Al mismo tiempo muestran una espectacular capacidad de resistencia frente a las crisis económicas y reaccionan a ellas con una marcada estabilidad en su tasa de empleo.
Presentado en la Cumbre Internacional de las Cooperativas a fines del año pasado, con la presencia de la directora General Adjunta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Sandra Polaski, el estudio Las cooperativas y el empleo: un informe global llevado a cabo por Organización Internacional de las Cooperativas de Producción Industrial, Artesanal y de Servicios (Cicopa), organización internacional de las cooperativas industriales y de servicios, discute la importancia del empleo cooperativo en el panorama mundial, tanto cuantitativa como cualitativamente.
Por primera vez se juntaron las piezas de estadísticas regionales diferentes para concluir que el empleo cooperativo impacta directamente sobre 250 millones de personas en el mundo, sin mencionar el empleo indirecto e inducido. En el G-20, el grupo de países más industrializados del mundo, el empleo cooperativo representa casi 12 por ciento de la población ocupada total.
Por muy importante que esta estimación puede ser, no sería tan fundamental si este 12 por ciento cooperativo del G-20 no tuviera características específicas en comparación con el 88 por ciento restante. No se pretende que todas las características del empleo cooperativo sean únicas e intrínsecas para estas organizaciones; sin embargo, sí lo es su combinación. De hecho, ningún otro tipo de empresa en el planeta puede enorgullecerse de proporcionar empleo a tanta gente y, al mismo tiempo, mostrar una espectacular capacidad de resistencia frente a las crisis económicas y reaccionar a ellas con una marcada estabilidad en su tasa de empleo (que llega, en muchos sectores, a generaciones de productores y sus familias) y caracterizarse por una distribución equilibrada de empleo y presencia entre zonas urbanas y rurales.
Lo que es aún más inédito que las características anteriores es la combinación de factores de experiencia e inexperiencia en el trabajo, que en el caso de las cooperativas muestra un alto grado de presencia conjunta, tal como lo verificaron los investigadores del Cicopa en decenas de cooperativas con centenares de trabajadores y productores, en entrevistas individuales en diferentes regiones dispersas por todo el mundo.
En el mundo cooperativo, la experiencia misma del trabajo supone una mezcla de participación, sensación de familiaridad, fuerte identificación con la propia empresa, un cierto sentido de orgullo y reputación socialmente valorada, un sentir de estar incluido en un todo por parte del trabajador, aportando en el trabajo de cada uno los valores colectivos al mismo tiempo que se tiene fuerte conciencia de las exigencias económicas de la empresa, en particular de su necesidad de “ser eficiente y flexible”.
Por supuesto, no todos los encuestados para la investigación expresaron todos estos componentes de la experiencia de trabajo cooperativo con la misma fuerza, pero todos ellos reconocieron que experimentan o han experimentado aquellos aspectos en diferentes proporciones, por lo menos en cierta medida.
“Sobre la base de nuestro trabajo de campo, se obtuvieron algunos indicios de que estos componentes cualitativos de empleo cooperativo tienden a reforzar la sostenibilidad económica de las cooperativas”, expresaron los investigadores de Cicopa en su informe a la cumbre de la Alianza Cooperativa Internacional.
El estudio también muestra que la tercera categoría de empleo cooperativo, que es la correspondiente a organizaciones con empleados y productores autónomos, ya son una parte cada vez más importante del total (alcanzando al día de hoy 11 millones de personas). Además, el aporte que hacen este tipo de asociados cooperativos a sus organizaciones es muy diferente del que realizan, por ejemplo, los asociados a una cooperativa de servicios. Mientras en este último caso, los miembros de la organización se asocian para proveerse de un servicio o para simplemente consumirlo en mejores condiciones, en las cooperativas de producción y/o trabajo, los asociados se involucran con el conjunto del proceso productivo.
Esto es particularmente importante para Cicopa, toda vez que es la confederación internacional que agrupa a todas estas cooperativas de producción y consumo, que son las que emplean a esta tercera categoría de trabajadores. Por esta razón el informe hace también un llamamiento para el desarrollo de estas cooperativas, en el que el personal participa como uno de los actores clave, tal como ocurre con las empresas sociales del grupo Mondragón (España, País Vasco), en las cooperativas sociales italianas y en las cooperativas de solidaridad Quebec (Canadá), por mencionar algunos casos emblemáticos y exitosos en el mundo.
Las cooperativas y el empleo: Un informe mundial termina con una serie de recomendaciones a los responsables políticos y al propio movimiento cooperativo, con el objetivo de mejorar las cooperativas de todo el mundo en desarrollo, así como ayudar a las cooperativas frente a los desafíos que enfrentan en un mundo de competencia globalizada. Teniendo en cuenta el empeoramiento de la situación del empleo en el mundo, especialmente para los jóvenes, los gobiernos no pueden darse el lujo de mirar a otro lado cuando el movimiento cooperativo puede ofrecer una parte importante de la solución.