Los economistas plantean absolutamente pronósticos sombríos de bajísimo crecimiento y alta inflación, y obviamente tienen muchos aspectos que ayudan a pensar así.
Por Gustavo Scarpetta * – Exclusivo para Factor
La inflación no bajará, y mientras no se tomen medidas de fondo es probable que tampoco disminuya sensiblemente. Por el contrario, será un poquito por arriba del anterior. Pero la máxima autoridad del BCRA, ha realizado una promesa que es bajar el ritmo de emisión monetaria, y si esa promesa se puede cumplir –puede ayudar que no sea un año electoral- tal vez tengamos un segundo semestre más tranquilo que el anterior, y se sienten las bases para un buen 2015. El dólar, las expectativas, la puja distributiva y las reservas jugarán un partido particular.
Como una especie de “juego de la oca” el Gobierno –y la sociedad- avanzarán paso a paso y mes a mes para ver cómo evoluciona este año. Los primeros dos meses del año -enero y febrero- no deberían traer mayores inconvenientes pero en marzo comenzarán las negociaciones salariales, los docentes volverán a discutir y/o a parar y el clima social se podrá ver afectado. Debuta el nuevo índice de precios en medio de un cuasi congelamiento, por lo que podría transparentarse el problema inflacionario y ya no podría esconderse más.
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Tres problemas
Analicemos los tres problemas mayores – inflación, déficit público y caída de reservas- y veamos qué puede pasar. Por lo ya sucedido, la puja distributiva y el ritmo de devaluación, la inflación no bajará. Podría estar incluso unos puntos arriba que la correspondiente a 2013. Lo que podría tener noticias diferentes es la caída de reservas y la balanza comercial.
La devaluación del dólar se había acelerado en los últimos meses pero tuvo un salto profundo y la apertura del cepo abre muchas dudas sobre la evolución de la cotización durante el año. A fines de 2013 los economistas pronosticaban un dólar a $9 a finales de este año, pronósticos que -obviamente- duraron menos de 20 días. Un dólar muy alto afectará dos variables importantes: las importaciones y el turismo. Sumado el impuesto a los automotores caros que representaba una parte elevada del aumento de importaciones, al mayor costo que tendrán por un dólar más alto, las compras al exterior pueden morigerarse, al igual que la balanza turística.
Con un dólar muy alto, les resultará conveniente a los extranjeros hacer turismo por Argentina, revirtiéndose el déficit en este aspecto que surgió hace casi dos años. También las compras al exterior, aunque pueden mantenerse podrían verse disminuidas por efecto de la retención de 20%, la elevada cotización del dólar, y demás medidas tomadas. De todas maneras, el Gobierno debe buscar dar certidumbre y además bajar el déficit y la emisión.
Devaluación
Está claro que la devaluación no es positiva para los asalariados y genera una pérdida importante de la capacidad adquisitiva, además de hacer crecer el valor de los productos importados y de los bienes exportados. Argentina vende al mundo trigo, carne, maíz, aceite y lácteos, productos de la canasta familiar que pueden verse seriamente afectados. Los efectos directos son negativos para el “argentino de a pie”. Si puede haber efectos indirectos son que las exportaciones –aunque a mediano plazo- pueden salir del estancamiento actual, esas mayores ventas para las empresas es mayor actividad y, por lo tanto (ojalá), mayor empleo.
Mayores exportaciones son también más ingresos públicos, más cobro de impuestos por el Estado, que -si los sabe administrar y achica el crecimiento del gasto público- podría encontrarse con un déficit menor, y menor necesidad de imprimir moneda para financiarse, por ende menor inflación –el otro “impuesto” que destruye el bolsillo de los ciudadanos-. La devaluación –que es lo que está ocurriendo- con todos sus efectos negativos y criticables, impacta positivamente en la caída de reservas, generaría más ingresos públicos y crearía un marco para atacar más fuertemente la inflación en el año próximo.
Jugarle una ficha a 2014
Está claro que la situación económica no es óptima y mostrar un escenario apocalíptico paga más en las apuestas que mostrar un escenario tibiamente positivo –no habrá manteca al techo-. Como en el juego de la oca, todo se irá resolviendo paso a paso y mes a mes.
– Enero, febrero, marzo: cómo resulte el congelamiento, cómo funcione el nuevo índice de precios, y qué capacidad tenga el Gobierno para bajar las expectativas salariales.
– Abril, mayo, junio: el Gobierno negocia con Ciadi y FMI, ¿se atreverá a volver al mercado financiero internacional? Pide préstamos para pagar deuda: avanza casilleros. Paga con reservas: retrocede varios. Se conocerán los resultados de la cosecha de soja y tendrá más certeza de los precios que regirán. Hasta hoy se espera producción alta, pero los precios serán buenos aunque lejanos a los récords que conocimos. Logra bajar de 25% el monto de aumento salarial: avanza un casillero. Las importaciones dejan de crecer y la balanza de turismo se compensa: tres casilleros. Los impuestos a los autos caros no surten efectos y siguen altas: pierde el turno.
– Julio, agosto y setiembre: en el mes de Mundial de Fútbol, todo pasa a ser secundario. El humor social se ve reflejado por los resultados deportivos. Messi y compañeros en la final, obviamente Argentina avanza un casillero (o más). En este período, las provincias deben afrontar los aguinaldos, y sus números no han sido óptimos. El comportamiento de las finanzas provinciales puede tener relación con la economía en general. Necesidad de imprimir bonos: Retrocede tres casilleros. Las exportaciones repuntan: se adelantan dos casilleros.
– Octubre, noviembre, diciembre: el ritmo de impresión de moneda bajó: adelanta dos casilleros. La inflación no puede contenerse y la discusión salarial es muy fuerte: retrocede tres casilleros. Las reservas caen: pierde dos turnos. Y esto es solo economía; lo político y social son otros dos “juegos” que se interrelacionan. Una crisis política, renuncias, salidas, cambios de ministerios, etcétera. Son factores a considerar. Por otro lado el clima social es fundamental, terminamos un 2013 muy conflictivo, y el fin de año no colaboró con los cortes de luz para morigerarlo, cómo se desenvuelva en el futuro es primordial. El año 2014 será un “mes a mes”, un camino que se irá develando según los acontecimientos externos pero básicamente por las acciones del Gobierno. El mundo parece jugarnos a favor; por el bien de la gente, deseo que las decisiones sean las mejores. No será un año para tirar manteca al techo pero dependerá de las acciones del Gobierno, y de como va evolucionando, para poder transformarse en una plataforma para un buen 2015.
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* Contador Público. Magister. Docente UNC y UCC