Vuelvo a la consideración de lo que nombré como el «caso singular» de la jueza de Cúcuta, Colombia, Heidi Vivián Polanía Franco, de 32 años, con una sólida formación epistemológica en derechos fundamentales, aficionada al ejercicio físico cross fit, como también a publicar una gran cantidad de fotografías en las redes sociales y de historias en Instagram para sus más de 283.000 seguidores.
La magistrada no sólo disfruta con gran entusiasmo y suficiente formación científica de su trabajo profesional como jueza de Control de Garantías de bandas criminales –por las que estaría amenazada-, sino que también disfruta personalmente –y sus seguidores- mostrando en sus fotografías e historias un cuerpo privilegiado que exhibe sin pudor. Según expone, lo ha contorneado con una rutina física permanente.
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