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En la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales funciona el TFD, un grupo de teatro que aborda temáticas del derecho mediante la representación escénica. Fue invitado al VII Festival Ucsur de Teatro Internacional en Lima, Perú, para mostrar La mandrágora.
“Ll fin justifica los medios” es una de las ideas centrales que representa el pensamiento de Maquiavelo. Pero sus reflexiones no se limitan sólo a esa premisa y atraviesan debates y prácticas sociales esenciales a la condición humana.
Por este motivo, el grupo de Teatro de la Facultad de Derecho (TFD) se propuso representar La mandrágora, una comedia en prosa escrita por Nicolás Maquiavelo en 1518, que actualiza magistralmente la obra del pensador italiano y que se presentará los próximos días 12, 13 y 14 a las 21.30, en el Aula magna de la Facultad de Derecho (Caseros 51).
Comercio y Justicia dialogó con Raúl Sansica, director del TFD, para conocer los pormenores del trabajo de este equipo con varios años de experiencia y cuyo objetivo es establecer un diálogo entre los debates filosóficos y académicos del mundo de la leyes, con la sociedad cordobesa.
– ¿Cuál ha sido el recorrido del grupo de teatro de Derecho?
El TFD comenzó hace 20 años, como clases dramatizadas de Derecho Penal. Más adelante me sumé para brindar herramientas del teatro, como hacían los jesuitas, que enseñaban por medio del teatro y lo hacían aquí en Córdoba. En este espacio se abordaron temas como el sida, el aborto o los trasplantes de órganos. En su momento decidimos hacer una obra y fuimos con el Gigante amapolas, de Alberdi, quien en la época de Rosas escribió varias obras de teatro, en las que habla del federalismo y el unitarismo. La hicimos en el Salón de los Pasos Perdidos, para el Día del Abogado, a fines de los 90. La idea es siempre buscar una temática que sea de interés para la facultad, en un espacio donde participen docentes, abogados y ex jueces para expresar ideas. También hicimos Galileo Galilei, de Bertolt Brecht, en el Rectorado y en la Biblioteca Mayor, donde los intérpretes salían de entre los libros. Es curioso reconocer que cuando Galileo estaba compareciendo ante la Santa Inquisición en Roma, aquí los jesuitas estaban creando la universidad, se reflejaban dos órdenes absolutamente distintos. Hicimos también Una libra de carne, de Agustín Cuzzani, que se lo conoce como dramaturgo argentino, pero también era abogado. Rescato esa versión sobre el Mercader de Venecia, de Shakespeare, donde en la parte de los alegatos participaban abogados “en serio” y donde el juez era representado por un juez federal. Con esa obra convocamos a seis mil personas, en más de veinte funciones. Después, buscando, surge Maquiavelo. En este centro histórico de Córdoba siempre se habla de Maquiavelo cuando se enseña en Derecho Político de la Facultad de Derecho. Con La mandrágora, que es una comedia, Maquiavelo intenta trasladar su pensamiento político a lo vincular. Como puesta sugiero hacer una conferencia escénica, con dos micrófonos que expresan, amplifican el pensamiento de los personajes y mixturamos textos de El príncipe, de Maquiavelo. En todas las funciones hay un conferencista invitado. Pasaron (Carlos) Hairabedián, (Claudio) Fantini o el titular de Derecho Político, entre otros.
– ¿Cuál es la actualidad del pensamiento de Maquiavelo para sociedades como la nuestra?
Creo que lo discursivo. Desde el poder político, el empresarial o hasta el marketing, donde se intenta identificar cuáles son las líneas de pensamiento para manejar el discurso o conducir el relato. En La mandrágora, Maquiavelo está diciendo que el poder está en la esencia misma del hombre, en la condición humana. Cada uno lo aplica desde su rol social, cada uno busca la forma de conquistar lo que quiere y entonces aparece el engaño, aparece la mentira, la triangulación. Es interesante porque el que participa como conferencista hace su lectura. De ahí lo que representa el pensamiento de Maquiavelo, las distintas situaciones que genera. El momento del conferencista es siempre un momento de verdad escénica y es el puntapié inicial para la obra.
– ¿Qué representa para ustedes la participación en el Festival Internacional de Teatro de Lima?
El festival al que vamos comenzó como un festival de teatro universitario. Vamos a ver gente de Perú, Ecuador, Colombia. Si bien mantiene el segmento universitario incluye puestas de todo tipo y es una buena oportunidad para intercambiar experiencias. Estamos muy orgullosos de representar a la Universidad Nacional de Córdoba ante la Universidad de Lima. Esto ocurre también justo cuando estamos cumpliendo 400 años como universidad y en los próximos trabajos vamos a retomar algo respecto de los jesuitas. Estamos en ese proceso. Esta idea de conectarnos con la Universidad de Lima apunta a eso también. Algo importante de la Universidad Científica del Sur es que esta universidad tomó el teatro como una forma para darse visibilidad y comprometerse con la sociedad. En su momento lo hacían como teatro universitario, cuando todavía había un vacío de ese tipo de propuestas en los festivales internacionales de teatro. Para nosotros es un honor participar ahí. Es importante pensar hoy desde estos espacios qué hacemos como sociedad y como universidad.
