ESCUCHARGhana se convirtió, el 25 de febrero, en el primer país en recibir vacunas contra el coronavirus financiadas por el dispositivo Covax, que tiene como objetivo proporcionar los fármacos urgentes a Estados de bajos ingresos.
El avión con 600.000 dosis de la vacuna AstraZeneca/Oxford, del fabricante Serum Institute of India, de la ciudad de Pune, aterrizó en el aeropuerto de Accra, en el marco de las acciones del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19.
Los insumos fueron despachados por Unicef desde Bombay y, según un comunicado conjunto que emitió junto a la OMS, la entrega representaba “el comienzo del que debería ser el mayor suministro y distribución de vacunas en la historia”.
“El dispositivo Covax planea entregar casi dos mil millones de dosis de vacunas este año. Éste es un esfuerzo global sin precedentes para garantizar el acceso a las vacunas para todos los ciudadanos”, agregó el documento.
El mecanismo mundial de donación de dosis contra el covid-19 demostró las diferencias de acceso a los medicamentos en los países ricos y los pobres, y la reticencia de las naciones más desarrolladas para mostrar solidaridad en la cesión de los medicamentos.
A esa altura, Ghana, país anglófono de África occidental, había registrado 80.759 casos de coronavirus, incluidas 582 muertes hasta el momento del inicio de las operaciones de Covax. Pero los expertos destacaron que esas cifras no eran confiables, puesto que el número de pruebas realizadas era muy bajo.
Utopía y fracaso
En los primeros días de diciembre se hizo un balance del sistema Covax, en momentos en los cuales la variante ómicron se extendía por diferentes regiones. Mientras Europa avanzaba con la tercera dosis, África sólo tenía ocho por ciento de su población con la pauta completa de vacunación.
Los Centros Africanos de Adquisición de Vacunas (AVAT) y los Centros Africanos de Control de Enfermedades (Africa CDC) pusieron en duda los logros de Covax.
Hasta principios de diciembre se entregaron 590 millones de dosis. Estaba previsto que las vacunas llegaran por dos vías principales: la adquisición directa con dinero donado y por envío solidario de vacunas de países. Sin embargo, no se movilizó el dinero necesario y con el disponible se adquirieron dosis Astrazeneca elaboradas en India, lo que fue considerado un error.
Según el balance de los centros de recepción de vacunas de África, la mayor parte de las donaciones se hizo con poca antelación y con una vida útil corta. Ello hizo que fuera extremadamente difícil planificar campañas de vacunación.
Desde el inicio de las acciones de Covax, los países africanos demandan permanentemente un suministro predecible y confiable, porque tener que planificar con poca antelación y garantizar la absorción de dosis con una vida útil corta aumenta, exponencialmente, la carga logística sobre sistemas de salud sobrecargados. También aumentan los riesgos de caducidad.
