Las dificultades no ya para importar vehículos sino para traer piezas para producir en Córdoba derivaron en la decisión de Fiat de “bajar el perfil” a los planes de venta con créditos Bancor, según admitió De la Sota de manera implícita. La situación es similar en Renault. En el caso del ProCreAuto, los precios congelados quedaron defasados tras la suba del dólar de los últimos días, admiten. También hay faltantes de stock de modelos Chevrolet.
La restricción a las importaciones que el Gobierno nacional aplica en determinados rubros para paliar la estrechez de la balanza comercial y, en definitiva, la escasez de dólares, comenzó a impactar de lleno en las automotrices cordobesas con consecuencias en la producción local.
La situación, que por ahora se manejaba internamente y en el más bajo perfil, cobró cuerpo en las últimas horas luego de que el gobernador José Manuel de la Sota advirtió sobre la “caída” de la línea de créditos del Banco de Córdoba (Bancor) para la compra de autos de fabricación local, a raíz de los problemas de una de las terminales para importar piezas y sostener la producción.
“Ya tengo 3 mil suspensiones rotativas”, advirtió el martes por la noche De la Sota en el programa de Alfredo Leuco, que se emite por Canal 26.
“Nosotos habíamos lanzado líneas de crédito para alentar el consumo, para que no se nos caiga la demanda y no tener desempleo. Me han notificado que una de las grandes empresas fabricantes de autos de Córdoba acaba de notificarle al Banco de la Provincia (de Córdoba) que lamentablemente no va a poder seguir aceptando la línea de crédito que le dimos, que le hizo vender mil autos en dos meses. ¿Por qué? Porque van a tener que exportar la totalidad de lo que tiene porque no tiene dólares para importar autopartes; porque no va a poder seguir vendiendo al mercado local con esta diferencia del tipo de cambio. Todos sabemos en Argentina que cuando la diferencia entre el tipo de cambio oficial y paralelo supera el 30 por ciento, hay despelote y la economia se complica enormemente”, dijo el gobernador.
Aunque no lo mencionó de manera explícita, el gobernador se refería a Fiat. De hecho, es la única que logró tamaño nivel de ventas desde que se lanzó el plan de Bancor. La demanda en el caso de Renault fue sensiblemente menor porque el plan es menos atractivo y lleva menos tiempo “en la calle”.
En realidad, las afirmaciones de De la Sota tienen un fuerte componente político, ya que no son los créditos Bancor los que van a “secar” el stock de Fiat, mas allá de que hayan contribuido de manera evidente a paliar la caída en las ventas.
Con todo, las apreciaciones del mandatario desnudaron una situación que, si bien no es nueva, comenzó a preocupar de manera creciente puertas adentro de las terminales.
Se trata, en el fondo, del ya viejo pedido del ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, de años atrás, por el cual las terminales, al igual que otros sectores de la economía, debían equilibrar sus balanzas comerciales de manera que, por cada dólar que importaran, debían exportar igual cantidad.
La situación ya entonces estaba relacionada con la creciente escasez de dólares y la necesidad de contener los diferentes canales de “fuga”. Este tema, que siempre estuvo latente, ahora volvió con mayor fuerza.
En un escenario con mayor restricción externa, con una soja a precios menores, con compromisos ineludibles de deuda y con la sombra de las consecuencias de la falta de acuerdo con los fondos buitres, las restricciones a las importaciones se profundizaron y ahora generan problemas a las terminales para demandar del exterior, no sólo autos sino también partes para fabricar vehículos en sus plantas locales.
El dato fue reconocido a Comercio y Justicia por diferentes fuentes del sector y también de las concesionarias.
En rigor, la situación es hasta cierto punto perversa. Sin posibilidad de importar piezas, no pueden producir con el ritmo necesario en Argentina para abastecer un mercado que se busca reactivar a partir de líneas de crédito con subsidio oficial, como el ProCreAuto nacional o los créditos Bancor, de Córdoba.
La hora de avanzar en un proceso de sustitución de importaciones para equilibrar la deficitaria balanza comercial de autopartes no es precisamente ésta, atravesada por una evidente crisis en el sector. Las inversiones en el primero y segundo cordones autopartistas para abastecer las terminales locales debieron hacerse hace tiempo y en momentos de crecimiento económico. Pero por diferentes razones no se consolidaron.
Hoy, Renault tiene hasta 70 por ciento de componentes importados, mayoritariamente de Brasil, en sus modelos fabricados en Santa Isabel.
En el caso de Fiat, la situación es ciertamente mejor aunque dista del por ahora utópico autoabastecimiento de partes locales.
Ambas terminales, en conjunto (autos y piezas) mantienen una balanza deficitaria.
“Hay compañías que tienen plazos fijos multimillonarios y el Central no les habilita la compra de dólares para poder importar piezas”, reveló una fuente consultada, quien esgrimió el argumento ya mencionado como justificación oficial del Gobierno.
Nadie va a salir a hablar abiertamente del tema.
No obstante, trascendió que hay órdenes, al menos de algunas terminales, de “bajar el perfil” a las líneas de crédito vigentes para la venta de autos ante la imposibilidad de cumplir los compromisos.
Las “fichas” están más orientadas a exportar para poder resolver pagos en dólares al exterior y volver a importar piezas.
De hecho, el sector de las concesionarias admitió que hay problemas de stock para vehículos del ProCreAuto.
“Chevrolet nos advirtió que el mes próximo habrá problemas”, señaló un vendedor corporativo de una concesionaria de primera línea.
También mencionó que ya acusan problemas de entrega con el Ford Focus, que figura en el ProCreAuto.
En paralelo, este plan tiene el agravante de haber acordado una baja de precios y congelar los valores.
“La suba del dólar en los últimos días está complicando esas operaciones, que quedaron a precios defasados”, reveló otro informante del sector, quien reconoció que las ventas siguen complicadas.