El gasto de capital, que es el renglón del presupuesto que explica el financiamiento de las obras de infraestructura, fue el rubro con el ajuste más pronunciado desde que comenzó el 2024: en enero el Gobierno giró para ese objetivo la mitad de los fondos en términos nominales que un año atrás, lo que implicaría un recorte en términos reales superior al 80 por ciento. Algunas partidas clave para los proyectos de infraestructura recibieron, en el primer mes y medio del año, apenas 90 millones de dólares.
La poda presupuestaria en un sector como la obra pública ya asomaba, desde hace semanas, como una de las columnas en las que se apoyaría el plan de ajuste fiscal del Gobierno de Javier Milei, en especial tras la caída de la ley ómnibus que buscaba aumentar impuestos.
El objetivo de déficit cero, así, pasó a depender más de los recortes de fondos que en el refuerzo de ingresos tributarios. Junto con las transferencias a provincias y el gasto previsional, la obra pública fue una de las que experimentó el ajuste más pronunciado en el primer mes del año.
Así lo muestran los números de la Secretaría de Hacienda, que informó el viernes pasado que el sector público nacional tuvo un superávit primario de 2 billones de pesos y, al descontar el pago de intereses de deuda, un resultado positivo financiero de 518.000 millones de pesos, que equivale aproximadamente a 0,3% del Producto Bruto.
El gasto de capital, en ese plano, tuvo una caída nominal del 50 por ciento. En enero de 2023, esa partida presupuestaria había recibido 155.000 millones de pesos y el mes pasado esa suma fue de 77.105 millones, lo que implicaría un desplome de 81% real, según estimó el economista Nadin Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).