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El próximo domingo se exhibirá en el escenario de San Jerónimo 66 la obra de Hugo Midon, “Derechos torcidos”. Nuevos públicos y nuevos actores se suben al escenario real.
En el marco de un proyecto conjunto que llevan adelante la Municipalidad de Córdoba y el Gobierno de la Provincia, junto al Programa Corredores Teatrales, el próximo domingo a las 17 tendrá lugar en el Teatro Real (San Jerónimo 66) la puesta “Derechos torcidos”, obra que cuenta con dirección musical de Carlos Gianni y dirección general de Rubén Segal, protagonizada por niños y jóvenes de Villa El Libertador.
“Derechos torcidos” se desarrolló en seis meses y persiguió el objetivo de estrechar un vínculo entre el espacio público teatral y la comunidad. El estreno no podía ser en otro espacio que en la escuela del barrio, “Marta Juana González”, de Villa El Libertador, escenario del debut para esta versión cordobesa de la obra de Hugo Midon que permitió reunir a 15 niños de entre 8 y 14 años e integrarlos al equipo profesional del teatro, en una combinación de juego, búsqueda, creatividad, alegrías y desafíos constantes, combinando arte y educación en clave de integración social.
“Fuimos al CPC de Villa el Libertador para largar en el propio territorio. Realmente fue muy fuerte porque ellos actuaron para sus pares. Es un proyecto de un espacio público como el Teatro Real, que abre las puertas a la vinculación directa con su comunidad”, expresó Raúl Sansica, director del Real, en diálogo con Comercio y Justicia.
Concebido como un proyecto de arte público, recuperando las bases del teatro comunitario, la propuesta implicó la inclusión de sectores que, por distintas razones, suelen permanecer excluidos de los espacios artísticos de la ciudad y la Provincia. “La idea era que este proyecto aportara a la inserción de estos chicos”, afirmó Sansica. “El proyecto duró seis meses y se empezó a trabajar con la dinámica de una vez cada 15 días, con presentación de un trabajo final.
Realmente superó todas las expectativas”, expresó el director del Real y recordó que el trabajo comenzó el año pasado gracias a un vínculo con la Secretaría de Niñez de la Provincia y con un docente que dictaba un taller de teatro en Villa El Libertador, que encontraba dificultades para conformar un grupo estable. Finalmente, se prendieron al proyecto de “Derechos torcidos” unos 15 chicos.
“Aparte de ser protagonistas, se sienten integrados a la institución”, apuntó Sansica respecto de los principales logros de esta propuesta, que implicó la aproximación de nuevos sectores al tradicional espacio teatral cordobés.
Además, “a partir del juego teatral y el trabajo con lo musical fueron abordando la temática de los derechos universales de los niños”, una cuestión fundamental para la construcción y fortalecimiento de su ciudadanía. Respecto del proceso de producción de la obra, Sansica recordó que los niños hablaron de sus derechos a la vivienda, a la salud, a la educación y a nivel musical empezaron a trabajar, a darle forma en clave teatral. “Gianni se fue acercando a sus códigos desde el lenguaje propio del cordobés, a través de una expresión libre. Todo eso se acotó en un espectáculo, donde cuando uno lo ve, los ve vibrando porque están vivenciando”, explicó el director.
Sansica aseguró que “en teatro comunitario – teatro social como se le llama- hay diferentes propuestas”, pero distinguió a Derechos Torcidos: “Éste tiene una particularidad: es un teatro público, con un actor público de la Comedia Cordobesa, con la técnica a disposición del proyecto de integración social”. No descartó replicar el proyecto en otros barrios y localidades del interior provincial.
Sobre la apuesta de producción, aseguró que fueron “totalmente a riesgo” porque “lo importante no era el producto final artístico sino el proceso; de todos modos, el resultado superó todas las expectativas nuestras, de los chicos, de los técnicos, incluso a nivel artístico”, destacó.
Respecto del potencial de este tipo de acciones encaradas por el Estado, Sansica explicó: “Cuando se estrenó la obra, padres y hermanos lloraban porque entraban al teatro más céntrico de la ciudad siendo protagonistas, en el escenario, que parecía totalmente lejano, imposible. Ésa es mi idea. Pensar con Humor también trabajó con los limpiavidrios y funcionó muy bien, funciona para la sociedad misma. En los ingresos de la ciudad, donde uno entra con muy mal humor, le cambiaban el humor a los automovilistas y ellos sentían que participaban de la transformación cotidiana del ciudadano cordobés. Esa pequeña mueca que te cambiaba el estado, repensar la función del arte, del artista, es lo importante”.
