ESCUCHARPor Sergio Adrián Castelli * y María Florencia Rodríguez **
Las tendencias tecnológicas son moneda corriente en estos días, lo que lleva a los abogados a preguntarnos si lograrán cambiar de alguna manera el sistema jurídico y cómo lo harán.
La tendencia de trasladar todo lo del mundo físico al mundo digital ciertamente está cambiando la forma de comercializar productos y servicios.
Actualmente se encuentran muy de moda los NFT –non fungible token (token no fungibles)-, que son archivos de información únicos que contienen una combinación de datos que permite acceder al bien o a los documentos a los que se refiere. Contienen información asociada, como, por ejemplo, los datos que certifican quien es el propietario son verificables ya que se encuentran respaldados en la blockchain, lo que garantiza que la información permanecerá sin alteraciones.
Al ser bienes inmateriales no fungibles, son únicos y no pueden sustituirse por otros de igual calidad.
Existen múltiples ejemplos de NFT. Su formato puede ser de archivos de imagen .JPG, .GIF, archivos de videos. También son ejemplos de NFT las prendas de vestir digitales skins para un personaje de un videojuego o cualquier representación digital.
Los derechos de propiedad intelectual, como mencionamos anteriormente, no son ajenos a los avances tecnológicos, y es de suma importancia entender cómo ello afecta nuestros activos de propiedad intelectual, marcas, logotipos y obras de artes, entre otros.
En la compra y venta de NTF, se deben tener presentes los derechos que se tienen, ya que pueden llegar a ser complejos. Puede otorgarse la titularidad del bien y también la facultad de hacer copias y comercializarlas, modificarlo y hasta destruirlo.
La transferencia de un NFT no implica la cesión o la transferencia de los derechos de autor. El comprador adquiere únicamente la licencia del activo, en un hash único en una blockchain, con un único número de operación y el hipervínculo al archivo que representa ese NFT.
Generalmente se transfieren a través de un smart contract (contrato inteligente), y por lo general también incluye los términos y condiciones en cuanto al uso, pero no traslada los derechos de autor.
Para lograr la transferencia de estos derechos de autoría se debe redactar específicamente un contrato de cesión de derechos.
En los NFT también se puede incorporar una marca registrada y su logotipo, como son -por ejemplo- los NFT que representan las zapatillas o la vestimenta que utilizará un personaje en un videojuego.
En este accionar se deberá analizar en qué clase deberá estar registrada la marca y si la protección con la que cuenta se extiende a su utilización en el token. En caso de que se comenta alguna infracción a los de derechos que otorga tener la marca registrada o los derechos de autoría en los distintos tipos de obras que se comercializan por este tipo de tecnología, son tratadas como si se tratase de alguna infracción a una marca u obra tradicional y se lleva a juicio como cualquier otro activo.
En conclusión, a la hora de realizar la compra y/o venta de este tipo de bienes, no solo hay que tomar en consideración las leyes de propiedad intelectual para determinar qué tan conveniente y rentable es poseer o comercializarlos; además, es importante tener en cuenta e interiorizarse en lo relativo la ciberseguridad, ya que, como cualquier otro activo, los NFT son susceptibles de ser robados. Al manejarse en un entorno descentralizado basado en blockchain, son de difícil recuperación o pueden usarse para diferentes tipos de estafas, delitos que pueden ser prevenidos tomando las medidas de seguridad adecuadas.
(*) Agente de la propiedad industrial
(**) Abogada.
