producen entre mil y 15 mil toneladas por mes y emplean a 1.300.
La producción nacional
– Argentina produce 390 mil toneladas de pastas alimenticias por año -dato a 2013, según la Organización Internacional de Pastas (IPO)-, lo que la ubica octava en el ranking mundial, liderado por Italia (3,4 millones de toneladas), Estados Unidos (dos millones), Brasil (1,2 millón), Turquía (1,2 millón) y Rusia (un millón).
– En los últimos 15 años, la producción ha acelerado su crecimiento a razón de 5% anual. No obstante, luego de una retracción en 2009, se retomó el crecimiento, pero a bajo ritmo (2% anual).