lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La macroeconomía de Massa, marcada por el FMI

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Por José María Rinaldi *

Con el portazo de Martín Guzmán se instala la necesidad de un “acuerdo político” para el ejercicio de las funciones del ministro.

Luego de ello, y de la breve asunción de Silvina Batakis como ministra, sumado a las corridas cambiarias, se empieza a notar que la promesa del Presidente de mantener el programa económico se comienza a envilecer.

Evidentemente, en el discurso de la ministra queda en claro que las prioridades en los objetivos de la política económica viran de los ejes expansionistas del kirchnerismo -del encendido de las tres turbinas de la demanda agregada (exportaciones, consumo e inversión)- a la estabilidad de los balances básicos de la economía (el monetario, el externo y el fiscal).

La gestión de Batakis no llegó a cumplir un mes y Massa la reemplaza como “superministro”, llevando acuerdo político a su designación, haciendo cambios institucionales muy importantes y confirmando la postura referida a la prioridad del equilibrio de los balances básicos.

De esta manera, se confirman el ajuste fiscal con congelamiento de la planta del Estado, el inicio del proceso de la segmentación de tarifas, el viaje a Estados Unidos con reuniones con la directora del FMI y dos licitaciones de deuda exitosas que ampliaron el financiamiento del Tesoro. Todo ello, en el marco de la Ley Nº 27668 del Programa de Facilidades Extendidas, en el que se materializa el Acuerdo para el Refinanciamiento de la Deuda entre la República Argentina y el Fondo Monetario Internacional, que reemplaza el Acuerdo Stand By.

El resultado: una macroeconomía desestresada, retroceso de los tipos de cambio financieros, pax cambiaria, sobrecumplimiento de las metas fiscales con caída de 38% del déficit por vía de disminución del gasto, política monetaria que se aprecia en la baja participación de los agregados monetarios en términos de PBI y la menor base monetaria en décadas, además de parecer poder acopiar los US$5.800 millones a los que se comprometió.

De esta manera, la macroeconomía está en el spa, pero como “no existen almuerzos gratis” y la economía es una suma cero, la otra cara es: las altas tasas de interés, el enfriamiento de la economía, la imposibilidad de eliminar las restricciones externas y, el verdadero talón de Aquiles, las altas tasas de inflación, la consecuente pérdida del poder adquisitivo del salario, la demora de suma fija o bono y el resto de los instrumentos paliativos a la caída del ingreso de los sectores más empobrecidos.

Así, hundidos a fondo, “la dicha no es una cosa alegre”.

(*) Economista

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