ESCUCHARPor las fuertes tensiones que impone la vida en pandemia, se volvió esencial pensar las dinámicas económicas y, particularmente, las del consumo, y reconocer las particularidades que presenta el mundo en la actualidad.
Con este objetivo, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios y la Cámara de Comercio de Córdoba organizaron en junio el seminario “El comercio y el contexto político y económico”, que contó con las disertaciones del economista Claudio Zuchovicki y del presidente de la consultora W, Guillermo Oliveto.
Oliveto apuntó a las variables disruptivas que enmarcaban el comportamiento de los consumidores en el país y usó el concepto de “nuevo hábitat viral” para denominar una época signada por restricciones y aperturas parciales.
Al respecto, indicó que en las distintas fases de 2020 y en lo que iba de 2021 la realidad de los consumidores se explicaba por las oposiciones hogar-calle, deseos-posibilidades y deseo-miedo.
Planteó la idea de “hábitat viral” en lugar de “nueva normalidad” y sostuvo que se trataba de “un entorno nuevo” que “dura mientras dure el virus”.
En medio de una crisis que definió como “multidimensional” para las personas – considerando los aspectos económicos, sociales, políticos, sanitarios y emocionales-, reseñó que al principio del aislamiento los gastos fueron destinados predominantemente al hogar y a la tecnología; que luego se direccionaron a productos relacionados con el bienestar y que en los países que avanzaron con la vacunación y que moderaron o suprimieron restricciones se observó la vuelta a los patrones previos a la pandemia.
Oliveto descartó un final apocalíptico para los locales físicos y aseguró que continuarían trabajando en un entorno de aceleración del comercio electrónico.
En tanto, aseguró que en materia de segmentos “los perdedores de la pandemia” serán “los ganadores de la pospandemia”.
Sobre Argentina y las variables que podían determinar la recuperación de las transacciones económicas, Oliveto precisó que el país estaba en un período de “túnel”, en el cual ganaron peso aspectos “disruptivos” relacionados al ritmo de vacunación; a la posibilidad de nuevos períodos de cuarentena; a la devaluación y al shock inflacionario; al acuerdo con el FMI y al control de precios y al conflicto político y social, en un año clave debido a la inminencia, por ese entonces, de las elecciones de medio término.
En esta línea, estimó que era fundamental que los actores económicos hicieran una buena lectura de lo que sucedía, con “flexibilidad y prudencia” ante posibles cambios.
