La industria nacional y con ella, la cordobesa, viene de cerrar 2024 con una caída de la actividad cercana al 11% y mientras trabaja a mitad de máquina, mira con preocupación el aumento exponencial de las importaciones mientras que gestiona el sobrestock derivado de la caída de la demanda. En el futuro inmediato, se observan nubarrones, si es que la situación no mejora.
Al mismo tiempo, actualiza demandas. Es el caso de las empresas autopartistas, muchas de ellas cordobesas, que salieron en las últimas horas a actualizar sus reclamos al Gobierno nacional luego de que el diputado libertario José Luis Espert los acusara de “ladrones”.
La fuerte actividad político gremial de la dirigencia autopartista contrasta con el panorama que se observa en las plantas industriales, por lo menos las del cordón industrial cordobés, donde la tranquilidad y el silencio dominan. Es que las direcciones empresarias decidieron licenciar al personal, unificar vacaciones y aprovechar para ajustar máquinas. El verano suele ser el período de paradas de planta, en especial para refacciones o mantenimiento, por lo que la actividad industrial se ve aún más reducida. Aunque ese dato no debe esconder el escenario subyacente, que es bastante preocupante.
“La gran mayoría de las fábricas están de vacaciones”, confirmó Rubén Urbano, titular del gremio del personal metalúrgico, ante la consulta periodística. Pero advirtió: “El problema va a ser cuando regresen de vacaciones. Allí veremos si es que se modificó el panorama previo a las vacaciones… Si entró algo de producción. Porque antes de las vacaciones realmente tenían muy poco trabajo. Si la fábrica en ese lapso no consiguió hacer más laburo, seguramente vamos a vernos con presentaciones ante el Ministerio de Trabajo. Evidentemente en esos casos habrá pedidos de procedimientos preventivos de crisis. Por ahora, está todo stand by por el tema vacaciones”, cerró el dirigente gremial.
Los sectores industriales miran con especial preocupación las importaciones, en especial los vinculados al mercado interno, que todavía sienten la depresión de la demanda. Distintos sectores señalaron ante el relevamiento periodístico que se encuentran con altos niveles de stock, en especial ante el desplome de la demanda interna.
En rigor de verdad, el sector metalúrgico en general no muestra un panorama uniforme, ya que algunas industrias fueron implementando paradas de planta a lo largo del año, pero señalaron que entran en un “momento bisagra” porque admiten que en varias comenzará a haber suspensiones.
Según los datos de Adimra, la asociación de la industria metalúrgica, en diciembre la actividad cayó -3,1% interanual y el año terminó con una contracción de -12,1%, mientras que con respecto a noviembre tuvo un incremento del 1,0%. “La capacidad instalada está en el 52,5%, cayó -2,2% por debajo del mismo mes del año previo y -8,4% debajo del promedio del 2023”, completó la entidad sobre el cierre del 2024.
Como otros sectores, esperan mayor claridad desde marzo, cuando se defina como se encaminan los otros sectores, y cómo puede impactar eso en empleo o suspensiones.
Las autopartistas reclaman
Afac, la cámara que agrupa a las empresas autopartistas del país, emitió en las últimas horas un comunicado en el que no sólo respondieron al diputado nacional libertario José Luis Espert, quien los acusó de “ladrones” junto al resto de la industria automotriz nacional por el precio de los autos en el país (sugirió incluso que deberían cerrar todas las fábricas e importar vehículos), sino que aprovechó para actualizar sus reclamos.
El sector logró amplios resultados en producción y trabajo, afirmó Afac, “a pesar de décadas de inestabilidad macroeconómica (a veces también política) y total falta de previsibilidad para decidir inversiones”.
Por supuesto, la previsibilidad no se relaciona sólo con lo macroeconómico, sino también con el tipo de relaciones comerciales que caracterizan a una cadena productiva. Por eso, señalaron, “sumado a erróneas y sesgadas políticas sectoriales, se generó una reducción de la integración local de piezas, afectando sobre todo al eslabón autopartista (mayor generador de empleo directo de la cadena productiva)”.
Por esa razón, se requiere hoy “un replanteo de los objetivos estratégicos sectoriales y las políticas acordes para alcanzarlos, junto a medidas pragmáticas de coyuntura que aseguren una transición para la sostenibilidad de un nuevo modelo de negocio”, ya que “carecería de sentido destinar esfuerzos y recursos para sostener una cadena automotriz que no esté desarrollada integralmente”, precisaron.
Por ello, las empresas del sector “están trabajando actualmente en una agenda que incluye, entre otros, temas como la renegociación de acuerdos comerciales, estructura arancelaria efectiva de la cadena automotriz comercial y productiva, reglas de origen realistas para evitar triangulaciones, efectos no deseados de los esquemas de promoción de Manaos y Tierra del Fuego, nuevos convenios laborales y la carga tributaria sobre la producción”.
“Resulta muy pertinente”, recordaron las autopartistas, “mencionar las palabras del Sr. Presidente esta semana en un reportaje: “Es verdad que los autos argentinos son más caros porque son los que tienen la mayor carga fiscal”.
“Efectivamente, los vehículos producidos en la Argentina tienen un 54% de impuestos, luego de haberse eliminado el Impuesto País. Tal lo expuesto en un reciente trabajo para la cadena metalúrgica, de dicha pesada carga tributaria el 33% recae sobre las etapas productivas, con impuestos que no existen en la mayoría de los países con los que competimos. Por ejemplo, las autopartes locales utilizadas para el ensamblado de vehículos afrontan el peso de Ingresos Brutos, tasas municipales y todo su ‘efecto cascada’, mientras que las piezas importadas afrontan sólo un pago a cuenta”.
Por último, admitieron que “está pendiente aún el análisis realista, sincero y transparente sobre las verdaderas causas raíz de las diferencias de costos y precios con otros países con economías de mercado”.
“Se necesitan condiciones que reduzcan drásticamente la carga sobre quienes producen y generan empleo en nuestro país, para que bajo una competencia equitativa y sin atajos, haya un sector productivo cada vez más sólido que aporte de manera constructiva al crecimiento económico y oportunidades para todos los argentinos”, cerró el comunicado de Afac.