lunes 18, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Relación fiscal Nación–Provincias: sin novedades en el frente

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Marcelo Capello, presidente del Ieral de Fundación Mediterránea / Economista

En materia fiscal, en 2012 el conjunto de provincias repitió un año similar al anterior, concluyendo con un déficit primario del orden de 0,7% del PIB, semejante al del recesivo año 2009 y levemente superior al guarismo observado en 2011, cuando se generó un desequilibrio equivalente a 0,6% del Producto Interno Bruto (PIB).
Se debe advertir que en 2012 nuevamente las transferencias a provincias crecieron menos que la recaudación tributaria nacional (ver gráfico).

El conjunto de provincias habría recibido alrededor de $206 mil millones el año que pasó, 22% más que en 2011. Puesto en otros términos, si las provincias hubiesen mantenido la participación implícita que tenían en 2009 en los recursos tributarios nacionales (33,5% en vez del 30,4% actual) a sus arcas habrían ingresado alrededor de $21 mil millones adicionales en el año que culminó. Sólo en tres de los últimos nueve años las transferencias a provincias crecieron más que la recaudación nacional. Ello llevó a que en 2012 se observara la relación más baja entre transferencias a provincias (automáticas y discrecionales) y recaudación tributaria nacional (30,4%, cuando dicho ratio fue, por ejemplo, de 37,1% en 2005).

De modo que las provincias habrían terminado el 2012 con déficit creciente, menor asistencia por parte de Nación (transferencias discrecionales pasaron de crecer 26,7% en 2011 a alrededor del 5% en 2012), lo que llevó a aplicar subas de impuestos provinciales (cerca de $10 mil millones adicionales) y una marcada ralentización en el ritmo de ejecución de la obra pública. Así, el gasto de capital en provincias habría subido sólo 5% nominal en 2012, con una caída en términos reales cercana a los veinte puntos porcentuales. Las transferencias de capital a provincias, envíos en su mayoría discrecionales para que los gobiernos subnacionales concreten obras públicas, tuvieron un pico en 2010, cuando alcanzaron 1,06% del PIB, luego de la creación del Fondo Federal Solidario (FFS) en 2009 (participa a provincias el producido de los derechos de exportación sobre el complejo sojero).

Luego, las transferencias de capital comenzaron a perder peso, y en 2012 resultaron 0,83% del PIB, las más bajas en los últimos cuatro años. En este sentido, la creación del FFS en 2009 en alguna medida vino a sustituir recursos que antes llegaban en forma discrecional a provincias.

Por lo tanto existe una situación de marcada asimetría entre la forma que deben afrontar la escasez fiscal los gobiernos nacional y provinciales. El primero sigue aumentando mucho el gasto, recorta envíos discrecionales a provincias y financia su déficit por medio de colocaciones de deuda compulsivas intra sector público (especialmente en el Banco Central), mientras que las jurisdicciones provinciales debieron subir impuestos, recortar obras públicas y recurrir a los difíciles mercados voluntarios de deuda.

En este contexto, son las jurisdicciones más pobladas las que llevan la de perder. En el caso de Buenos Aires, por el perjuicio relativo que significa el hecho de que se mantenga el tope nominal al Fondo del Conurbano Bonaerense, en lo que respecta a los envíos automáticos desde la Nación, y a una merma en la recepción de envíos discrecionales en 2012. En el caso de Córdoba y Santa Fe, porque la escasa afinidad política con el poder central ha llevado a que dichas jurisdicciones prácticamente no reciban envíos discrecionales de aquél, para financiar sus sistemas previsionales, realizar obras u otros destinos. Algo similar ocurre con provincias como San Luis o Corrientes, que tienen muy escaso acceso a los fondos que se distribuyen con mayor discrecionalidad desde el Gobierno nacional.

No por casualidad la máxima responsable por las finanzas bonaerenses cuestionó recientemente al sistema federal de distribución de recursos fiscales existente en Argentina, tanto en lo que hace al reparto horizontal entre provincias (Buenos Aires se perjudica por el tope existente al Fondo del Conurbano) como al vertical entre Nación y Provincias. Esto último por cuanto el Gobierno central se ha quedado con más de tres cuartas partes del aumento de su presión tributaria en la última década, desbalanceando excesivamente el cuadro fiscal en su favor y en detrimento de las provincias, que durante 2013 deberán nuevamente lidiar con los mercados voluntarios de deuda para financiar su déficit fiscal, aun después de ajustar impuestos, al no contar con acceso a los préstamos del Banco Central, como sí tiene el Tesoro Nacional.

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