En el marco del precoloquio industrial de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), Comercio y Justicia dialogó con Jorge Ingaramo, titular del área de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales, sobre la coyuntura económica tras el conflicto entre el Gobierno y el campo. Ingaramo analizó las posibilidades de Córdoba de igualar a la Nación en la producción de carne vacuna.
-¿Qué tema queda en la agenda del campo después de la 125?
-Conseguir la derogación de la resolución 543 de la Onca que es tan mala y anticonstitucional como la 125. Eso es una cosa muy importante. Esa resolución obliga al exportador a comprar el grano que va a exportar, lo declare, fije la posición tributaria y lo exporte en 45 días. Esto significa que lo va a hacer en el período de cosecha, o sea que el productor que tiene que hacer sus números para la soja no va a tener un precio cierto para hacer un contrato a futuro y no se va a poder calzar en sus costos.
La otra cosa que me parece imperiosa es liberar ya las exportaciones de carne vacuna. Eso me parece fundamental, porque si no la Argentina no cumplirá con sus compromisos internacionales. Vamos a exportar este año -con mucha suerte y viento a favor- un 45 por cierto menos de carne vacuna que hace dos años.
Y eso me parece dramático, porque hay un desaliento absoluto a la ganadería. Y siempre se dijo que ante el drama de la sojización, era conveniente que la ganadería, los cultivos alternativos y la leche fueran rentables. Con la leche se ha mejorado un poco el precio al productor, pero con la ganadería no.
-Usted afirmó que Córdoba tendría una gran oportunidad si tuviera una buena política administrativa. ¿Cuál es esa oportunidad?
-Córdoba tiene la gran oportunidad de incentivar el agregado de valor en el sector agropecuario, transformándolo en una agroindustria. Con hacer un pequeño cambio, que es reducir 800 mil hectáreas de producción de soja y pasarlas a maíz, Córdoba tiene la oportunidad de producir la misma cantidad de carnes que la Argentina en su conjunto: 4.660.000 toneladas.
Si se realiza este cambio del perfil, produciendo maíz para transformarlo en proteína animal, estamos ante una oportunidad sensacional que se puede financiar con la soja que se deja de mandar al puerto y ahorrando el flete camionero. En nueve años de fletes ahorrados se financia toda esa inversión para que Córdoba produzca 4.600.000 toneladas de carne.
-¿Qué debería hacer el Gobierno cordobés en ese sentido?
-Promoverlo, incentivarlo de todas las maneras posibles. Mandar un proyecto a la Legislatura generando los incentivos económicos al alcance del Gobierno. De todos modos esa es una política nacional, básicamente. Lo que pasa es que una política nacional bien trazada sería mucho mejor aprovechada por Córdoba que tiene los insumos. Córdoba es la primera provincia sojera y maicera del país y podría ser la fábrica de proteínas que hoy el mundo necesita. Porque en el mundo hay una demanda de proteínas y lacteos, porque hay una nueva clase media que prácticamente todos los años incorpora 200 ó 300 millones de personas al consumo de mejor calidad. En Asia y en algunos países de América Latina.
En Córdoba es donde más clara está esa oportunidad porque tiene la mayor cantidad de soja y la mayor cantidad de maíz del país.