Recordó que ya habían “echado” a 50 mil empleados públicos. No obstante, luego el propio Gobierno relativizó la cifra y habló de 20% del total. Si fueran los 120 mil mencionados, ese número implicaría una baja de 36% en la cantidad de agentes. El Presidente defendió las políticas adoptadas: “Si no hubiéramos tomado medidas rápidas ya habríamos volado por los aires varias veces”, dijo. Reivindicó el freno a la obra pública que catalogó como “fuente de corrupción”. Disertó ante un foro empresarial
El presidente Javier Milei confirmó que en los próximos días el Gobierno nacional dará de baja 70 mil contratos de empleados públicos que no se renovarán a partir del 31 de marzo.
El jefe de Estado se refirió a este tema al momento de explicar cómo viene llevando a cabo el ajuste fiscal desde que asumió en la Casa Rosada para lograr el déficit cero: “Eliminamos las transferencias discrecionales a las provincias, también echamos 50.000 empleados públicos; no sólo eso sino que -además- se dieron de baja contratos, fíjense que ahora están cayendo más contratos y van a caer 70.000 contratos”.
Sin embargo, minutos después, fuentes de la Casa Rosada explicaron que el número de contratos que caerán no era el mencionado por Milei. Sin hablar de un error presidencial, advirtieron que “70.000 es el universo de contratos en revisión actualmente” y que “las bajas serán por etapas”. En efecto, apuntaron que en marzo el número de bajas “rondará un 20%” de esos 70.000 contratos y que se terminará de conocer en abril.
La baja de 120.000 implicaría reducir la dotación total de personal en un 36,05%. Actualmente y según datos del Indec, en febrero había 333.853 agentes de los cuales 224.072 trabajadores en la Administración Pública Nacional y 109.781 en empresas y sociedades del Estado.
Milei habló ayer en el IEFA Latam Forum, un foro económico con presencia de empresarios.
En ese marco, aseguró: “Eliminamos 200.000 programas sociales entregados de manera irregular y en ningún momento descuidamos la política social porque, en el medio, duplicamos la AUH, duplicamos la tarjeta alimentar, multiplicamos por tres la asistencia en el plan mil días, o sea, las mujeres embarazadas. No sólo eso sino que -además- cuadruplicamos la asistencia para útiles escolares y creamos un mecanismo para que las familias de ingresos medios que van a los colegios privados de cuotas bajas, básicamente tuvieran un mecanismo de contención para que los chicos no perdieran el colegio al que asistían y no tener que estar sufriendo el shock de estar cambiando de colegio. Es decir, también tuvimos una fuerte perspectiva social en lo que estamos haciendo”.
Ajuste fiscal
En el discurso, Milei insistió en asegurar que tanto él como su equipo están absolutamente convencidos de llevar adelante un ajuste fiscal que tenga “mucho de motosierra y mucho de licuadora”. “Si lo queríamos hacer rápido había que usar las dos cosas”, explicó.
Luego mencionó una de las primeras medidas que tomó al asumir y dijo estar orgulloso de haber tomado esa decisión: “Eliminamos la obra pública de cuajo, algo de lo cual estoy profundamente orgulloso siendo que la obra pública es una gran fuente de corrupción, de robo, a la cual me imagino que toda la gente de bien debería oponerse”.
En el comienzo de su discurso, el jefe de Estado realizó un repaso por la herencia recibida del kirchnerismo: “Siempre estuvimos preparados para recibir esta papa caliente, y eso lo pueden ver, porque si no hubiéramos tomado medidas rápidas ya habríamos volado por los aires varias veces. Cuando ustedes tienen déficit gemelos por cuatro puntos del PBI, es una alerta amarilla. Si tienen ocho puntos del PBI, no sólo que es alerta roja sino que se van a ‘pegar una piña’ importante. Bueno, nosotros recibimos de herencia déficit gemelos por 17 puntos del PBI. Más o menos para que tengan un orden de magnitudes del desastre que hemos recibido”.
En la misma línea, continuó: “El tamaño de ‘la piña’ iba a ser colosal, básicamente la herencia tenía lo peor de las tres peores crisis de Argentina. Tenía un desequilibrio monetario que era peor que el que teníamos en la previa del Rodrigazo, en el año 1975. Teníamos un desequilibrio en el balance del Banco Central que era peor que el que tuvo Alfonsín a inicios del año 1989, que terminó en la hiperinflación. Y los indicadores sociales peores que el año 2001, es decir, la previa de la crisis del 2002. Era la suma de todos los males literalmente”.
Agregó: “Ese déficit gemelo de 17 puntos del PBI se componía básicamente de 15 puntos del déficit fiscal consolidado. Donde esos 15 puntos, cinco correspondían al Tesoro y 10 correspondían al Banco Central. Es más, para tener un orden de magnitudes del desastre que recibimos, básicamente, si bien durante todo el gobierno anterior se utilizó la emisión monetaria para financiar el desequilibrio fiscal, por 28 puntos del PBI, esos 28 puntos, 13 tuvieron lugar el último año”.
Ante esto, Milei ratificó que Argentina iba camino a la hiperinflación y que su objetivo era evitarla: “Era necesario generar un programa de estabilización bien duro, programa que nosotros lo teníamos y que recién lo pudimos anunciar en el tercer día porque teníamos la cuestión de los nombramientos en el Banco Central. Y básicamente tenía los tres elementos fundamentales que tiene cualquier programa de estabilización, que era un ajuste fiscal, una corrección cambiaria y la definición de una nueva política monetaria”.
Sobre esta idea, prosiguió: “Lo fundamental era terminar con la emisión monetaria para que no hubiera convalidación de la suba de precios y que eso no terminara escalando y generando la hiperinflación. En ese sentido, junto a la devaluación, que se sinceró, porque básicamente lo único que hicimos fue llevar el tipo de cambio al tipo de cambio de mercado ajustado por impuesto PAIS, y en ese contexto, en el plano fiscal, decidimos ir a lo que se denomina la política de déficit cero, pero déficit cero en serio, no mentiroso, es decir, déficit cero en la línea del resultado financiero, es decir, después de pagar intereses. Eso es muy importante porque si nosotros alcanzábamos el déficit cero en la línea financiera, significa que la deuda no crece más, y si la deuda no crece más, la relación deuda-producto es no creciente, por ende, uno se convierte en solvente intertemporalmente y la consecuencia de ello es que empieza a caer el riesgo país y bajar la tasa de interés, y la tasa de interés recobra su función esencial, que es la de ser un mecanismo de coordinación intertemporal, y que el proceso de crecimiento guarde relación justamente con la tasa de interés, natural de interés, es decir, la del mercado, no la que un burócrata puede manosear desde el Banco Central”.