Los emprendimientos femeninos atraen menos de 5% de los fondos de venture capital, según datos difundidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Cuando hablamos de financiamiento para startups lideradas por mujeres versus las lideradas por hombres, se encuentran grandes diferencias en el tema de acceso a fuentes de recursos. Según datos difundidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las empresas fundadas por mujeres atraen menos de 5 por ciento de los fondos de capital de riesgo (venture capital) en todo el mundo.
Según la encuesta realizada por A2C Advisors “Estudios sobre las características de las mujeres emprendedoras en la Argentina” -que fue presentada en el International Women’s Forum, realizado en Buenos Aires-, Carolina Ruiz, su autora, explicó que si bien las mujeres argentinas son emprendedoras aún no están lo suficientemente empoderadas de los conocimientos y recursos disponibles en el ecosistema para crecer con su negocio y hacerlo de alto impacto.
Específicamente sobre el acceso a capital de riesgo, el problema radica en que las mujeres no lo buscan. En Argentina, por ejemplo, durante los últimos dos años, los tres fondos de capital de riesgo que invierten en el país y en la región recibieron más de mil planes de negocio, de los cuales sólo seis por ciento tenía como protagonistas a las mujeres empresarias. De los 32 acuerdos cerrados, sólo uno de ellos tenía una mujer en el equipo. El mismo análisis aplicado a cuatro aceleradores que operan en Argentina, Chile y Colombia muestra resultados diferentes: 25 por ciento de los casi 120 proyectos acelerados (hasta octubre de 2012) tenía allí mujeres en el equipo de emprendedor, y ocho por ciento de ellos eran todos los equipos de mujeres.
Es así que una mayor participación de mujeres en los programas de aceleración puede incidir positivamente en la cultura de emprendimiento femenino y con ello facilitar el acceso al capital de riesgo para sus empresas.
En la región
En términos generales, las mujeres van casi a la par de los varones a la hora de “lanzarse al agua”. En Costa Rica, 51 por ciento de las empresas es liderado por mujeres, en Brasil 49 por ciento, Guatemala y Ecuador 47 por ciento, México va por 46 por ciento, Chile alcanza 43 por ciento, Argentina 42 por ciento y Colombia 41 por ciento. Estos datos se desprenden del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).
Sin embargo, emprender no siempre es una elección sino una estrategia de supervivencia, derivada del bajo acceso a fuentes de trabajo en el sector formal o de los bajos salarios que reciben las mujeres.
Cuando a las emprendedoras se les preguntó si lo eran por elección, los porcentajes anteriores bajan drásticamente. Sobre el universo total de mujeres emprendedoras, la respuesta fue positiva en el siguiente orden: Costa Rica 33 por ciento, Brasil 34 por ciento, Guatemala 39 por ciento, mientras Ecuador alcanza 35 por ciento. Sólo el 36 por ciento de mexicanas que emprenden lo hacen por decisión propia, mientras que las argentinas bajan a 25 por ciento y las colombianas quedan en 23 por ciento.
Estos datos ubican la decisión de emprender en otro lugar del imaginario femenino: para las que no lo eligieron, emprender es una salida a la pobreza. Emprender es la opción a la falta de otras oportunidades.
Sobre el tipo de emprendimiento, se debe decir que 75 por ciento de las empresas de mujeres se encuentra en los sectores de consumo, mientras que esto representa 50 por ciento en empresas creadas por ellas. En el sector tech, ellas son absoluta minoría, ni tres por ciento de empresas tecnológicas es liderado por mujeres.
En Argentina
Una de las principales conclusiones del estudio es que las empresarias tienden a utilizar menos su red de contactos y a buscar la orientación de la familia, especialmente de su pareja, por sobre otras fuentes.
En la encuesta, del total de mujeres emprendedoras consultadas, 33 por ciento recibió ayuda por parte del Estado. El porcentaje cambia cuando se las consulta sobre ayuda recibida por parte de instituciones privadas: apenas 11 por ciento de empresas lideradas por mujeres con casos de crecimiento han recibido ayuda privada, mientras que las empresas con casos de alto impacto registran 33 por ciento.
Esta falta de acceso a canales públicos o privados de ayuda se produciría por desconocimiento de la existencia de programas de ayuda, especialmente los de instituciones privadas (sea de fondos o de capacitación), lo cual redunda en otra observación: las mujeres, en comparación con los hombres, carecen de actitud positiva acerca de sus capacidades personales para iniciar un negocio.