Aunque la cosecha no terminó, ya se calcula que el mal tiempo restó a la industria 400 mil toneladas de uva, lo que anticipa problemas varios que puede incidir incluso en precios futuros
El avance de la cosecha de uvas en las provincias productoras alcanzó esta semana a casi 80% del total de la superficie prevista por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para esta vendimia, en un año signado por las pérdidas en volumen provocadas por las contingencias climáticas, compensadas parcialmente por la buena calidad de la producción.
Según el INV, a este 26 de marzo se habían cosechado 1.210.786.066 kilogramos, 21,1% por debajo de los 1.535.290.000 kilos pronosticados por el organismo para este año, un volumen que a la vez es 21% inferior a la producción de 2022, que registró un total de 1.936.803.000 kilogramos. De modo que en total, la histórica sequía vivida hasta inicios de este año, más las heladas y el granizo, restaron a la producción más de 400 mil toneladas de materia prima para la industria nacional del vino, en términos históricos, lo cual anticipa problemas futuros, incluso en el precio de los productos, vino y mosto.
“La pregunta es si con algo más de un mes por delante de cosecha se cubrirá ese 21,1% restante que permitiría alcanzar el valor pronosticado”, planteó el director del Observatorio Vitivinícola Argentino, Daniel Rada, en diálogo con la prensa.
“Si comparamos con años anteriores, se advierte de que a la fecha se registra una diferencia de 11,8% respecto a 2022”, consignó Rada, al ser consultado sobre la evolución de la actual cosecha vitivinícola. “Si bien por un lado este dato es alentador, dado que no muestra una diferencia tan marcada respecto a la cosecha 2022, la variable relevante y sobre la que solo el transcurso de la cosecha develará, es la cantidad de uva que aún queda en los viñedos y que en definitiva definirá los kilogramos finales de la temporada 2023“, indicó Rada.
Para Juan Pablo Murgia, director de Enología del Grupo Avinea, la actual es “una vendimia bastante excepcional desde el punto de vista de las cantidades; todos sabemos que va a ser una de las cosechas de menos cantidades de los últimos años“.
“Va a estar sin duda entre los récord de menor producción por los eventos climáticos que todos conocemos: las heladas de noviembre y el granizo de diciembre y enero; es un año muy complejo, muy desafiante”, señaló Murgia.
Pero, aclaró, “como en todo año de baja producción, pero de buena sanidad, estamos cosechando uvas de muy buena calidad; va a ser un año muy bueno en términos cualitativos, va a ser un año de una calidad excepcional“.
Por su parte, Jimena Castañeda, ingeniera agrónoma de Bodega Nieto Senetiner, consideró que “será una cosecha de poca uva por las heladas tardías en la primavera y las varias tormentas de granizo, pero de muy buena calidad”.
“Nos hace acordar a la cosecha 2020, justo en el comienzo de la pandemia, también hubo un efecto de heladas tardías que produjo un cuaje muy deficiente y una anticipación de la cosecha”, afirmó -por su aprte- el enólogo Santiago Mayorga.
“Al haber menos uva, se está notando un adelanto de la madurez y venimos cosechando entre dos a tres semanas anticipado con respecto al año pasado”, coincidió Castañeda.
Para afrontar esta situación, en la Fiesta Nacional de la Vendimia el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció medidas destinadas a asistir a los productores afectados por heladas y granizo y favorecer la competitividad de las exportaciones.
Entre ellas, créditos para cosecha y acarreo, financiamiento para innovación tecnológica, comercialización, inversiones para potenciar el enoturismo, fortalecimiento del Programa Nacional de Prevención y Erradicación de Lobesia botrana -la polilla de la vid- e inversión en infraestructura productiva para riego.