Según el último informe de la Mesa de Monitoreo de Sequías, hasta el pasado noviembre la seca y la ola de calor afectaban de manera severa unos 22 millones de hectáreas, involucrando aproximadamente un tercio del stock nacional de hacienda, 18,57 millones de cabezas localizadas en la zona central de la región pampeana.
Desde entonces las lluvias siguen sin llegar y la situación se torna cada vez más crítica con la ola de calor. Muchas de las zonas marcadas bajo condición de sequía moderada e incluso leve, hoy se encuentran en situación límite. En este escenario, más de 50% del stock nacional se encuentra en riesgo, esto es, aproximadamente unos 30 millones de animales.
En algunos lugares comienza a reportarse mortandad de hacienda y un mayor porcentaje de «vacas vacías»; que, por estado, no están pudiendo criar los terneros.
Un dato significativo que refleja este problema es la cantidad de animales que siguen remitiéndose a faena, algo que podría acrecentarse en los próximos meses en caso de no revertirse la actual situación climática. Durante noviembre, 1.192.410 animales fueron enviados a faena, esto es, 6% más que lo remitido en el mes previo y 7% más que lo enviado en noviembre del año pasado.
Según datos del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), durante el último noviembre, 183.832 vacas fueron enviadas a plantas de faena, lo que resulta 12,7% más que lo registrado el mes previo, en momentos en los que estacionalmente la faena de vacas debería comenzar a decaer.
Este dato puede asociarse a una mayor cantidad de vacas que, dado su estado, están siendo rechazadas de manera anticipada, algo que tampoco resulta auspicioso al momento de proyectar las tasas de procreo que se alcanzarían este año.
En términos de terneros logrados, es importante tener como parámetro que, con el actual stock de vacas, cada punto de caída en la tasa de preñez y destete implica unos 230 mil terneros menos.
Si bien en los mostradores la carne parece inaccesible para los consumidores, el precio para los productores sigue estancado desde hace meses. Esta crisis climática agrega un nuevo problema que se verá reflejado en los próximos meses, cuando la elevada tasa de faena y la baja producción de terneros se traduzca en menos carne disponible en góndolas.