Desde el ministerio que conduce Sergio Massa buscan patear para adelante el problema de la deuda en moneda nacional. Ventajas para los bancos y quejas de la oposición.
El equipo del ministro de Economía, Sergio Massa, se encuentra negociando un canje de la deuda en pesos para postergar los vencimientos del segundo trimestre. Esto es para tratar de desactivar uno de los frentes que empieza a asomar a lo lejos, que se suma además a las dificultades para acumular reservas y cumplir con las metas pactadas con el FMI.
Massa busca postergar los vencimientos, que superan los $6 billones hasta julio, y prepara un canje para el segundo trimestre para evitar tener que acudir a la emisión monetaria antes de las elecciones. Es por ello que el secretario de Finanzas, Eduardo Setti, se reunirá hoy con los principales banqueros y ejecutivos de compañías de seguros.
Según la consultora Facimex, el propio sector público tiene apenas 23% de los vencimientos “por lo que el potencial para una descompresión de la mano de la participación del BCRA, el FGS y los bancos estatales es más acotado que en trimestres anteriores”. Por su parte, los bancos tendrían 17% de los vencimientos por lo que, si entraran al canje con la mitad de sus tenencias, “darían un impulso relevante, pero no decisivo”. “La clave pasará por lo que hagan los FCI y el resto de los inversores, entre quienes hay principalmente corporativos que prefieren baja duration”, detallaron.
La propuesta que el gobierno extendería a las entidades sería para que recibian nuevos bonos emitidos por el Tesoro con dos opciones: el 80% de los títulos ajustarán por CER y el 20% serán bonos duales, ajustables por devaluación o inflación. Estos últimos son claves para extender los plazos, ya que los inversores descuentan que luego de las elecciones se producirá un cimbronazo de acomodamiento del dólar. La unificación cambiaria puede demorar en llegar, pero será inevitable para que el futuro gobierno pueda captar inversiones.
El Tesoro entregará a quienes participen del canje nuevos bonos en pesos con vencimientos escalonados para el 2024 y el 2025. Todos los títulos contarían con un put, una especie de “garantía” de rescate en principio del Banco Central, que permite venderle al estado si cae abruptamente el precio de los bonos. La negociación se centra respecto a qué magnitud de caída habilitaría la posibilidad de uso de esa opción.
La lectura es sencilla: se trata de despejar el horizonte de vencimientos que debe enfrentar el actual gobierno, pateando a la futura administración los problemas de deuda en moneda local.
En ese contexto, desde el bloque legislativo de Juntos por el Cambio advierten que “esta acción supondrá un enorme riesgo para los argentinos, ya que podría desembocar en un salto inflacionario aún mayor al ya producido por este Gobierno, además de generar serios problemas a la gestión económica presente y futura”.
Así, la deuda en pesos que vencía cada 3 meses ahora tendrá “en la práctica, vencimientos diarios hasta 2024” por la posibilidad de “vender todos los títulos al BCRA en cualquier momento” (por el llamado ‘put’ del BCRA).
Precisamente, los bancos exigen un “put” para ciertos instrumentos que les permitan tener una garantía de venta en caso de una baja generalizada de precios.
“Adicionalmente, esta intromisión constituye una violación a los principios de la Ley de Administración Financiera y la propia Carta Orgánica del BCRA”, indicó la oposición en un comunicado en el que evitó hablar de “bomba”, una expresión cada vez más usada para definir las posibles consecuencias de la gestión económica del kirchnerismo tardío.