ESCUCHARLa historia tiene formas raras de develarse. En 2022 se fue el último gran protagonista de la Guerra Fría y su sucesor como hombre fuerte de Rusia le hizo recordar al mundo lo difícil que es pretender que la potencia euroasiática se quede quieta
El 30 de agosto falleció el último gran protagonista de la Guerra Fría, Mijaíl Seguéyevich Gorbachov, el hombre que encabezó las reformas para modernizar las estructuras de la Unión Soviética tratando de mantener el protagonismo de la superpotencia pero aggiornada a los desarrollos económicos de la por entonces naciente globalización.
Gorbachov, nacido en el sudoeste de Rusia en marzo de 1931, perteneció a la generación que disfrutó los mejores años de bonanza en la URSS.
Muy jóvenes para pelear en la Segunda Guerra Mundial,Gorbachov y sus contemporáneos vivieron su juventud en los años de prosperidad económica de la posguerra, que vieron a la Unión Soviética convertirse en la única alternativa al modelo estadounidense. Disfrutaron las desestalinzación de Nikita Kruschev y las tímidas libertades insinuadas, para llegar a la vida adulta en una URSS gobernada por el conservadurismo de Brezhnev.
Generación
El estancamiento económico, la excesiva burocratización y la falta de libertades empujaron a la generación de Gorbachov a buscar cambios en el modelo político. Las reformas del Estado que habían encarado Estado Unidos y Reino Unido habían permitido un crecimiento económico que empezaba a eclipsar el protagonismo soviético, que apenas podía aferrarse a su industria militar y su purismo ideológico.
Gorbachov fue el hombre que logró entender el cambio de los tiempos, convirtiéndose en la voz de una generación cansada de la opresión y el dirigismo. Quizás su peor pecado fue la moderación, la creencia en que las cosas podían transformarse gradualmente, evitando cambios bruscos. La perestroika y la glasnost estaban pensadas para reconstruir la anquilosada economía soviética y brindar transparencia a un Estado que hasta entonces permanecía vedado al común de los ciudadanos.
Como suele ocurrir muchas veces, el proceso se le fue de las manos. Tal como señala la paradoja de la modernización, las sociedades son capaces de tomar conciencia de las transformaciones que necesitan antes de que estén dadas las condiciones para hacerlas, lo que pone en riesgo su consecución. Su rival de entonces, Boris Yeltsin, pidió más velocidad en los cambios y más apertura económica, que agitaron el avispero en la Unión Soviética y la terminaron condenando a la desaparición.
Gorbachov fue el padre de la liberalización del imperio ruso con piel soviética, pero no es reconocido del mismo modo por los propios rusos, que lo ven más como un traidor que como un libertador. Ésta es, sin embargo, la imagen que tiene entre los que pudieron liberarse del yugo soviético durante sus años de gobierno.
El colapso soviético aceleró los tiempos de la historia, dándole un impulso innegable al liberalismo económico y político, empujando casi todos los territorios del mundo a procesos de democratización e integración global. Sin pensar hasta dónde llegarían las consecuencias de sus actos, fue más importante para el desarrollo del mundo de los últimos 30 años que para la Rusia del mismo período.
Guerra
La historia tiene formas raras de develarse. Así como 2022 fue el año en el que desapareció el último gran protagonista de la Guerra Fría, su sucesor como hombre fuerte de Rusia le hizo recordar a todo el mundo lo difícil que es pretender que la potencia euroasiática se quede quieta, empujando a Europa a una nueva guerra.
En ese sentido, Gorbachov fue casi un error de la historia, uno que ayudó a destrabar un conflicto que privaba al mundo de más prosperidad, más democracia y más libertad.
