ESCUCHAROtra vez la interna del Gobierno se volvió a meter en la discusión económica. Sin coordinación en el discurso presentado, la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, contradijo lo que poco tiempo antes había expresado el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
Cerruti manifestó, en conferencia de prensa: “Lo que nosotros vemos y señalamos es lo que todos ven. Empresarios que quieren quedarse en tiempos de guerra con la mayor renta posible, grupos del campo que no liquidan la cosecha para ver si pueden conseguir mejores precios y hasta quienes quieren desestabilizar el mercado financiero para ganar más a través de una devaluación”.
Cerruti agregó que es “criminal” comportarse de esa manera en una situación compleja como la que vive el mundo actualmente, y apuntó contra los productores por mantener los granos a la espera de mayores definiciones por parte del equipo entrante.
La visión de la vocera, fuertemente alineada con el discurso más radicalizado dentro del kirchnerismo, contrasta con las expresiones más comprensivas del ministro del área, que demuestra un conocimiento más acabado de la realidad del productor. Apenas 48 horas antes de la conferencia de Cerruti, Domínguez había señalado en una entrevista televisiva que es una práctica habitual por la lógica misma de la producción y comercio de granos, así como que este semestre se van a vender “las 25 millones de toneladas de soja que están almacenadas”.
Así, Domínguez se anticipó a Cerruti: “Hay que entender también la lógica del productor, ya que en julio y agosto no vende la cosecha porque no tiene que pagar fertilizantes. En septiembre sí lo va a hacer”, aseguró, desechando de plano la visión conspirativa del kirchnerismo más ideologizado.
Cabe señalar que, según los registros del Centro de Exportadores de Cereales, el último junio las empresas exportadoras liquidaron un monto récord cercano a US$20.000 millones, el mayor monto del que se tenga registro, contradiciendo la hipótesis de la portavoz presidencial.
La reciente inestabilidad del dólar y la elevada inflación informada por el Indec son un incentivo para que los productores resguarden su valor en algo más sólido que el peso, que sigue la estrategia de microdevaluaciones a través del crawling peg que sigue la política oficial. Llegado el momento de avanzar en una nueva campaña, los productores sacarán al mercado aquella parte que conservan para poder empezar otra vez con la siembra.
