Para Gustavo Fadda -más allá de lo que suceda en el plano comercial-, la depreciación de la moneda china puso el foco en el estado de las reservas del Banco Central por el swap con el gigante asiático.
En la segunda semana de este mes, China -uno de los países motores de la economía mundial- sorprendió a los mercados del orbe reduciendo el valor de su divisa.
Para conocer el impacto que causa dicha medida en la región y especialmente en Argentina, Factor dialogó con Gustavo Fadda -magíster y especialista en comercio exterior-, quien señaló:
“Mientras el Gobierno argentino mantiene una férrea defensa de que no va a devaluar, otros gobiernos vienen realizando devaluaciones de sus monedas. Algunos países están utilizando la política cambiaria como herramienta para recuperar la competitividad de sus economías frente a un dólar que se fortalece. En este contexto, se produjo el acontecimiento financiero sobresaliente, que consistió en la mayor devaluación de la moneda de China de los últimos 20 años, con una baja de 4,5 % en tres días. Todo indicaría que se está gestando una nueva ‘guerra de monedas”.
-¿Cuál fue la reacción del Gobierno nacional y cómo impacta la situación en las reservas del BCRA?
-El gobierno salió a anunciar que lo sucedido con el yuan no nos afecta de ninguna manera, pero casi en simultáneo se anunció que el Ministerio de Economía emitió esta semana un nuevo bono, el Bonad 17, originalmente previsto por 500 millones de dólares, siendo finalmente por más del doble. El Gobierno se aprovechó de la expectativa de devaluación que aflora entre todos los inversores y colocó bonos dollar-linked por US$1.087,5 millones que pagarán en febrero de 2017 una tasa de 0,75% más la depreciación del tipo de cambio.
De esta manera, el Tesoro busca financiamiento en el mercado para reemplazar las asistencias del Banco Central, y que casualmente dicho monto coincide con 4,5% de los US$11.000 millones correspondientes a la operación de pase o swap con China, sobre los US$33.800 millones del total de reservas monetarias internacionales declarados de forma oficial. Se estima que las reservas pueden caer tras la devaluación, siendo su impacto contable de alrededor de US$220 millones.
Más allá de lo que suceda en el plano comercial, la devaluación del yuan también puso el foco en el estado de las reservas del Banco Central (BCRA) por el swap con China.
-¿Qué sucederá con las exportaciones argentinas?
-Si bien la devaluación del yuan estaba dentro de las posibilidades, no deja de ser motivo de intranquilidad para sectores vinculados con el mundo financiero. Pero para el sector productor y exportador de materias primas la cosa es distinta. Argentina es tradicionalmente exportador de soja, aceite, pescado, camarones, productos lácteos y leche en polvo, entre otros productos, para una población cercana a 1.400 millones de habitantes.
-Entonces, de acuerdo con lo que usted dice, no estarían en peligro las exportaciones de soja a China…
-Si bien China ha desacelerado su crecimiento del PBI de 10% anual a 6,7%, las necesidades cada vez mayores de soja no están atadas a la evolución ni dependen del PBI. Para este año se estima que consumirá 90 millones de toneladas. Está claro que el coloso asiático no va a dejar de comprar soja, principal producto exportable por parte de Argentina a ese país, ya que uno de los usos derivados del poroto de soja son las harinas proteicas, principal fuente de alimentación del stock porcino de China y que actualmente asciende a 1.250 millones de cabezas. A pesar de la devaluación, la soja continúa barata para los chinos. Nuestras exportaciones a dicho país se componen básicamente de alimentos y no se van a resentir. La clase media de China esta conformada por más de 310 millones de personas con disponibilidad de dinero, lo que equivale a ocho Argentinas. Este sector tiene demanda de productos diversos y de alimentos de buena calidad, por ejemplo la gran demanda de cortes vacunos, de los cortes más caros que se están produciendo en nuestro país. A todo esto, se debe sumar el plan del gobierno de urbanizar 300 millones de habitantes rurales en 10 años, los cuales al pasar del campo a la ciudad modifican su forma de comer.
-¿Qué otros efectos tendrá la depreciación del yuan en Argentina?
-La devaluación de la moneda china no tendría impacto sobre las ventas argentinas a ese país pero sí puede causar una mayor llegada de productos importados, porque el gigante asiático ganará en competitividad. “Los productos chinos van a comenzar a presionar para entrar al país porque ahora son más competitivos”, explicaba Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de la Fundación Exportar, el especialista aseguró que Argentina compra a China el doble de lo que exporta, y esta decisión podría ampliar aún más un déficit comercial que fue de US$6.100 millones durante 2014.
Si bien el Gobierno tiene mecanismos como las Declaraciones Juradas Anticipadas (DJAI) para frenar una nueva llegada de productos made in China, el desafío más grande será para el próximo gobierno.
El país debe desmantelar las DJAI a fin de año por una decisión de la Organización Mundial de Comercio.
El déficit comercial se ampliará por una cuestión “estructural”, al tener menos dólares por la caída del precio de los commodities.
La devaluación del yuan hace a los productos asiáticos más competitivos en nuestros mercados y le quitan terreno a los nacionales. La importancia de China no es menor: es el segundo socio comercial del país luego de Brasil, quien también está devaluando su moneda a niveles históricos. Frente a los problemas de comercio exterior que tiene Brasil, es muy probable que China se convierta a fin de año en el principal socio comercial de nuestro país.
-Finalmente, ¿cuáles serían los sectores de la economía más afectados si entran más productos chinos?
-Desde China los productos que llegan a los locales y a las góndolas son las motos, partes de televisores, computadoras, partes de computadoras y teléfonos, entre otros. Según el último informe de intercambio comercial del Indec, también aumentó la importación de bienes de capital, por los trenes de pasajeros que compra el Gobierno nacional. La tendencia general de compras desde China ya es ascendente. En junio de 2015, el país importó por US$1.034 millones contra los poco más de US$800 millones del mismo período del año pasado, con una suba de 24% interanual. Y la suba de las compras desde China se produjo tanto en bienes de capital como en bienes intermedios.