Opinión / Por Maribel Alvarado, gerente de Calidad, Seguridad y Ambiente en Celsur Logística
Según cifras publicadas durante 2022 por la Agencia Internacional de Energía (AIE), el transporte representa la mitad del consumo mundial de petróleo y casi 20% del consumo de energía. Estos datos alarmantes pueden resultar aún más catastróficos en el futuro debido al constante incremento del uso de transportes para el traslado de mercancías, por lo que se hace obligatorio para el sector logístico buscar nuevas e innovadoras formas de distribución capaces de reducir el impacto ambiental.
De cara a un futuro sustentable y, en consecuencia, a nuestra responsabilidad social y empresarial, las empresas del sector deben trabajar en una estrategia sostenible con miras a 2030, que contemple una gran variedad de proyectos.
1- Mejorar los hábitos de manejo de los conductores de camiones y automóviles. Tanto en transporte y en vehículos particulares se busca promover la optimización del consumo de combustible mediante capacitaciones de personal especializado en la temática y campañas de manejo defensivo.
2- Renovar la flota por vehículos con combustibles alternativos (GLP-GNC).
3- Sumar escalables con un eje adicional que permitan transportar una mayor cantidad de toneladas, minimizando el consumo de combustible.
3- Sumar deflectores porque contribuyen a un ahorro de combustible de hasta 5%.
4- Retornar con mercadería. En el caso de Celsur, los viajes realizados al interior deben regresar, en 90%, con mercadería, lo que maximiza la ocupación de bodega y genera menor número de emisiones.
5 – Participar de programas de compensación de huella, mediante plantación o generación de energías alternativas.
6 – Reutilizar productos asociados. Los neumáticos que cumplieron su ciclo de vida útil pueden ser trasladados a un centro de tratamiento donde los procesan para luego fabricar otros productos; el caucho sirve para hacer suelas de zapatillas, pasto sintético y baldosas -entre otros productos-.
7 – Medir las emisiones, con el objetivo de evaluar los resultados y buscar nuevas propuestas que reduzcan el impacto de la huella de carbono.
8 – Extender la vida útil de los vehículos. Reemplazar el combustible por diésel de última generación genera 50 veces menos emisiones de óxido de azufre y extiende la vida útil de los motores hasta 40%, lo que reduce a su vez la generación de residuos.
9 – Integrar unidades de transporte refrigeradas. Además de emitir 15% menos óxido de nitrógeno y ahorrar entre 10% y 20% de combustible, garantizan la cadena de frío de los productos y contribuyen así con alimentos de calidad para la sociedad.
Con estas y otras medidas se puede reducir mucho la contaminación y minimizar la huella de carbono que ocasiona el sector. Sin embargo, en definitiva la logística debe seguir trabajando para lograr cambios más prolongados y eficaces capaces de cuidar y respetar los diversos ecosistemas e incluso la salud de los ciudadanos. Concientizar a todos aquellos quienes trabajan de forma colaborativa en el área de transporte de mercancías y a la población en general sobre el efecto de la contaminación en el bienestar personal es importante para promover más soluciones que beneficien a todos por igual.
Si bien el transporte es parte esencial de la vida y permite acceder a diversas actividades, recursos y productos, hoy, crear estrategias que formen parte de un plan de logística inversa y verde toman un rol muy importante, ya que garantiza la gestión empresas adaptadas a las necesidades ambientales y a darle valor a todo aquello de lo que el consumidor y la misma empresa se desprende. A futuro, más allá de sólo perseguir la premisa de satisfacer a los clientes mejorando el servicio mediante optimización de recursos y costos, el impacto ambiental y comportamiento socialmente responsable de las empresas será foco de atención al elegir cualquier compañía.