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La marca de zapatos Emilia Hammerly nació como un desafío personal y profesional de Natalia Funes, una contadora que decidió darle un vuelco radical a su vida. Hoy fabrica siete mil pares al año, que se destacan por su diseño original.
Por Natalia Riva / [email protected]
Natalia Funes es de profesión contadora, pero de alma emprendedora. Esta historia confirma, una vez más, que muchas veces la verdadera vocación se descubre con el tiempo y no siempre está emparejada con los estudios académicos. En este caso, el impulso emprendedor de Funes tuvo como principal disparador motivacional un viaje que le cambió la forma de mirar su vida profesional y personal.
“Empecé a ejercer como contadora unos años antes de recibirme. Con los años me di cuenta de que el trabajo netamente contable me ‘quemaba la cabeza’, sentía que hacía un montón de cosas que no me llenaban el alma. Así fue que cuando volví de un viaje por Europa decidí cambiar mi trabajo por algo totalmente antagónico y me puse a diseñar carteras de cuero”.
De esa manera, Funes contó a Comercio y Justicia cómo fueron sus inicios. Hoy, diez años después, está al frente de la marca cordobesa de zapatos Emilia Hammerly, que se caracteriza por su impronta original y diseño de autor, y que actualmente se comercializa en varios puntos del país.
Pero para llegar a los zapatos, comenzó primero diseñando carteras. “Compraba los cueros y hacía los moldes. Lo complicado en un principio fue encontrar talleres, porque era un año complicado (2002) y lo normal era encontrar estructuras cerradas y ver las máquinas hasta con telas de araña”, dijo la emprendedora y aseguró que al principio hacía diez carteras por semana y en poco tiempo pasó a producir diez productos por día.
Al ver la buena aceptación de sus carteras, Funes decidió montar un local y dejar así de vender de boca en boca. En ese momento decidió complementar sus productos con zapatos de diseñadores independientes. “Traje un par de marcas de Buenos Aires y la respuesta, otra vez, fue muy buena. Eran zapatos ‘jugados’ y yo no sabía cómo iba a responder el mercado cordobés. Esto fue en 2004, cuando la cordobesa era muy clásica y si pagaba caro compraba marca, pero no diseño”, recordó Funes. Sin embargo, el problema estaba relacionado con que los proveedores no cumplían con los tiempos de entrega, con el tipo de mercadería que mandaban, con los colores, etcétera.
¿Por qué no mis zapatos?
Un poco a pedido de sus clientas y otro tanto por su evidente empuje emprendedor, Funes decidió que era momento de diseñar ella misma su marca de zapatos para no tener que depender de proveedores externos. Así nació Emilia Hammerly.
“Pasé por muchísimos talleres hasta encontrar el indicado. No fue fácil. Además, tuve que investigar mucho sobre el tema. Mi escuela fue sentarme al lado del cortador, al lado del rebajador, al lado del armador… yo diseño en un papel y el modelista me interpreta. Lo bueno fue que, cuando el zapato estuvo listo, tuvo una excelente aceptación”, dijo Funes.
Hoy, la marca Emilia Hammerly cuenta con dos locales propios -uno en la ciudad de Córdoba y otro recientemente inaugurado en Capital Federal-, y vende sus productos a comercios tanto en la ciudad como en el interior: Carlos Paz, San Francisco, Rafaela, Sunchales, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero y Entre Ríos.
La empresa actualmente fabrica unos siete mil pares de zapatos al año (3.500 por cada temporada) y, según la emprendedora, el objetivo último -más a largo plazo- es que la marca abarque también diseños propios de ropa, carteras, decoración, etcétera.
Al no ser un producto masivo, el nicho que atiende, según Funes, es el de la “mujer con estilo propio, que le gusta el diseño y la moda; y como se trata de un zapato de cuero tipo gamuzado y de suela, no es barato, por lo que se dirige a un segmento de más de 25 años y para arriba, sin límites”.
Momento de inspiración
Por año, Funes tiene que presentar a los mayoristas dos colecciones. Y al ser consultada sobre el proceso de creación, la emprendedora contó: “Hoy por hoy, con las herramientas tecnológicas, no hace falta viajar para conocer las tendencias y los íconos mundiales. Yo consulto a diseñadores europeos y neoyorquinos, principalmente y, luego, a autores independientes. Teniendo en cuenta esa información, me decido por una línea. Y también sucede que muchas veces hago una línea 100% personal”.
Además, Funes apuntó que el diseño en el zapato es un nicho “súper interesante y en desarrollo” y el mercado cordobés cada vez más está preparado para recibirlo.
Datos del negocio
– Origen: la marca de zapatos Emilia Hammerly nace por la inquietud de una contadora que quería hacer algo distinto y darle un vuelco a su vida.
– Producción: actualmente, la empresa fabrica unos siete mil pares de zapatos al año, que se dividen en dos temporadas.
– Venta y distribución: la marca cuenta con dos locales propios y los zapatos tienen presencia en otras ciudades y provincias como Carlos Paz, Santa Fe, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, etcétera.
