ESCUCHAREl 23 de noviembre, rumbo al invierno, Europa comenzó a inquietarse por rebrotes de coronavirus.
Ese día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que el resurgimiento de la pandemia de coronavirus en aquel continente podría causar 700.000 muertes adicionales hasta marzo, si la tendencia de contagios continuaba.
En ese marco, algunos países anticiparon futuras exigencias y restricciones para contener la pandemia.
Según explicó la OMS en un comunicado, “cabe esperar” que los servicios de cuidados intensivos se vean bajo presión alta o extrema “en 49 de los 53 países que componen la región Europa de aquí al 1 de marzo de 2022” y que “los muertos acumulados contabilizados superen los 2,2 millones” al inicio de la primavera boreal.
Con base en esos datos, aseguró que las poblaciones más vulnerables o que están en la primera línea del virus deben aplicarse una tercera dosis de refuerzo.
La nueva alarma motivó que varios estados anunciaran baterías de medidas sanitarias y restricciones, al punto de imponer nuevamente cuarentenas, como en el caso de Austria, y se generaron protestas ciudadanas en varias ciudades.
En Europa, las muertes por coronavirus aumentaron a casi 4.200 por día entre el 15 y el 22 de noviembre, el doble de lo que se registró en septiembre.
Para la OMS, la suba se explicó por la prevalencia de la variante Delta, altamente contagiosa; la insuficiente tasa de vacunación y la relajación de las mandas sanitarias.
En la Unión Europea (UE) más de 67% de la población está totalmente inmunizado, pero las diferencias entre países son notables: mientras que en Bulgaria menos de 25% fue inmunizado, en Portugal la cifra asciende supera 85%.
La nueva alarma motivó que varios estados reactivaran restricciones, al punto de imponer nuevamente cuarentenas, como en el caso de Austria, y se generaron protestas ciudadanas.
Disturbios
En Países Bajos, las manifestaciones se extendieron durante varias jornadas y más de 20 personas fueron detenidas por causar disturbios. Los hechos fueron calificados como “violencia pura” por parte de “idiotas” por el premier Mark Rutte.
En Bélgica, los gobiernos regionales impusieron restricciones sanitarias que también provocaron marchas.
También se hicieron del otro lado del Atlántico, en las Antillas Francesas. Tanto los trabajadores de la salud como los bomberos se oponen al pase sanitario y a la vacunación obligatoria del personal médico.
La manifestación se convirtió en una verdadera crisis social en aquel departamento del Caribe francés, donde un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.
En noviembre, Eslovaquia era uno de los países europeos más afectados por la denominada “cuarta ola” y sus hospitales estaban al borde del colapso.
En tanto, en Alemania, las Fuerzas Armadas anunciaron que la vacunación de sus miembros sería obligatoria y una asociación de médicos de Berlín pidió que también lo fuera para toda la población.
