Desplazará a Estados Unidos como el mayor exportador. Por su latitud el país tiene tres cosechas gruesas y además saca los granos por los ríos directo al mundo
Brasil se convertirá este año en el mayor exportador mundial de maíz, desbancando a Estados Unidos, gracias a una abundante cosecha y a los avances logísticos, especialmente la consolidación de las rutas de exportación en la región norte del país, que están aumentando la competitividad de la potencia agrícola sudamericana.
Según las previsiones de la Asociación Nacional de los Exportadores de Cereales (ANEC), los embarques de maíz brasileño este año deben totalizar 52 millones de toneladas, superando en más de 10 millones de toneladas las exportaciones estadounidenses, proyectadas en 41,9 millones de toneladas por el Departamento de Agricultura estadounidense.
La última vez que Brasil se situó como mayor exportador mundial de maíz fue en 2012-13, aprovechando que una gran sequía afectó la producción estadounidense.
Según explicó a la prensa internacional el director general de la ANEC, Sergio Mendes, una de las principales razones para que Brasil pase a ser el mayor exportador mundial de maíz es el apetito chino por el producto.
“En el primer semestre, China importó 934.000 toneladas de maíz de Brasil, volumen que debe intensificarse en el segundo semestre viendo que en apenas en julio, importó 1,292 millones de toneladas”, declaró Mendes.
Además del aumento de las compras chinas, la diversificación de los puertos de salida también ayudó a aumentar los embarques brasileños. Así, las exportaciones a través de los puertos del norte del país, que utilizan las vías fluviales de la cuenca del río Amazonas para llevar el grano al mundo, van camino de superar los volúmenes enviados a través del puerto de Santos, el mayor de Sudamérica.
El movimiento demuestra cómo Brasil, que produce tres cosechas de maíz al año y aún tiene enormes extensiones de tierras agrícolas infrautilizadas, está superando por fin los problemas estructurales que han obstaculizado durante mucho tiempo el envío de sus productos a los mercados mundiales.
“Celebramos mucho cuando los volúmenes de exportación de maíz a través de los puertos del norte igualaron a los de Santos. Utilizando los puertos del norte se ganan 20 reales (cuatro dólares) por tonelada de maíz”, subrayó Mendes.
Con nuevas estaciones de transbordo a lo largo de los ríos Tapajós y Madeira, estas estructuras conectan ahora el corazón de la producción agrícola brasileña con puertos de la Amazonía como Itacoatiara, Santarém y Barcarena, facilitando su salida hacia el mundo.
La nueva capacidad de exportación ha ayudado a Brasil a competir en costes logísticos con los agricultores de Estados Unidos.
“Enviar una tonelada de soja en 2008 de Iowa a Shanghai costaba 77% del precio de un envío a través de los puertos del norte de Brasil, pero en marzo de 2023 era un 5 por ciento más caro enviarla por la misma ruta en Estados Unidos”, destacó Mendes.
La cuenca amazónica también se ha vuelto competitiva con el puerto de Santos, durante años uno de los principales puertos de salida de grano de Brasil.
Cerca del 37% del total de las exportaciones brasileñas de maíz, o 4,3 millones de toneladas, pasaron por los puertos amazónicos de Barcarena, Itaqui, Itacoatiara y Santarém en el primer semestre de 2023. Y solo 24% pasó por Santos, según la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab).
Hace ocho años, sin embargo, Santos exportaba casi tres veces más maíz que los cuatro puertos del norte juntos, según datos de las agencias marítimas.
“La mayor proporción de envíos a través de puertos de la región norte refleja unos costes de flete más baratos en comparación con las rutas a puertos del sur y el sureste”, apuntó el dirigente de la ANEC.
Para este año, la Conab espera que la producción total de maíz de Brasil sea de casi 130 millones de toneladas métricas, la más alta de la historia, algo que también permitirá las exportaciones récord.
No obstante, pese a que las mejoras en las infraestructuras de exportación han llegado para quedarse, es posible que la bajada de los precios del maíz disuada a los agricultores de aumentar la producción del cereal en Brasil para dedicarse a otros productos más rentables.