El Objetivo del Milenio de reducir el hambre no se cumplió y casi 900 millones de personas lo sufren. La clave pasa por el protagonismo de los Estados, la sociedad civil y, sobre todo, las mujeres de las poblaciones rurales, aseguran
El cambio climático y las malas cosechas han hecho bajar la producción de alimentos tan drásticamente que durante 2013 el planeta puede empezar a sufrir una hambruna nunca antes vista. El consumo ha superado la producción durante seis de los últimos 11 años, mientras que las cosechas de 2012 han sido las más escasas de los últimos 40. Con lo cual, los países tienen ahora reservas para menos de 74 días de consumo, en comparación con los 107, en promedio, que tenían hace 10 años. La solución, asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que celebra hoy el Día Mundial de la Alimentación, son las cooperativas agropecuarias.
Las reservas globales de cereales están tan peligrosamente bajas que un tiempo adverso en EEUU, Ucrania o cualquier otro país exportador durante el año que viene desembocará en una hambruna en todo el mundo, afirma. “Hemos producido menos de lo que estamos consumiendo. Por eso, los almacenes van agotándose. Los suministros en todo el mundo están muy limitados ahora y las reservas están a un nivel muy bajo, lo que presupone que el año que viene no habrá lugar para eventos inesperados”, comenta el economista jefe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de la ONU, Abdolreza Abbassian.
Según los registros de la FAO, unas 870 millones de personas en el mundo están mal nutridas, mientras que los precios de los alimentos se han acercado en 2012 a niveles récord. La organización advierte que la crisis alimentaria en Medio Oriente y África está agravándose. Habrá disturbios por falta de comida en muchos más lugares, opina, a su vez, el presidente del Instituto de las Políticas de la Tierra, Lester Brown. Según dice, el sistema global de consumo puede colapsar en cualquier momento ya que el clima ya no es fiable.
“El clima está ahora en un estado de cambio y el concepto de normal no existe ya”, subraya. “El déficit de comida socavó las civilizaciones anteriores. Estamos entrando en una era de crecimiento de los precios de la comida y de extensión de la hambruna. Mientras que el mundo pasa de una época de abundancia de alimentos a una de escasez, la tierra se convierte en el bien más solicitado (…). El déficit de comida socavó las civilizaciones anteriores. Estamos en el mismo camino. El mundo está viviendo cada año como si fuera el último”, insiste Brown en su libro Full Planet, Empty Plates (Planeta lleno, platos vacíos), que acaba de editarse.
Según el más reciente informe del Índice Global del Hambre (IGH), al menos en una veintena de países del mundo éste ha alcanzado niveles “alarmantes”, y el empleo “insostenible” de las tierras, el agua y la energía están poniendo en peligro la seguridad alimentaria de los habitantes más pobres del planeta.
Cerca de 870 millones de personas, una octava parte de la población mundial, pueden padecer subnutrición crónica en el período 2010–2012, según el nuevo informe de la ONU. Durante una mesa redonda organizada en Ginebra con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra hoy, representantes de varias organizaciones destacaron la importancia de esas acciones, cuando cerca de mil millones de personas sufren malnutrición en el mundo.
Luc Lampier, director de la organización de lucha contra la hambruna Oxfam, en Francia, expresó que la cantidad de terrenos que se han vendido en los últimos diez años en el planeta supone tres veces la superficie de ese país europeo, área suficiente para alimentar a los afectados por malnutrición.
La directora del Programa Mundial de Alimentos (PAM), Lauren Landis, defendió la necesidad de dar más capacidad de decisión y acción a las mujeres rurales pues, a su juicio, ellas son la mejor opción para “alcanzar las bocas de los miles de niños que sufren malnutrición en el mundo”. Por su parte, la directora adjunta de la FAO, Ann Tutwiler, explicó que las mujeres tienen mayor control sobre la economía doméstica y cuando gestionan el dinero, gastan más en alimentación.
Tutwiler también se pronunció por el crecimiento económico como la forma de asegurar la seguridad alimentaria y defendió que el reto real contra el hambre no debería ser reducirlo a la mitad en 2015, como establecen los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la ONU, sino erradicarlo totalmente.
El Día Mundial de la Alimentación fue instaurado por la Asamblea General de la ONU en 1980 para expresar la solidaridad con aquellos que sufren malnutrición y para conmemorar la fundación de la FAO, el 16 de octubre de 1945. Para este año, el lema para conmemorar la efeméride es “Cooperativas agrícolas, claves en alimentar al mundo”, escogido con la intención de destacar el rol de esa forma productiva en la mejora de la seguridad alimentaria y en la erradicación del hambre.
Se calcula que en Argentina hay cerca de 250.000 productores cooperativos, gran parte de ellos agrupada en la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) y en otras federaciones sectoriales y regionales. Mueven cuatro puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y anunciaron inversiones durante 2012 por más de 5.800 millones de pesos para ampliar su producción.