Con lo que se compraba un kilo de carne a principios de año en los mostradores, hoy sólo se pueden pretender 800 gramos.
Para representantes de los carniceros, la suba de precios está relacionada con la caída en los niveles de faena de animales, ya que los productores optan por exportar en lugar de vender al mercado interno, en este sentido se expresó el titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal, Alberto Williams. El dirigente empresario consideró que "hace diez años que no se hace un censo y no sabemos si tenemos 40 millones de vacas o sesenta".
Luciano Miguenz, presidente de Sociedad Rural Argentina, hace otro análisis: "El hecho de no poder exportar más del 20% de lo producido, y que lo que queda en el país se venda a precios que no son los que indica el libre juego de la oferta y la demanda -si no el que fije funcionario de la Secretaría de Comercio Interior- hace que cualquier tipo de inversión, por el momento, no elija esta actividad como proyecto", en alusión a la corrida de inversiones hacia la soja.
Lo cierto es que la falta de carne en el mercado apuntaló los precios y puso en alerta al Gobierno nacional. La situación generada fue analizada ayer por la presidenta Cristina Fernandez durante una reunión con el ministro de Economía, Martín Lousteau. En el encuentro se analizaron dos medidas: imponer controles internos para evitar ajustes desmedidos y reducir los embarques en un 40% más del actual cupo de 40.000 toneladas mensuales. En paralelo se busca también firmar nuevos acuerdos con frigoríficos y carnicerías para intentar frenar la escalada de los precios. La medida se dará a dos años del cierre total de las ventas al exterior. En los planes oficiales la idea es volcar esa carne al mercado interno durante marzo y abril para forzar una baja de los precios del alimento.
Por su parte, el Sindicato de la Carne, de la provincia de Buenos Aires (SICGBA) realizará pasado mañana "un paro de media jornada laboral, en repudio al cierre de las exportaciones".