Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso en evidencia otra de las “grietas” que abundan en Argentina: más de 60% de las pymes lideradas por mujeres no tiene acceso al financiamiento. ¿Qué medidas concretas hacen falta para terminar con esa desigualdad? Es lo que responden a Comercio y Justicia profesionales empoderadas que “tejen redes” para que ese “sueño” se convierta en realidad
La brecha en el acceso al financiamiento es otra de las “grietas” que abundan en el país en estos tiempos y que separa a varones de mujeres, dejando a estas últimas un escalón más abajo. Así se desprende del estudio “Género y acceso al financiamiento empresario en Argentina” que realizó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con apoyo del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
Allí, Sebastián Auguste y Bruno Galetto, los economistas a cargo del estudio, dejaron sentado que “el caso argentino resulta interesante”, porque “si bien el país no es de los más machistas de América Latina -por ejemplo, se encuentra cerca del promedio en el índice de feminidad de Hofstede-, la brecha de género entre los altos directivos es muy grande”.
En efecto, de acuerdo con la encuesta Enterprise Survey de 2017, en Argentina sólo 8% de las empresas es liderado por mujeres, frente a 21,4% en América Latina y el Caribe (ALC) y a 18% en el mundo.
“Resulta aún más llamativo que sólo 20,5% de las empresas lideradas por mujeres utiliza créditos bancarios para financiar su inversión, mientras que la cifra asciende a 42,9% en el caso de los varones”, destacó el informe del BID que mencionó además que en América Latina esa diferencia es de 33,3% frente a 39,3%.
Y agregaron un dato: la tasa de créditos rechazados es de 42% para las mujeres, mientras que alcanza sólo a 2,5% de los varones (en el caso de ALC es de 7,4% frente a 3%).
Para agregar más evidencia, el Foro sobre Financiación de las pymes (SME Finance Forum) indicó que en Argentina, 17% de las empresas lideradas por varones está restringido financieramente, mientras que la cifra asciende a 60% en el caso de aquellas lideradas por mujeres. Esto es, seis de cada 10 pymes lideradas por mujeres no tienen acceso al financiamiento.
¿Qué lectura local podemos hacer de esa realidad? ¿Qué medidas se pueden tomar para cerrar la brecha financiera? ¿Cuánto de esa responsabilidad le cabe al Estado?
Comercio y Justicia dialogó con cuatro profesionales y empresarias cordobesas, empoderadas en su misión contra la diferencia de género, quienes aseguraron que la educación juega un rol fundamental en esta conquista.
María Gabriela Gentilini, docente de la cátedra de Administración Financiera y Matemática Financiera de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), asegura -haciendo referencia a las conclusiones del World Economic Forum– que “garantizar la plena participación de la mitad de los talentos del mundo impacta positivamente en el crecimiento económico, la competitividad, la preparación para el futuro de las empresas y de las economías. Pero la falta de educación en Argentina es la deuda clave para cerrar la brecha financiera”.
En el mismo sentido se pronunció Nancy Villarruel, responsable de la Unidad de Gestión Integral de Riesgos del Banco Roela, quien refirió que la falta de educación financiera “es transversal a toda la sociedad. No distingue género ni edad. Es una cuestión estructural de falta de educación en general. Ahí comienza el problema. En la edad escolar no se enseñan asignaturas que refieran al tema de género, y tampoco que adentren a los niños y niñas en temas financieros. Por lo tanto, ambas cuestiones suman a la hora de encontrar la raíz de la brecha financiera”.
Por su parte, María Victoria Alfonso, responsable del área de Financiamiento Pyme en Focus Investment Management, explicó que, a su entender, “mucho de la brecha se da porque todavía recae sobre las mujeres gran parte del trabajo no remunerado. Si bien ha habido cambios en este último tiempo, todavía queda algo de esto y se ha puesto de manifiesto en esta cuarentena, en la que las mujeres se han convertido en maestras y cuidadoras, además de seguir con sus propias actividades”.
Natalia Heyd Murad, CEO y socia de Gráfica Latina e integrante en representación de la Unión Industrial de Córdoba (UIC) del departamento de Género y Diversidad de la Unión Industrial Argentina (UIA) coincidió con Alfonso: “La pandemia dejó en evidencia la ardua tarea de las mujeres en muchos planos, la educación, la salud y los cuidados de su familia, tanto hacia los mayores como hacia los niños, todo en paralelo a sus trabajos, profesiones o posiciones en empresas”.
Sin embargo, se esperanzó al considerar que “tanto se aborda el tema, que hoy todo es un cambio de paradigma para nuestra generación, aunque para la de nuestros hijos no requiera ni debate. Ellos lo ven con total naturalidad”.
“Hay que educar. No existen trabajos de varones o mujeres o mayores posibilidades si tenés uno u otro género”, agregó Alfonso y cerró: “Los resultados vamos a verlos a mediano o largo plazo”.
La educación como motor
El hincapié que hacen las profesionales respecto a la educación como medida fundamental para el cierre de la brecha se fundamenta -según el informe del BID- en que las diferencias observadas en el acceso al financiamiento se deben principalmente “al comportamiento según el género y a la forma en que funciona el mercado de crédito”.
“En primer lugar, parte de la diferencia en la brecha de acceso al crédito se puede explicar por los sectores elegidos por varones y mujeres (teniendo en cuenta que las mujeres tienden a elegir desarrollarse en sectores que tienen más dificultades para acceder al crédito, como los servicios). En segundo lugar, por las características personales del alto directivo; en particular, las diferencias en cuanto a la aversión al riesgo, el sesgo de exceso de confianza, el conocimiento sobre finanzas, el tipo de relaciones valoradas y el balance vida – trabajo son todas variables que ayudan a explicar la brecha”, indicó el BID respecto a la realidad en el país.
En este sentido, todavía queda mucho por hacer.
Un trabajo mancomunado
Las profesionales también se explayaron sobre quiénes deben ser los “jugadores” de esta “cruzada” por la equidad financiera, y coincidieron en asegurar que lo que se haga debe ser de manera “coordinada”.
“Hay que trabajar en regulaciones, pero de manera coordinada. Debatir cuáles son las medidas correctas para maximizar los beneficios de las finanzas promoviendo la innovación y la inclusión financiera. El trabajo debe ser en conjunto del sector privado, del Estado y de las universidades, ya que cada ámbito aporta el know how necesario para lograr fortalecer el desarrollo económico sostenible”, explicó Gentilini.
A su turno, Heyd Murad recordó la frase “todo lo rígido se quiebra”, por lo que consideró que “las medidas que se tomen no deben ser impuestas, deben ser incorporadas y trabajarse desde la sensibilización y la comprensión, hasta que sea algo natural. Debería trabajarse en todos los niveles para lograr que se cierre la brecha”, explicó.
En ese sentido, varias de las consultadas se manifestaron en contra del establecimiento de la obligatoriedad de un cupo femenino en determinados sectores o espacios.
“Creo que no es la vía más adecuada para educar culturalmente. Aunque debo reconocer que es muy útil para poner el tema en titulares y generar la necesaria discusión. Que las posibilidades sean para todos, en iguales condiciones y midiendo los méritos, creo que es la mejor opción”, opinó Villarruel.
Alfonso coincidió al indicar que la imposición de la “obligatoriedad le resta el mérito que pueda tener la mujer por sus capacidades”.
Natalia Heyd Murad, CEO y socia de Gráfica Latina
“Nosotras, las mujeres, también tenemos que saber y creer lo importante que somos y lo mucho que podemos sumar en nuestros ámbitos de trabajo, pero siempre desde la complementariedad y no desde la competencia. Compartir y no competir”.
Y Gentilini recordó: “Nuestro país en 2019 lanzó la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, avalada por la ley 27440 de financiamiento productivo. Varios organismos públicos y privados (Banco Central, bancos, universidades, fintech) están avanzando en lineamientos y acciones vinculadas a la inclusión financiera. Pero hay que avanzar de manera unificada, gestionar y medir las acciones y resultados del plan integral, para lograr así la sinergia necesaria de todos los sectores”.
Victoria Alfonso, asesora financiera en Focus Market
“Se ha avanzado mucho. Hace 50 años la mujer no votaba. Estamos paradas de otra forma. Nos falta mucho, pero cada vez nos movemos más. Estamos despiertas e interesadas en demostrar que nuestras capacidades también valen”.
“Sólo se puede incluir a quienes estén familiarizados con el tema. La pandemia nos hizo autodidactas en negocios, surgieron microemprendimientos de todo tipo. Quizás sean necesarios micropréstamos, tutores, mentoreo, seguimiento y apoyo no sólo con dinero, sino con talleres, armando ferias, tejiendo redes, previo relevamiento y constatación de los datos. Es fundamental, como en todo, hacer el diagnóstico, diseñar las medidas de ayuda y, posteriormente, relevar y hacer el cruce de resultados”, coincidió Villarruel.
Expectativas
La realidad de la brecha y las dificultades por delante no desalientan a estas profesionales, quienes -más allá de sus ocupaciones- “tejen redes” para sumar al cambio.
“Hoy todas las entidades y organizaciones estamos hablando del tema y eso es sano.
Además, hay grandes iniciativas como la conformación -aquí, en Córdoba- de la Asociación Civil Mujeres en Economía y Finanzas (ME&FIN), que nació para trabajar por la equidad, mejorar la cultura financiera y económica de la comunidad y favorecer el desarrollo de la sociedad”, recordó Heyd Murad.
Nancy Villarruel, del Banco Roela
“En temas financieros -formalmente- a las mujeres no se les exigen mayores garantías o requisitos. Sin embargo, de manera consciente o inconsciente, se cuestiona en mayor medida su autonomía y solvencia”.
“El tema está en el tapete; se habla, se discute, se ensayan normas, pero es una cruzada que llevará su tiempo. Lo esperanzador es que los estereotipos, en todo caso, tienen una base generacional”, mencionó Villarruel y agregó: “Sueño con ver rostros de mujeres al mando de empresas, sin importar el tamaño, y con lograr introducir las finanzas y el manejo del dinero desde la primaria. Y sueño, además, con que los bancos tengan -además de Banca Premium o Banca Empresas- Banca Mujeres”.
“Creo -y ojalá así sea- que lo de la brecha de género será un caso cerrado”, concluyó Heyd Murad, quien describió -sin pensarlo- el anhelo de todas quienes participaron de este informe.
Maria Gabriela Gentilini, docente de la UNC
“Cuando pensamos en medidas concretas para impulsar la equidad financiera, lo primero que se nos viene a la mente es invertir en tecnologías financieras. Muchas entidades bancarias y no bancarias desarrollan y ponen a disposición apps para fortalecer la inclusión financiera. Pero las tecnologías van de la mano de la educación. Hay que educar para incluir”.
PARA ALCANZAR LA IGUALDAD
El Banco Nación ofrece créditos para pymes dirigidas por mujeres
El Banco Nación (BNA) tiene activa una línea de créditos a tasas subsidiadas para aquellas micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) lideradas por mujeres.
Está destinada a financiar capital de trabajo en pesos, tiene un plazo de devolución de tres años y otorga una tasa nominal anual (TNA) de 22%, lo que implica una bonificación de dos puntos sobre la tasa que se aplica al resto de créditos para mipymes.
Según la información disponible, pueden postularse en esta línea aquellas mipymes cuyos puestos de conducción sean ejercidos por mujeres, ya sea en carácter unipersonal, socia gerente en SRL, presidente en SA o alguna otra variante de puestos jerárquicos, con una antigüedad mínima de un año previo a la solicitud del crédito.
“Argentina necesita alcanzar un desarrollo pleno, social, y eso se va a lograr con inclusión”, dijo el presidente de la entidad financiera, Eduardo Hecker, durante el lanzamiento y agregó: “La inclusión, la participación y el protagonismo de la mujer en todos los ámbitos sociales, económicos y productivos tiene que ser una realidad y dejar de ser una utopía”.
PARA AVALAR SOLICITUDES
Garantizar cuenta con apoyo específico en pos de la inclusión financiera
La Sociedad de Garantía Recíproca Garantizar tiene disponible “Garantizar Inclusión”, un programa integral para facilitar y fortalecer el acceso al financiamiento de emprendedores y pymes. En su primera etapa, el objetivo de la compañía es ampliar las oportunidades y otorgar beneficios a las empresas dirigidas, en su mayoría, por mujeres.
Así lo explicó Sabina Ozomek, gerente General de Garantizar, durante el lanzamiento del programa, que se llevó a cabo a través de un encuentro virtual del que participaron -además- Mercedes D’Alessandro, directora de Economía y Género del Ministerio de Economía; Leticia Cortese, subsecretaria de Financiamiento y Competitividad Pyme del Ministerio de Desarrollo Productivo; Irini Wentinck, presidente de la Comisión de Género y Diversidad de la UIA; y la moderación de Carolina Castro, integrante del Comité Ejecutivo de la UIA.
“Creemos que potenciar el rol de la mujer y de las empresas lideradas por mujeres aportan a una sociedad más justa, con foco en la generación de oportunidades y de empleo”, aseguró Ozomek.
Garantizar Inclusión es el nuevo programa de la SGR que ofrece acceso a créditos con tasas diferenciales y plazos más convenientes, entre los que se destaca la oferta del Banco Nación con una tasa del 22% a 36 meses.
Además, Garantizar brinda una bonificación especial en los gastos de otorgamiento del aval, eventos de networking con referentes del sector financiero y capacitaciones gratuitas online para emprendedores y pymes.
Brecha financiera
Por Isabel Liliana Martínez*
A partir del informe realizado por el BID sobre Género y Acceso al Financiamiento Empresario en Argentina, es claro y contundente que la diferencia es una realidad, y -como reza el resumen del trabajo- “las diferencias observadas se deben principalmente a diferencias de comportamiento según el género y a la forma en que funciona el mercado de crédito”.
Respecto al comportamiento, puedo aclarar, por ejemplo, que la mujer es más conservadora y, por lo tanto, más cuidadosa a la hora de tomar deuda. Y también es mejor pagadora, por lo que el sistema financiero pierde una muy buena oportunidad, ya que los créditos otorgados a mujeres tienen un menor riesgo de incobrabilidad.
Sobre la forma en que funciona el mercado de créditos, sólo miran las calificaciones y garantías, las carpetas presentadas. Falta sensibilidad y análisis de los proyectos en sí.
En esta pandemia, los emprendimientos femeninos se han destacado por estar muy cerca de lo esencial y con foco en el cuidado, expertise y valor femenino por naturaleza, por lo que el sistema financiero debería estar pensando en captar esos clientes y hacerlos crecer, acompañando sus proyectos a largo plazo.
A nivel personal, en nuestras empresas somos la segunda generación y estamos dirigiéndolas mi hermano Gustavo, mi hermana Gabriela y yo, con mayoría femenina y, en ocasión de adquirir crédito para la inversión productiva realizada para el proyecto Nissan, fundamentalmente, no hemos sentido un trato diferencial. Todas las exigencias estaban orientadas a las garantías y flujos futuros del negocio.
También participé en la elaboración de un documento en ocasión de la realización del capítulo Woman20, que el Presidente elevó a los mandatarios del G20. En el eje inclusión financiera de la mujer, las conclusiones fueron las siguientes: “El acceso a los servicios financieros y a una educación financiera adecuada son condiciones necesarias para el desarrollo económico. En los países del G20, solo 40% de las mujeres tiene acceso a una cuenta bancaria, y si bien poseen un tercio del total de las pequeñas y medianas empresas, reciben 10% de los préstamos otorgados por los bancos. Es imperativo desarrollar una perspectiva de género y criterios más inclusivos en todas las instituciones que ofrecen servicios financieros”.
La brecha financiera existe y tenemos que abordarla en conjunto el sector privado, el público y el sistema financiero, apoyando los emprendimientos y a las empresas lideradas por mujeres, generando políticas de promoción e inversión, ofreciendo capacitación y acompañamiento, porque ayudar a las mujeres y a sus empresas asegura un crecimiento económico sustentable, próspero y, sobre todo, garantiza una sociedad con más cuidados que nos incluya a todos por igual.
*Vicepresidente de la Unión Industrial de Córdoba (UIC) y de la Cámara de Empresarios Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC).
Consumo, ahorro e inversión
Por Leticia Tolosa*
¿Cuáles son las mejores decisiones respecto al uso del dinero? ¿Qué produce mayor satisfacción: el consumo inmediato o la posibilidad de ahorro presente para mayor consumo futuro? La satisfacción inmediata es mayor siempre, ya que es cierta, frente a la incertidumbre de lo que se tendrá o el resultado del sacrificio actual. La respuesta parece obvia, pero poco racional si uno se detiene a pensar en el futuro.
Con el crecimiento demográfico, la mayor expectativa de vida y la disminución de personas que formalmente trabajan y realizan aportes al sistema de seguridad, no pensar en ahorrar parecería ser muy irresponsable para cualquier ser humano que habita este mundo.
A muchos trabajadores les cuesta comprender de qué manera la tasa de ahorro, la tasa esperada de rendimiento de las inversiones y la volatilidad se traducirán en cambios de vida cuando se jubilen, o dejen de trabajar -dice Richard Thaler, premio Nobel de Economía-.
Existen estudios del BID que demuestran que el porcentaje de mujeres que ingresa al mundo laboral ha crecido de forma sustancial en los últimos años, pero que la brecha en cuanto a la calidad de trabajo también se verifica.
En diferentes hogares los comportamientos de consumo y ahorro difieren dependiendo de muchas variables, los resultados difieren aún más si las decisiones las toman las mujeres o los varones y si a su vez la mujer es jefa de hogar o no. El uso de las tarjetas de créditos al inicio parece ser una solución al problema de la falta de recurso, pero luego, como consecuencia del mal uso, termina siendo un problema mayor que el inicial. Nuevamente pensar sólo en el hoy sin planificar el mañana termina siendo un error en la toma de decisiones.
La forma de actuar de los varones y las mujeres pueden variar porque hay diferencias en el grado de vulnerabilidad económica y porque son divergentes los papeles de género y las normas que rigen sus intereses. Las diferencias en la responsabilidad de atender el hogar y cuidar de los hijos pueden afectar la participación en el mercado de trabajo y el comportamiento respecto a los ahorros. Si bien la dirección de este efecto es ambigua, ya que por un lado la mayor responsabilidad de las mujeres en el cuidado de los niños resulta en un aumento de los recursos destinados al consumo de éstos, por lo que disminuye el ahorro; por otro pareciera ser que la responsabilidad del futuro la llevaría a ahorrar.
Pero la pregunta que sigue es cómo y en qué activos hacerlo. Y aquí la respuesta es evidente: en lo seguro y sin riesgo. El requisito que todos quieren y anhelan casi es imposible en un país donde la macroeconomía es tan inestable, existe mucha desconfianza del sistema financiero, y desconocimiento del mercado de capitales.
En las últimas décadas, la investigación en áreas como la neurociencia y la economía conductual ha permitido a los científicos acceder a los humanos y comprender cómo se toman las decisiones, según indica el autor de Sapiens, Yuval Harari. La intuición humana a la que muchos apelan no es suficiente; hay que conocer respecto a los riesgos, rentabilidades y asumirlos.
Para ello, los gobiernos, las instituciones educativas, las asociaciones de empresarios y las empresas deben capacitar, dar impulsos e informar sobre la necesidad de entender el valor del dinero en el tiempo y el valor del ahorro para una mejor satisfacción en el futuro. En esto se debería hacer más énfasis en las mujeres, no porque sean más o menos importantes que los varones sino porque siempre disponen de menos tiempo, porque entienden que es un tema que no les compete cuando en realidad sí lo es, y porque se deben involucrar en las cuestiones financieras presentes que condicionarán su futuro.
*Vicepresidente de Petrini Valores y docente de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).