viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Rosa Clotilde Sabattini (I)

Por Alicia Migliore*
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“Cotita” para sus amigos, nació en Rosario en 1918. Hija del líder indiscutido de la Unión Cívica Radical cordobesa, radicado en Villa María, Amadeo Tomás Sabattini, demostró brillo intelectual, osadía, pasión y terminó víctima de una tragedia. Atrapada entre las dos fuertes personalidades de su padre y de su esposo, Cotita se esforzó por construirse a sí misma y quedó sumergida en una vorágine de dolor que la sociedad y la historia procuran enterrar en el olvido.

Don Amadeo, como se llamaba a su padre, fue famoso por su austeridad e intransigencia. Hombre de pocas palabras y posiciones irreductibles, recibía en peregrinación constante a sus correligionarios partidarios demandando consejo y a los adversarios políticos pidiendo la conformación de frentes.

La impronta del ascetismo personal de Don Amadeo no tuvo éxito como prédica de aplicación para Rosa Clotilde: dueña de una belleza fresca y adolescente se enamoró de Raúl Barón Biza, amigo de su padre, que le llevaba casi veinte años de edad. Este terrateniente cordobés era famoso por sus excentricidades y lujuriosas costumbres.

En medio de la campaña en la que Amadeo Sabattini resultó electo gobernador de la Provincia de Córdoba su primogénita menor de edad huyó con Raúl Barón Biza. No logró indemnizar a su familia casándose con su pretendiente: ese romance inauguró una fisura interna que nunca encontraría reparación.

A los treinta dos años Rosa Clotilde ya tenía sus tres hijos, su capacidad intelectual y empeño le habían permitido egresar como Maestra Normal Nacional de la Escuela Alejandro Carbó, como profesora de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y perfeccionarse con una beca en Suiza profundizando sus conocimientos de pedagogía y métodos educativos europeos.

La consideración de las mujeres iba cambiando en el mundo cuando Clotilde atravesaba su juventud. En 1945 se habían firmado las Actas de Chapultepec, comprometiéndose las Naciones americanas a otorgar el sufragio femenino que demandaban las mujeres. También en 1945 el Coronel Perón, por medio de la Secretaría de Trabajo y Previsión organizó la Comisión Pro-Sufragio Femenino que en 1946 presidiría la señora de Perón, Eva Duarte.

Apenas unos meses mayor que Eva Duarte, Clotilde se convertiría en su principal antagonista: a los veintiocho años escribía en “La Semana Radical” un artículo titulado “La mujer en la vida política argentina” donde manifestaba “la Carta Orgánica (de la UCR), que ha de ser modificada dentro de un breve plazo, tendrá que contemplar el problema femenino; ya debió ser resuelto este aspecto en anteriores convenciones en las que fueron presentados sucesivamente numerosos proyectos para equiparar, dentro del partido, los derechos de la mujer y el hombre radical. Desgraciadamente desde el año ’30 hasta casi podríamos decir hoy, muchos otros proyectos tan importantes como el nombrado corrieron la misma suerte ante una inercia de los responsables de la dirección del partido.

Ahora tenemos esperanzas en los hombres jóvenes, capaces y activos que han asumido la completa reestructuración necesaria para retomar la corriente que hace un tiempo abandonara la Unión Cívica Radical. Sabemos que ellos no han de interponer argumentos como el del Estatuto de los Partidos Políticos, donde supuestamente no se reconocen los derechos femeninos. Entiendo que al hablar de afiliados, al decir ciudadanos estará nombrando en una acepción amplia y general del término, tanto a hombres como a mujeres. La mujer va a entrar de lleno a la vida política, es posible que muchas se afilien a partidos. Al entrar a formar en las filas de ellos, debemos hacerlo conscientemente, por eso la UCR ha de ofrecer su programa depurado, renovado e inspirado en sus elevados ideales. Así la mujer argentina podrá decidir su ingreso a esta gran fuerza política del país”. (23/09/1946)

En agosto de 1946, y en las mismas páginas, Clotilde había señalado: “En estas circunstancias, se impone con urgencia la necesidad de capacitarla (a la mujer), de dar algunos toques que le permitan entrar a la política de modo que este acontecimiento deje sentir sus bondades en todas las manifestaciones de vida en el país. Corresponde a los partidos políticos cumplir esa misión, que no es posible ya dejar de tener en cuenta”.

En diciembre de 1946 participó de la organización del Comité Universitario Femenino Radical, en el que dictaría numerosas charlas y conferencias de formación.

El 9 de septiembre de 1947 se aprobó en Argentina la ley que establecía los derechos políticos de la mujer, luego sancionada como ley 13010, el 23 de septiembre de 1947.

(*) Abogada – Ensayista. Autora del libro Ser Mujer en Política.

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