ESCUCHAREl Banco Central debió resignar reservas para bajar la cotización de la divisa, que había llegado a un pico de $8,60. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, insistió en que la corrida fue causada por el mercado cambiario.
El dólar oficial marcó un nuevo récord y llegó a ofrecerse a $8,60 en algunas casas de cambio, con los propios bancos públicos vendiendo a $8,28, en un proceso devaluatorio en plena aceleración.
La tardía reaparición de la presidenta Cristina Fernández desilusionó a empresarios y financistas, los cuales aguardaban pistas sobre la resolución de temas clave como devaluación e inflación. Analistas consideran que los “dueños del dinero” salieron a demostrar poder de fuego para torcerle el brazo al Gobierno. La impresión de que existe desorientación en el equipo económico sobre qué hacer con el mercado cambiario quedó en evidencia durante la jornada, con la errática actuación del Banco Central.
En este escenario tenso, la moneda estadounidense llegó a aumentar un máximo de 1,55 pesos, y rompió así otro récord de alza desde 2002.
El equipo conducido por Juan Carlos Fábrega intentó repetir la estrategia del miércoles y dejar que la cotización de la divisa estadounidense la definiera la oferta y la demanda. Pero eso llevó de golpe el dólar a $8,60 en algunas casas de cambio, un nivel muy alto aun para quienes defienden la devaluación.
Ocurrió mientras el ministro de Economía, Axel Kicillof, ya estaba reunido con el directorio del BCRA analizando la delicada situación.
“Llegamos al límite, frenemos esto”, largó uno de los directivos del Central, y de inmediato la Mesa de Dinero salió a vender 100 millones de dólares, lo que bajó la cotización del oficial a $8.
Pero el resultado fue de nuevo desgastante para las reservas del Banco Central, que vienen cayendo al galope.
En medio de la vorágine y la desesperación, el Gobierno lanzó las “tropas” de la Policía Federal, la Superintendencia de Bancos y la AFIP la sobre las cuevas, al mejor “estilo Moreno”, y prometió no perderles pisada a quienes dominan el mercado ilegal.
“Es el mercado”
En este escenario, sorprende además el intento del Gobierno por hacerse el desentendido sobre lo que pasa en el mercado cambiario.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que la devaluación la hizo el “mercado”, lo cual es de algún modo admitir que el Estado ya no es capaz de influir sobre el derrotero cambiario, una demostración de debilidad que sólo la escasa experiencia en el cargo del funcionario podría justificar.
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Todesca y Remes Lenicov
Ex funcionarios alertaron sobre recesión y crisisEl ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov advirtió de que el Gobierno aceleró la devaluación “sin un plan”, por lo cual, a su criterio, causará “más inflación y recesión”.
“Siempre que uno devalúa, que es una decisión fuerte de la política cambiaria, tiene que haber coordinación con la política monetaria, la política fiscal y la política de ingresos. Son las cuatro patas de la macroeconomía”, explicó el economista. Pero aclaró que “si se devalúa porque el tipo de cambio está atrasado y no se hace nada con el déficit fiscal, que después va a emisión monetaria, hay riesgo de que la devaluación vaya directamente a precios.
Entonces, sería una carrera entre devaluación y precios, y el tipo de cambio no se modifica y genera más recesión”.
En declaraciones a la prensa, Remes Lenicov alertó: “Ahora estamos en una devaluación sin plan. Pero si el plan es el mismo de 2008, hacer excesivo énfasis en el consumo y dejar de lado las inversiones, vamos a una situación más problemática”, enfatizó.
Por su parte, el ex viceministro de Economía Jorge Todesca consideró que el Gobierno “debería empezar una liberación parcial del mercado cambiario, con un desdoblamiento para no dar un salto al vacío”. Para él, la fuerte suba del dólar oficial y el blue “impacta mal en el bolsillo de la gente” y a la vez genera “una perspectiva de pérdidas peligrosa de las reservas”. Y agregó: “Tenemos una situación de desequilibrio estructural entre los dólares que Argentina demanda y los que ingresan y que generan una permanente tensión. Tiene que ver con la demanda por las importaciones y por los pagos de deuda”.
