Aunque crecieron 78% respecto al mes anterior por efecto del Programa de Incremento Exportador, eso no alcanzó para compensar el devastador efecto de la sequía. Se mantiene el tipo de cambio diferencial para otros sectores del campo, que siguen con buen nivel de ventas
Pese al envión anímico que significó la tercera edición del dólar soja para que los exportadores de esta oleaginosa y derivados aceleraran la liquidación de dólares para reforzar las escuálidas reservas del Banco Central, los datos confirman que el agro sigue siendo un eslabón fundamental para mantener a flote la actividad económica.
El complejo cerealero-oleaginoso liquidó en mayo US$4.212 millones, lo que representa una baja de 0,45% con relación al mismo mes de 2022 y 78% más comparado con abril, indicaron este jueves la Cámara de la Industria Aceitera Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC).
Sin embargo, en una mirada más abarcativa, en el sector empresarial destacaron que, al comparar los primeros cinco meses con el mismo período del año pasado, “el sector cerealero-oleaginoso perdió ventas al exterior por un 38%”.
Claramente, la variable determinante fue la sequía, que golpeó no sólo la cosecha de trigo en diciembre-enero sino también, fundamentalmente por el volumen afectado, la cosecha gruesa (maíz y soja).
Sequía
“El ingreso de divisas del mes de mayo es el reflejo de un mercado fuertemente afectado por la extrema sequía, que ha reducido drásticamente las producciones de la cosecha gruesa”, señaló Ciara-CEC, y apuntó, en paralelo, “el régimen establecido bajo el decreto 194/23 venció el 31 de mayo y provocó una oferta de soja, girasol, sorgo y cebada significativamente superior a los meses previos”.
Es decir, en mayo, pese a la sequía, hubo cierta compensación en las liquidaciones del complejo cerealero-oleaginoso, que representó el año pasado 48% de las exportaciones argentinas, incluyendo granos, derivados (aceite, harina) y biodiésel.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en la actualidad el principal producto de exportación del país es la harina de soja, que representa 14,2% del total, un subproducto industrializado del complejo oleaginoso, que en la actualidad tiene una capacidad ociosa cercana a 50%. Le sigue el maíz con 11% y completa el podio el aceite de soja, con 6,9%.
En Ciara-CEC aseguran que la liquidación de divisas, transformadas en pesos, es el mecanismo que permite seguir comprando granos a los productores al mejor precio posible.
La adquisición de aquéllos busca hacerse de materia para luego exportarlos, tanto como granos o como productos procesados, luego de una transformación industrial que termina en aceite, harina o pellets. Pero hay que notar que la mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce mucho antes que la exportación, período que llega a 30 días en el caso de la exportación de granos y hasta 90 días para exportación de aceites y harinas proteicas.
Desechando la idea de especulación que suele abundar en algunos círculos políticos cada vez que faltan divisas, la industria aclara que la anticipación en la compra a los productores depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que “no existen retrasos en la liquidación de divisas“.
Dólar soja
Finalmente, las ventas de los productores superaron 8,2 millones de toneladas durante la tercera edición del Programa de Incremento Exportador (PIE III).
De esta manera, el volumen preliminar desde el 12 de abril fue de 8.201.813 toneladas, cifra que se ubicó 1,8 millón de toneladas por debajo de las 10 millones que se preveían al comienzo del plan, aunque superó en 40% la edición anterior del PIE, cuando se vendió un total de 5,8 millones de toneladas en 21 días menos.
En las primeras semanas de la medida, el volumen comercializado se ubicó muy por debajo de las expectativas, con un promedio inferior a 100.000 toneladas diarias, ya que el precio ofrecido por la industria para la compra de mercadería no satisfacía las previsiones de los productores. Mientras que los primeros ofrecían $95.000 la tonelada, los agricultores entendían que el precio debía ubicarse en torno a $105.000 la tonelada.
Esta situación, sumada a los sucesivos recortes en la estimación de producción del cultivo, que pasó de 22,5 millones de toneladas al momento de ponerse en marcha a los 21 millones de toneladas en la actuales, llevó a que la expectativa inicial sobre el volumen a comercializar quedara trunca. No obstante, la mejora en el precio que se ofreció después de la cuarta semana de vigencia del PIE impulsó las ventas y el volumen promedio diario pasó a ubicarse entre 250.000 y 300.000 toneladas, con picos que superaron 500.000 toneladas.
En cuanto a la liquidación de divisas por el sector agroexportador, en lo que va de la medida se ingresaron al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) US$5.080 millones gracias a la liquidación récord de US$1.052 millones registrada en la jornada del miércoles. Todavía con dos jornadas por delante para continuar con el ingreso de dólares, ya se superaron los US$5.000 millones que se preveían al principio.
Dólar agro
También se mantuvo la comercialización de girasol, cebada forrajera y sorgo bajo este esquema de tipo de cambio diferencial. Así, el primero sumó 1,15 millón de toneladas vendidas; el segundo cerró en 645.000 toneladas y el último de éstos, poco más de 105.000 toneladas. A diferencia de la soja, la liquidación de divisas para estos productos se extenderá hasta el 31 de agosto, como sucede también con las economías regionales.