El intendente Martín Llaryora instó a los gobernantes y a la población en general a “actuar ahora, desde cada lugar que ocupamos”, y propuso “potenciar la transformación hacia la Economía Circular adoptando un nuevo modelo económico, reutilizando los bienes que hoy son considerados desechos para revalorizarlos y transformarlos para incorporarlos a las cadenas productivas”.
El jefe comunal abrió ayer la primera de las dos jornadas de la primera Cumbre Mundial de Economía Circular, organizada por la Municipalidad de Córdoba, por medio del ente BioCórdoba, con el acompañamiento de la Universidad Nacional de Córdoba y el Gobierno de la Provincia.
El evento online, que se desarrollará hasta hoy, cuenta con más de 6.500 inscriptos de 31 países, quienes seguirán las exposiciones de más de 60 expertos, representantes y referentes de la Economía Circular de 17 países invitados, entre quienes se encuentran Pauli Gunter, activista y economista belga, y Manuel Abaladejo, representante regional de.la Organización de la Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi)
En el cónclave global se tratan temas como nuevos modelos de negocios, políticas públicas, alianzas industriales, acceso a financiamiento y creación de nuevos empleos verdes e inclusivos, entre otros.
Durante su discurso de apertura, el Intendente enumeró las medidas que su gestión adoptó en este sentido, como las creaciones del Ente Municipal BioCórdoba, la primera Escuela de Economía Circular y el Cluster de Economía Circular; además del Instituto de Protección Ambiental y Animal (IPA), el ente Córdoba Obras y Servicios (COyS) y el primer Centro de Transferencias de Residuos Sólidos Voluminosos de la ciudad, entre otros.
“En un año y medio de gestión hemos asumido el compromiso de la defensa de nuestro ambiente porque estamos convencidos de que debemos encarar la Economía Circular como un sendero que nos lleve al camino del desarrollo sostenible”, indicó Llaryora, quien recordó el reciente código rojo ambiental emitido por Naciones Unidas, que advierte de las consecuencias irreversibles, como la pérdida de biodiversidad, inundaciones y olas de calor.
“Debemos actuar ya en defensa de nuestro ambiente, desde cada lugar que ocupamos, aun con nuestras limitaciones, porque somos la primera generación que tiene clara conciencia de que en nuestro planeta se extinguen las condiciones para que podamos vivir en él de la manera que lo venimos haciendo”, agregó Llaryora.