Serán títulos a un plazo de entre dos y tres años. Se prevé que ajusten por tasa Badlar y paguen capital e intereses trimestrales pero a partir del mes 15º. Apuntan a cancelar pasivos de la gestión Mestre. El Gobierno provincial trabaja sobre un instrumento similar
Alfredo Flury [email protected]
La Municipalidad de Córdoba ultima los detalles de un bono a plazo con el que buscará cancelar deuda con proveedores y contratistas generada durante la gestión de Ramón Mestre.
El uso de ese instrumento de pago fue confirmado a Comercio y Justicia por fuentes oficiales y de las propias empresas que recibirían la herramienta.
La estrategia también forma parte del menú de alternativas que trabaja el Gobierno de Córdoba para hacer frente a las deudas pendientes, confiaron fuentes al tanto de la medida.
De esta forma, tanto el intendente Martín Llaryora como el gobernador Juan Schiaretti apelarán a un instrumento similar para poder afrontar pasivos en el marco de una situación crítica en la que todos los recursos se concentrarán en atender al gasto corriente, particularmente sueldos y ayuda social en medio de la emergencia por el coronavirus.
En cuanto a las características del bono, sería a un plazo de entre 24 y 36 meses y pagaría una tasa Badlar, ayer en 27,56 por ciento nominal anual, según el Banco Central de la República Argentina (BCRA)..
En forma paralela, el bono amortizaría capital y pagaría servicios de intereses de manera trimestral. Sin embargo, al menos el capital sólo comenzaría a cancelarse desde el mes 15º, esto es desde mediados del año próximo.
Ese instrumento serviría para atender a deuda de proveedores y contratistas, siempre generada durante la gestión Mestre, que se fue certificando en el marco del proceso abierto por la administración de Martín Llaryora casi desde el momento mismo de su asunción.
Respecto al monto del bono, por ahora no hay datos precisos. Es que tiempo atrás, el propio intendente y su equipo económico aseguraron que los pagos de esas deudas iban a concretarse mediante cheques de pago diferido (CPD) a 180 días.
Sin embargo, esa alternativa, en principio, no fue suficiente. Al menos no lo fue en el marco del nuevo escenario que agudizó sobremanera la ya crítica situación que atravesaba la comuna.
Con todo, este medio pudo conocer que ya antes de la cuarentena, el municipio venía trabajando sobre la alternativa del bono, que definitivamente tomó cuerpo luego de que se desató la crisis.
En cuanto al monto del pasivo a consolidar con ese título, por ahora no trascendieron datos precisos.
De todas formas, hay un número base que es una referencia. Según los datos informados por la propia Municipalidad en febrero pasado, la deuda total que ésta acusaba entonces era de 29.528.700.687 pesos.
De ellos, 4.684,22 millones de pesos era deuda con contratistas, reconoció la comuna.
Parte de ese quebranto ya fue cancelado mediante pagos con diferentes medios, entre ellos CPD. En el pasivo ya atendido figura el relativo a racionamiento en cocido y limpieza de espacios verdes, entre otros.
Aunque entonces no se detalló, sólo por redeterminaciones de precios de diferentes contratos de obras y otros ítemes, la deuda rondaría 1.000 millones de pesos.
Pero aún no está claro qué pasivos se consolidarán y se atenderán con esa alternativa. Por lo pronto, el pasivo total que informó en su momento la comuna incluía además 959,52 millones de pesos en personal, juicios por 8.203,84 millones de pesos, expropiaciones por otros 540,11 millones de pesos y deuda con la Provincia por 124,65 millones de pesos. En tanto, por planes de pago con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) el pasivo era de 139,67 millones de pesos, la deuda alcanzaba 13.010,46 millones de pesos y el pasivo del Ente de Servicios y Obras Públicas (Esyop), Tamse y Crese ascendía a 1.866,19 millones de pesos.
Como fuere, el bono servirá para cancelar parte de la deuda pendiente. En función del perfil del bono, los pagos comenzarán a efectivizarse cuando, se estima, las finanzas de la comuna ya tengan la solidez suficiente para afrontarlos.
De todas formas, se descuenta que el bono podrá negociarse en el mercado secundario, llegado el caso, y si una empresa necesita efectivo para poder afrontar su caja diaria.
Los sectores afectados admitieron a este medio que la propuesta de pago va en esa línea. “No hay muchas alternativas, más todavía en esta instancia”, admitió un empresario destinatario de esa herramienta. En una coyuntura como la actual, todo pago es bienvenido, aun mediante una alternativa como esa.
De hecho, recordaron que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) también activó un mecanismo similar para atender adeudas con proveedores y contratistas, ya con antelación a la propuesta que ahora les llegó a los empresarios cordobeses.
El esquema de Schiaretti
En cuanto a la estrategia del Gobierno de Córdoba, trascendió que también trabaja sobre un instrumento similar al que diseña Llaryora.
Sin embargo, en el Ejecutivo provincial hay un fuerte hermetismo al respecto.
Como fuere, diferentes empresarios contactados reconocieron que la Provincia deslizó que analiza atender a las deudas pendientes con algún instrumento a plazo que devengue una tasa de interés y cancele capital e intereses en períodos regulares.
La posibilidad guarda plena lógica respecto a la situación por la que atraviesa la administración de Schiaretti.
Prueba de eso es la decisión de recortar salarios a los sectores de más altos ingresos a partir de abril, que alcanzará no sólo a funcionarios sino también a trabajadores con haberes desde determinado nivel.
Está claro que la estrategia de Schiaretti es preservar todos los recursos corrientes, que están en franca disminución, para atender el gasto corriente que no puede ser eludido, particularmente salarios, erogaciones en salud, seguridad y asistencia social.
Por lo pronto, los envíos nacionales de marzo subieron apenas 28 por ciento en términos nominales, esto es muy por debajo de la inflación interanual.
La recaudación propia aún no se difundió pero trascendió que evolucionó en la misma línea. Así, la Provincia habría perdido de recaudar unos 3.500 millones de pesos sólo en marzo y respecto a los potenciales recursos que hubiesen ingresado de haber seguido la curva de crecimiento de febrero, por ejemplo.
Abril será un mes que irá en la misma tónica o incluso aún peor.
En ese marco, el bono a contratistas y proveedores surge como una alternativa viable dentro de un contexto de liquidez cada vez más acotada.