El comportamiento excepcionalmente positivo de este rubro, que explica un cuarto de los envíos totales del país, modificó los números totales del comercio exterior argentino en los últimos meses. El agro y sus derivados compensan las caídas industriales. Javier De Pascuale – [email protected]
Las exportaciones del complejo aceitero argentino treparon 21 por ciento este año, en el acumulado anual a mayo y comparado con el mismo período de 2015. De hecho, el comportamiento excepcionalmente positivo de este rubro, que explica un cuarto de las exportaciones totales del país, modificó los números del comercio exterior argentino en los últimos meses.
Según el monitor de comercio exterior del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), al último día del mes pasado se habían despachado al exterior 4,602 millones de toneladas de aceites de soja con diversos grados de industrialización, cuando durante el mismo período del año pasado los envíos totalizaban 3,798 millones de toneladas.
Estamos hablando del principal producto de exportación de un complejo que en las últimas semanas ha realizado anuncios de nuevas inversiones en infraestructura de producción y exportación, con el fin de mejorar las perspectivas futuras de envíos.
Observadas en su conjunto, las ventas externas del campo y sus derivados se consolidan como el principal motor de las exportaciones argentinas ya que por un lado los productos primarios registran un crecimiento acumulado de 16 por ciento en lo que va del año, al tiempo que las manufacturas de origen agropecuario se incrementaron 22,1 por ciento anual, de acuerdo al análisis de la consultora Management & Fit.
Mientras tanto, “el resto de los sectores exportadores continúan sin levantar cabeza”, indica el informe, que confirma a la vez el derrumbe de las exportaciones industriales. “Los despachos de manufacturas industriales (MOI) cayeron 11,5 por ciento anual en mayo (-16 por ciento acumulado) y los principales descensos estuvieron explicados por vehículos (-27 por ciento) y metales comunes y preciosos (-34 y -23 por ciento respectivamente)”, detalla el análisis.
Explica además que “el deterioro económico de nuestros principales socios comerciales, especialmente Brasil, sumado a la erosión de la competitividad, condiciona directamente la rentabilidad del sector” de las manufacturas industriales.
Lo mismo impacta también en algunos rubros de los derivados del agro, como las exportaciones lácteas. Según la investigación de este diario sobre los últimos números del comercio exterior, los envíos de leche en polvo recién en marzo-abril comenzaron a reportar subas, después de un inicio de año muy negativo. Mientras en enero-febrero no llegaban a 10 mil toneladas en promedio, en marzo treparon a 13,5 mil toneladas y en mayo a 15 mil toneladas, siempre hablando de un producto cuyo destino principal es Brasil.
Los firmantes del informe de Management & Fit sostienen además que “a pesar de los cambios pro-exportación, las economías regionales continúan sufriendo”. Indican que “según datos de Senasa, el volumen exportado de la mayoría de los productos regionales se redujo en el primer cuatrimestre, en comparación con igual período de 2015”.
Un sector clave
– Con un consumo retraído, inversiones demoradas y un gasto público que aún no acelera con fuerza, “el comercio exterior se erige como una fuente genuina de divisas (necesaria para alcanzar un crecimiento sustentable) y un medio capaz de reactivar sectores puntuales de nuestra economía”, asevera el informe de Management & Fit, y remarca que “las primeras medidas del gobierno evidenciaron este punto”.
– Advierte que “no obstante, factores internos y externos condicionan su reactivación”.