El próximo lunes, Mendoza se convertirá en la primera provincia en dejar de exigir el uso de barbijo a los alumnos de primaria.
Así lo informó la Dirección General de Escuelas (DGE) mendocina a través de un comunicado, en el cual resaltó que la decisión se tomó por “la menor necesidad de uso del barbijo por razones de salud” y en atención a las necesidades pedagógicas de los niños.
“Esta medida tendrá un efecto positivo en las tareas de enseñanza, aprendizaje y, sobre todo, de comunicación”, explicó la DGE.
Desde la semana que viene, tanto en los jardines de infantes como en las primarias de Mendoza, la decisión de utilizar o no tapabocas dependerá de los padres o adultos responsables. Las escuelas ya no podrán exigirlo.
El uso de barbijos es motivo de discusión desde la vuelta a clases. El colectivo de Padres Organizados pide que deje de exigirse. Entre otras razones, cita que dificulta la alfabetización primaria de los chicos, que necesitan ver los gestos de sus maestros y compañeros. También remarca la poca evidencia que hay sobre la efectividad de las máscaras en menores.
El último estudio sobre la efectividad de las mascarillas en las escuelas se hizo en Cataluña, España.
El lunes se publicó un trabajo preliminar que muestra que no hay diferencias en el riesgo de contagiarse covid-19 entre los niños de primaria que usan barbijo en clase y los chicos de jardín que no.
Los científicos analizaron los datos de casi 600 mil alumnos catalanes de entre tres y 12 años matriculados en 1.907 colegios. Identificaron que a lo largo del primer trimestre se registraron 24.762 casos de coronavirus en este grupo, lo que equivale a un 4,13% de los estudiantes.
Entre las conclusiones del estudio se destaca que la variable más relevante a la hora de contraer covid-19 es la edad y no el barbijo. En sala de tres dio positivo el 1,74% de los alumnos en el trimestre analizado, mientras que en el último grado de primaria la incidencia fue del 5,91%, lo cual se atribuyen a que la inmunidad innata se reduce a lo largo de la infancia.
Sin embargo, la mascarilla demostró nula eficacia para prevenir contagios dentro del aula.