El cuidado del ecosistema asegura mejores rendimientos en los negocios de las empresas comprometidas con el medio ambiente, además de cubrir las necesidades de las personas.
Desde hace algún tiempo, las compañías han mejorado su política sobre responsabilidad ambiental. Para las empresas esto es importante, no sólo porque con sistemas sostenibles se cubren de manera sana las necesidades de las personas sino también porque el cuidado del ecosistema asegura mejores rendimientos en sus negocios.
Sobre este tema, Maximiliano Kon, CEO de Yokogawa Argentina, empresa dedicada a desarrollar productos para la automatización industrial que trabaja con importantes políticas ambientales, puntualizó que entre las herramientas utilizadas por los países -y también por las organizaciones- para disminuir la agresión al medio ambiente se encuentra el control ambiental. Éste consiste en la aplicación de medidas -legales o técnicas- para disminuir o evitar la alteración del entorno o consecuencias ambientales producto de las actividades del hombre o de desastres naturales, y reducir o eliminar los posibles riesgos para la salud humana.
Un ejemplo de estos controles, explicó, son las mediciones que se realizan de contaminantes en efluentes líquidos, en efluentes gaseosos y relativas al manejo de residuos especiales (incluso aunque fueran tratados por terceros).
Sobre normas e impactos
“Muchos países cuentan con legislación ambiental que las organizaciones deben cumplir para evitar multas. Cada industria, dependiendo de sus características y dimensiones, será alcanzada por un determinado marco regulatorio que decidirá frecuencia de medición, límites admisibles de contaminantes, métodos de medición, calibración de equipamiento, etc”, aseguró.
Por ejemplo, con respecto a la frecuencia, las centrales térmicas que produzcan más de 50 MW en una turbina de vapor y quemen combustible líquido deben realizar monitoreos continuos. En cambio, una que queme combustible gaseoso de las mismas dimensiones puede hacer los controles en forma trimestral.
Otras veces la adopción de controles es voluntaria, como la planteada por las normas ISO-14000, orientada hacia la gestión efectiva del medio ambiente por parte de las organizaciones. Esta familia de normas propone la estandarización de formas de producir y prestar servicios protegiendo el medio ambiente, aumentar así la calidad del producto y, como consecuencia, la competitividad.
En esta línea, Kon advirtió que es posible que en el caso de contratar un seguro ambiental la prima que deba pagar el tomador sea en función de los controles ambientales que realiza y de la implementación de un sistema de gestión ambiental. “Incluso en casos en los cuales existe un vacío legal, muchas empresas (sobre todo multinacionales) tienden a cumplir los mismos requisitos legales que en su país de origen a fines de evitar posibles juicios en el futuro. Por un lado, evitan sanciones económicas y por el otro cumplen sus objetivos de responsabilidad social empresarial (RSE)”, completó.
¿Qué pasa con las pymes?
En muchas empresas el control ambiental hoy es tomado como un gasto -consideran que no obtienen ningún beneficio por realizarlo-. De este modo, las pequeñas empresas que no cuentan con los recursos suficientes no se pueden permitir hacerlos, a menos que exista una legislación que los obligue.
“Sin embargo -indicó el especialista-, existen en la actualidad casos de pequeñas y medianas empresas que están empezando a hacer controles, por ejemplo, curtiembres, frigoríficos, tintorerías, etcétera, que vierten diariamente efluentes líquidos a los ríos. Para estos casos hoy existe financiación estatal para su reconversión industrial a tecnologías ambientalmente más benignas con el fin de lograr el saneamiento de la cuenca”.