ESCUCHAREl fundador del conocido antivirus informático debía responder por cargos de fraude fiscal en Estados Unidos. Siempre defendió su reticencia a pagar impuestos
El empresario angloestadounidense John McAfee, de 75 años, se quitó la vida el 23 de junio en la celda donde estaba alojado, en la prisión de Brians, en Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona, España).
Fue detenido en octubre de 2020, en el aeropuerto El Prat, por cargos que le enrostraba la Justicia de Estados Unidos: evasión fiscal de ganancias obtenidas con negocios con criptomonedas.
Prodigio de la tecnología, McAfee -formado en matemática- diseñó uno de los programas de antivirus informático más vendidos. También fue pionero en el campo de las criptomonedas y fundó compañías; entre ellas, una de las firmas líderes en ciberseguridad y servicios antivirus a escala global: McAfee, con sede en San José (Estados Unidos).
Tuvo una vida transgresora y el expediente que lo llevó a prisión en territorio español no fue el único problema judicial que enfrentó: a fines de 2012 fue considerado prófugo por las autoridades de Belice, donde residía por entonces.
Huyó del país en el que se radicó en 2008 tras ser conectado con el homicidio de un vecino, el también estadounidense y empresario Gregory Faull, por una disputa relacionada con perros. Faull fue encontrado muerto en su casa, con varios disparos. La investigación se centró en MacAfee, quien cruzó ilegalmente la frontera con Guatemala y fue detenido allí y deportado a Estados Unidos, donde aseguró que huyó de Centroamérica por temor. Desde ese momento su vida fue caótica.
Durante años, McAfee defendió su reticencia a pagar impuestos. Citando sus ideales libertarios, aseguraba que era una obligación injusta y criticaba al fisco estadounidense.
La Justicia de EEUU sostuvo que evadió millones de dólares entre 2014 y 2018.
Según el supervisor bursátil estadounidense, la Securities and Exchange Commission (SEC), usó la red social Twitter para promocionar entre sus seguidores la compra de criptomonedas sin aclarar que ganaba dinero con ello.
En marzo de 2019, cuando un tribunal de Florida le ordenó pagar 25 millones de dólares a los sucesores de Faull, McAfee anunció que no acataría el fallo, que calificó como un “juego de extorsión legal dirigido a la clase rica de Estados Unidos”.
Ese mismo año, fiscales de Tennessee -donde se instaló tras regresar de Guatemala- lo acusaron de ocultar propiedades y otros activos.
McAfee abordó su yate junto a su esposa y salieron a recorrer el Caribe. Fue detenido en la República Dominicana por llevar armas de alto calibre, municiones y equipo de tipo militar. Sus abogados lograron que pudiera trasladarse a Inglaterra. En 2020 desembarcó en España, donde fue detenido y encarcelado.
Su defensor pidió varias veces que le concedieran la libertad condicional, sin éxito. Denunció incluso que su cliente era paciente de riesgo -por su edad y por padecer una enfermedad crónica- y que no sólo no recibía atención médica adecuada sino que tampoco fue vacunado contra el coronavirus.
En uno de los escritos que presentó, afirmó que el hecho de que McAfee estuviera preso implicaba “excesiva crueldad de trato” y reclamó medidas alternativas. Los tribunales españoles rechazaron todas sus peticiones al considerar que había riesgo de fuga.
Pump and dump
En marzo de este año, los fiscales federales del Distrito Sur de Nueva York acusaron a McAfee de orquestar un esquema de pump and dump (inflar y desechar) para estafar a los inversores en criptodivisas. Alegaron que compró grandes cantidades a bajo costo y que las promocionó con “tuits de apoyo falsos y engañosos” para “inflar” sus precios de mercado.
Desde 2011, McAfee decía que el Gobierno de EEUU complotaba para “acabar con él”, que era víctima de un “exilio obligado” y que no se sentía seguro. Una vez detenido en España, se definió como un perseguido político por hablar de la corrupción de la agencia tributaria de su país.
No obstante, la Audiencia Nacional española descartó indicios de “persecución motivada por cuestiones políticas, de ideología o similares” y le dio luz verde a la extradición a Estados Unidos.
También negó que el “activismo” del empresario en un “partido político radical” y “muy minoritario” (por el Partido Libertario de Estados Unidos) tuviera “vinculación evidente” con la pesquisa por evasión.
Tampoco aceptó las “razones humanitarias” que alegó para evitar la extradición: McAfee afirmaba que, de ser enviado a Estados Unidos, pasaría lo que le quedaba de vida encarcelado.
Una vez que fue notificado de la decisión, McAfee pidió pasar unas horas en su celda, que compartía con otro interno, un derecho individual del que gozan los presos españoles cuando no tienen actividades.
El creador del antivirus informático que lleva su apellido se encerró solo y luego los guardias lo encontraron colgado.
Según fuentes penitenciarias citadas por el diario El País, el comportamiento de McAfee durante los meses que estuvo en Brians fue ejemplar.
