El indicador usado para medir la línea de pobreza mostró una suba por encima de la inflación del mes, que fue de 6%. Preocupa su hipotética incidencia en las mediciones de aquélla
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) divulgó ayer su informe sobre la evolución del costo de las canastas básicas, importante porque permite saber cuánto necesita una familia para no caer en la pobreza o la indigencia. Su aumento por encima de salarios o inflación es una señal de alerta respecto a los procesos de deterioro económico que se pueden esperar a futuro.
En enero, las canastas básicas Alimentaria (CBA) y Total (CBT) aumentaron 7,2%, cada una. De esta forma, una familia tipo ya debe destinar $163.539 al mes para cubrir totalmente sus necesidades básicas (CBT). Si los ingresos del hogar están por debajo de ese valor, la familia es técnicamente considerada “pobre”.
Recordemos que el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) de enero fue de $65.427, por lo que un matrimonio que trabaja por ese salario no llegó a costear la canasta básica (sin contar el resto de los ingresos por asistencia social que pueden tener, como AUH o Tarjeta alimentar, paliativos que no resuelven el problema de fondo). Esos sueldos alcanzarían a cubrir sólo 80% de lo necesario para no caer en situación de pobreza.
En tanto, para alcanzar a cubrir una CBA, un hogar de cuatro integrantes debe gastar $72.043 al mes. En ese caso, el hecho de no llegar a ese monto de ingresos implica estar en condición de indigencia.
Es importante destacar que la CBT y la CBA registraron subas interanuales superiores al Índice de Precios al Consumidor (IPC): 108% y 109,8%, respectivamente. El IPC, por su parte, aumentó 98,8% durante ese período. Según el informe de salarios presentado el pasado día 10, correspondiente al último trimestre del año, los sueldos hasta diciembre subieron 90,4% interanual, es decir que cabe esperar que aquéllos sigan estando cada vez más lejos de cubrir las canastas básicas, habida cuenta de que la brecha entre unos y otros es de casi 20 puntos porcentuales.
Cuánto se gasta en cada hogar
Para simplificar el análisis y unificar los criterios de medición, los organismos que elaboran estadísticas utilizan siempre una familia “tipo” para determinar el valor de CBA y CBT, compuesta por un varón adulto de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de seis años y una hija de ocho. Ese hipotético grupo familiar tuvo para enero una CBA de $72.043 y una CBT de $163.539.
Sin embargo, las cuentas cambian cuando se trata de hogares constituidos de forma diferente. Una vivienda en la que habita únicamente un adulto varón deberá gastar al menos $23.315 en alimentos y $52.925 en todos los insumos de la CBT.
En tanto, si se trata de un hogar de tres integrantes -una mujer de 35 años, su hijo de 18 y su madre de 61-, la CBA será de $57.355 y la CBT de $130.196.
Aceleración de precios
Tal como ocurrió con el IPC, las mediciones de la CBA y la CBT demostraron que los precios aceleraron su ritmo de aumento en el primer mes del año.
Según el estudio del Indec, la CBT tuvo su pico de incremento más reciente en octubre del año pasado, cuando registró una suba de 9%. Luego, desaceleró considerablemente en noviembre y diciembre, con variaciones de 4,4% y 4,5% respectivamente.
Lejos de continuar con esa tendencia, la CBT aceleró a 7,2% en el primer mes del año; retomó así el ritmo que traía a mediados de 2021. La variación interanual, que fue de 108%, alcanzó el valor más alto registrado desde que el Indec retomó la medición de la canasta (abril de 2016), luego del período de “emergencia estadística”.
Lo mismo ocurrió con la CBA. Desde abril de 2016 en adelante no existe otro registro de un aumento tan pronunciado en la variación interanual como el que ocurrió en el primer mes de este año (109,8%). Lo preocupante es que la CBA lleva ya cuatro meses consecutivos con variaciones anuales superiores a 100% y que hay sueldos que están muy lejos de superar esa barrera.
Hay que recordar que el índice de salarios de diciembre pasado registró una suba interanual de 99,4% en el sueldo promedio de los empleados estatales; 93,8% en los del sector privado registrado y apenas 65,4% en el de los informales. Es decir que hay millones de trabajadores que vienen perdiendo poder adquisitivo en relación con el precio de los productos de primera necesidad.