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Problemas y éxitos del modelo educativo de Silicon Valley

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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La recientemente inaugurada escuela primaria australiana Lumineer Academy, ubicada en la ciudad de Willamstown, ya introdujo cambios sustanciales en las técnicas, modalidades y contenidos de sus actividades educativas que la colocan a la vanguardia en el mundo

Por Salvador Treber

Las técnicas, modalidades y contenidos de las actividades educativas de la recientemente inaugurada escuela primaria australiana Lumineer Academy, localizada en Willamstown, ponen en evidencia que allí opera un conjunto de educadores que prefiere innovar no sólo en cuanto a contenidos y metodologías, sino también renovando su equipamiento.
Es oportuno recordar que en la ciudad australiana de Melbourne funciona una universidad reconocida por su excelsa calidad y ubicada novena entre las mejores del mundo. En la precitada no hay salones para dar clase y tampoco se califica de la misma manera que en todas las demás. En cambio, se han esmerado en disponer de varios “espacios creativos”, promover sesiones de reflexión para “pensar fuera de la caja” y enseñar a apelar a intercambios de ideas.
Los pizarrones son blancos y hay cómodos sillones para hacer lo más confortable posible el ámbito para emprender la tarea de aprendizaje, con el doble objeto de contribuir y consolidar la vigencia de un “creador y propicio clima” que coadyuve a promover, en forma generalizada, pensamiento crítico.
El cuerpo de educadores ha sido reclutado en todo el mundo; después de una prolija selección, han logrado reunir muy capaces maestros que también pretenden mejorar muy sensiblemente las técnicas educativas utilizadas hasta ahora. Lo descripto es considerado apenas como un primer escalón hacia la consolidación de los óptimos niveles educativos.

También cabe tener muy presente que Australia, en el año 1990, según lo consigna el Anuario Estadístico del Banco Mundial, tenía una población de sólo 17,1 millones de habitantes y para 2015 logró llegar a 23,4 millones. Dado que es una inmensa isla con una superficie, según la misma fuente, de 7.741.000 km2, resulta muy llamativo que ocupe el quinto lugar entre los países más extensos del planeta, detrás de Rusia, Canadá, Estados Unidos y China.
Otra particularidad es que sus tierras fértiles están localizadas en las áreas cercanas a sus costas, que se extienden por 25.760 km. Las tierras cultivables cubren apenas seis por ciento de la superficie total; praderas y pasturas, 58%, y los montes, 14%; mientras el resto, en especial del interior, corresponde a un desierto totalmente estéril pese a los ingentes esfuerzos que realizan por intensificar los avances culturales y productivos que, debe reconocerse, son dignos de admiración.

Los problemas que traban los procesos educativos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde que asumió ha dispuesto autoexcluirse de una serie de acuerdos que rigen las relaciones de comercio internacional e incluso llegó a dejar de integrar la Asociación de Países del Océano Pacífico, del que fuera inspirador y fundador, que por consiguiente ahora queda compuesto por 11 miembros, uno de los cuales es Australia.
A Australia la perjudica gravemente el falso conflicto que viene generando Trump, pero nadie en su sano juicio puede dejar de advertir que éste ha adoptado reiteradamente caminos y métodos equívocos pero. Aún así no deja de sorprender que su cúpula de conducción política y económica le siga permitiendo insistir en tan díscola conducta y que ésto ocurra en la mismísima cima de esa gran potencia, primando tan irreflexivos como inconsistentes actitudes.
El argumento esgrimido, la seguridad nacional, cae por su propio peso ya que se advierte que EEUU ha mantenido las relaciones preexistentes con todos los proveedores habituales menos China…
El objetivo de esta columna es mostrar una paradoja: una muy distinguida emprendedora -Susan Wu, de nacionalidad estadounidense, reconocida unánimemente como una de las mujeres más influyentes en la tecnología- ha sido convocada como asesora desde Australia para que colabore con la actual gestión expansiva emprendida por su gobierno en dicho país.
Ella y su equipo han creado un revolucionario esquema de enseñanza para niños que han denominado “Luminaria”, con intención de munir a los niños de conocimientos y técnicas innovadoras para convertirlos de hecho en gestores activos de la “nueva educación” que postulan.

Los estudiantes de dicha institución no usan ningún tipo de uniforme y se les insta a los alumnos que dispongan de su propio guardarropas, en el que deben cumplimentar las características distintivas en cuanto a color, mayoritariamente el caki, y un rayado denominado “marino”; pero admiten también el uso de una serie de colores atenuados e incluso una combinación “sobria” de éstos.
Tales condiciones no pueden ser satisfechas en forma generalizada y sirven para excluir en forma automática a los hijos de hogares humildes y, en alta proporción, a los identificados de clase media.
Wu reconoce que los desvíos a enfrentar son múltiples y que están directamente relacionados con el modelo de escuela, lugar de localización y calidad del equipamiento, por lo menos en Australia. Debe tomarse en cuenta que los niños australianos concurren a escuelas que procuran distinguirse y combaten denodadamente la rutina. Incluso, en buena medida, están examinando su grado de dinámica, la que miden en función de la inquietud individual y colectiva por superarse que demuestran tanto los maestros como los padres.
Alrededor de un tercio del alumnado asiste a escuelas privadas, pero en un mayor porcentaje asisten a las escuelas públicas y gozan de un servicio semejante, esmerado y eficiente.
Wu subraya que los aún vigentes “modelos escolares actuales” fueron creados hace más de 100 años para la Revolución Industrial. “Lo que nos interesaba eran las fábricas homogéneas que producían algo así como un modelo de trabajador. El mundo ha cambiado”, afirmó.
No todo es acompañado con signos de aprobación y hay denodados críticos, pues se detecta que no siempre se selecciona el alumnado teniendo en cuenta las condiciones intelectuales ya que suele primar la imposición de los recursos financieros de los padres.
Insisten, sus detractores, en considerarla “una más” dentro del conjunto de pretendidos innovadores de Silicon Valley. Según se afirma, éstos han encarado múltiples ensayos para promover “niños-prodigio”, utilizando al efecto técnicas que no consideran suficientemente probadas.
Al respecto se ejemplifica con los numerosos intentos fallidos y se objeta lo que se define como “pobres resultados” por la insuficiente formación de dichos promotores.

Los más recientes éxitos
En Estados Unidos los especialistas en la materia no se terminan de poner de acuerdo y sostienen una ardua discusión en procura de detectar el rol del dinero y las grandes corporaciones respecto de lo que está sucediendo en las aulas.
Esa actitud de duda metódica se reitera cada vez que un ejecutivo decide inaugurar una nueva escuela por la forma muy llamativa y hasta fastuosa con que se presentan; razón por la cual los expertos exigen que se actúe con más modestia y prudencia. La verdad es que los técnicos que han pretendido reiteradamente conmover el ambiente educativo, hasta la fecha han logrado éxitos relativamente moderados.
La Lumineer Academy se instaló hace pocos meses en un suburbio habitado por familias que gozan de una posición económica sólida ya que el valor de las inscripciones es elevado. Incluyeron a apenas 130 nuevos alumnos y la matrícula fue fijada en una cifra de por sí excluyente y selectiva pues asciende a alrededor de 10 mil dólares australianos (equivalentes a 8 mil dólares estadounidenses).

En algunos Estados cercanos, como el de Victoria, se han introducido muy exigentes exámenes que incluyen una obligada evaluación final condicionante e indispensable para optar a recibir el respectivo título.
No es casual que Sophie Fenton (cofundadora con Wu y Amanda Tawhai de Lumineer Academy) haya sido reconocida como Maestra australiana del año en 2013 y haya escrito exámenes para el Certificado Victoriano de Educación —la evaluación final obligatoria mencionada-.
El modelo al que obedece el diseño de Lumineer Academy, según sus conductores, ha dado especial relevancia a la tarea de dosificar científicamente la inclusión de materias básicas identificadas como pertenecientes a “ciencias duras” y las que habilitan para servir de base a éstas en su combinación con sectores específicos de aplicación. En especial, sobre programación e informática.
Contienen cursos destinados a promover la creación y accionar de grupos aptos para trabajar “en equipo”, que suelen demandar con frecuencia las empresas líderes que disponen de adecuado equipamiento.

El sistema educativo
La mayoría de los estudios concluye que hasta 50% de los docentes australianos abandona esa función luego de pocos años de ejercicio de dicha actividad.
Esta situación preocupa mucho a las autoridades educativas y, por ello, luego de investigar los motivos de tal actitud, han llegado a la conclusión de que un factor decisivo ha sido la vigencia de un régimen muy poco flexible pues muchos de los más inquietos son los que aparecen entre los más desilusionados; de forma tal que han optado por desertar. Esta sorprendente constatación los indujo a buscar soluciones.
Entre ellas, se destaca el contacto que iniciaron con la Lumineer Academy que busca recuperar a cierto número de ex docentes, garantizándoles la disposición de plena libertad metodológica y de contenido, en vez de los planes estrictos que rigen en el resto del sistema.

 

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