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La peor previsión: el Banco Mundial estimó que la economía argentina caerá 7,3% este año

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En un escenario extremadamente complejo debido al impacto económico de la pandemia de Covid-19 en todo el mundo, Argentina recibió ayer la peor previsión sobre cómo se comportará la actividad durante este año en el país.

En meses previos el Fondo Monetario Internacional (FMI) había indicado una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) nacional de 5,7% para 2020 y recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) había señalado una baja aún mayor de 6,5%; ayer llegaron peores noticias desde el Banco Mundial (BM).

En detalle, el organismo estimó una caída del PIB argentino de 7,3% al final de este ciclo, una décima por debajo del promedio regional, que según estas perspectivas se contraerá 7,2%. Mientras, en todo el mundo, el desplome será de 5,2%.

“El impacto súbito y generalizado de la pandemia del coronavirus y las medidas de suspensión de las actividades que se adoptaron para contenerla han ocasionado una drástica contracción de la economía mundial, que, según las previsiones del Banco Mundial, se reducirá un 5,2 % este año”, indicó el comunicado del organismo.

En este sentido, se agregó que “de acuerdo con la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales del banco, sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita”.

Según el BM, los efectos están siendo particularmente profundos en los países más afectados por la pandemia y “en aquellos que dependen en gran medida del comercio internacional, el turismo, las exportaciones de productos básicos y el financiamiento externo”.

“Las perspectivas dan mucho que pensar, ya que es probable que la crisis deje cicatrices difíciles de borrar y que plantee complejos desafíos mundiales”, señaló Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidente de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial y enfatizó que “la comunidad mundial debe unirse para lograr una recuperación lo más sólida posible e impedir que más personas caigan en la pobreza y el desempleo”.

Futuro
En función de que la pandemia pueda ser controlada en la mayoría de los países y que puedan flexibilizarse las disposiciones de aislamiento social, se espera que la actividad muestre signos positivos en 2021.

Así, el crecimiento mundial repuntaría 4,2% en 2021. En detalle, el alza sería de 3,9% para las economías avanzadas y 4,6% para los mercados emergentes y en desarrollo.

“Sin embargo, las perspectivas son sumamente inciertas y predominan los riesgos de que la situación empeore, por ejemplo, la posibilidad de que la pandemia se prolongue por más tiempo, de que ocurran agitaciones financieras o de que se produzca un repliegue del comercio internacional y las relaciones de suministro”, se advirtió.

Aun así, en el mejor de los escenarios, el PIB argentino podría incrementarse el año que viene en 2,1%, luego de tres años de recesión.

Expctativas
Las expectativas de los empresarios tocaron piso en abril y comenzaron a recuperarse en mayo, aunque continúan negativas debido a la caída de la actividad en el marco de la pandemia de coronavirus, de acuerdo con el Índice de Expectativas Industriales (IEI) presentado ayer por el Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

En el quinto mes del año, el indicador presentó un valor de 32,4, que representa una mejora con respecto a abril, cuando llegó al nivel más bajo de toda la serie, 24,9 puntos, luego del brote de Covid-19.

«El indicador está muy por debajo del punto de crecimiento, en mayo mejoró algo pero igual es un indicador que demuestra expectativas de caída en la actividad; vemos en mayo un rebote de la actividad industrial pero todavía siguen siendo números muy negativos», señaló el director del Instituto, Fausto Spotorno, al presentar el informe ayer  en videoconferencia.

El incremento reciente fue atribuido principalmente a la mejora en las expectativas de la producción industrial y de las horas trabajadas.

Mientras, las perspectivas sobre la evolución de la dotación de personal se mantienen relativamente estables y las referidas a la utilización de la capacidad instalada caen levemente.

El índice se compone por cuatro rubros: producción industrial esperada, dotación de personal esperada, horas trabajadas y expectativa de utilización de capacidad, todos por debajo de los 50 puntos, lo que los sitúa en el área de contracción.

Spotorno señaló que «en marzo habían bajado muchísimo las expectativas y en abril se desplomaron completamente: ese mes muestra datos de producción esperada en mínimos históricos».

Asimismo, observó que «las empresas están esperando reducir la dotación de personal pero no al mismo ritmo que la producción; se sigue esperando una reducción en la cantidad de personas».

«Más de 77,8% de los empresarios está esperando bajar la dotación de personal y sólo 22,2% prevé aumentarla; probablemente estén pensando en reducir la dotación y hacer trabajar más a la gente que queda», analizó. Spotorno aseguró que «la actividad tocó fondo en abril» y que en adelante «vamos a seguir viendo un rebote de la actividad económica, siempre por debajo de 50».

Hacia adelante se preguntó qué pasará «el día que tengamos que limpiar todo el mercado de moneda, en el sentido de mostrar los precios que realmente tenemos en la economía; todo lo que la economía argentina está escondiendo abajo de la alfombra por la pandemia en algún momento va a tener su impacto», alertó. Dijo que este año «la caída del PBI va a ser lo más semejante a 2002 que tuvimos hasta ahora, entre 7 y 10 %» y vaticinó que «se van a terminar perdiendo unas 30.000 empresas netas en el año, lo que significa 100.000 empleados formales menos».

Agregó que  el sector más afectado por la pandemia es la construcción, donde «hay tres problemas: hoy no se puede construir, el sector inmobiliario tiene una crisis que va más allá del coronavirus y ni el Estado nacional ni los provinciales van a tener plata para realizar obra pública». La industria automotriz, sostuvo, «sufrió un golpazo porque se cayeron las ventas a Brasil y locales»; y luego están «los sectores vinculados a petróleo y a consumo interno, afectado por caída de los salarios y de la demanda».

«Dentro de consumo interno alimentos no está afectado, pero andar bien hoy significa caer 4%, en otro momento sería una recesión terrible, pero hoy es casi un crecimiento», evaluó. Spotorno añadió que «otra actividad que anda es la vinculada al agro, aceites, harinas, maquinaria agrícola; es el único sector que más o menos zafa hoy en día, aún con caídas».

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