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El período más intenso de paritarias comenzará en marzo. Por ahora, las empresas no avizoran éxito en la propuesta oficial de aminorar los aumentos de sueldos.
Durante el primer trimestre del año sindicatos y empresas otean el horizonte, huelen el aire, elaboran e interpretan gestos. La etapa más intensa de las paritarias comenzará en breve, en marzo. Sel Consultores, conducida por Ernesto Kritz –una opinión escuchada entre los empresarios locales-, relevó las expectativas de 110 compañías líderes con personal de convenio, que ocupan a 219.000 personas, para conocer qué esperan y cómo se preparan para las negociaciones salariales en 2012, un año con un escenario con algunas continuidades con respecto a los dos anteriores, pero también con varios elementos nuevos.
El primer dato que surge del relevamiento es que para este año las compañías tienen presupuestado –un ejercicio realizado mayormente a comienzos del último trimestre del año pasado- un aumento salarial promedio de algo menos de 24%, por encima de la presumible pauta oficial de entre 18% y 20%. Estos valores no son muy distintos de los presupuestados un año atrás, en 2011.
La demanda salarial esperada por las empresas –es decir, lo que prevén que los sindicatos pedirán- es de poco más de 26%. Esta expectativa no surge de pedidos formales o aun informales por parte de los sindicatos. La etapa más álgida de las negociaciones se activará al término del primer trimestre, con 60% de la renovación de convenios concentrado entre marzo y mayo. “Pero lo significativo y propio de este escenario, sin embargo, es que antes de recibir los pedidos sindicales, las empresas esperan que éstos sean casi tres puntos mayores que los aumentos presupuestados para este año para el personal de convenio, y seis o más puntos por sobre la posible pauta salarial oficial”, subrayaron en Sel Consultores.
No obstante, las empresas parecen dispuestas a no desviarse mucho del aumento salarial previsto en su presupuesto, probablemente por el impacto esperado sobre sus ingresos por la desaceleración de la economía. En promedio, las empresas afirman que podrían acordar por 24,6%, menos de un punto por encima de lo presupuestado. Esto sugiere, por ende, que consideran difícil que el Gobierno pueda imponer su criterio de suba salarial promedio.
De todas maneras, las firmas son conscientes de las mayores dificultades que, por el cambio en las condiciones macroeconómicas, habrá para la negociación colectiva: más de 40% opina que será más difícil que el año pasado. De todas maneras, la mayoría de las firmas consultadas (53%) prevé aún un proceso de negociación semejante al de 2011.
“El escenario indica, hasta ahora, que los aumentos salariales se acercarán más a 25% que al 18% o 20% pretendido por el Gobierno”, analizaron en la consultora; consideraron también que “aún queda por ver la capacidad de intervención del Gobierno para moderar las demandas salariales”.
Continuidades y rupturas
El proceso de negociación salarial contendrá en 2012 elementos de continuidad con el del año anterior, pero también otros nuevos. El factor persistente más significativo es la inflación y, sobre todo, las expectativas inflacionarias.
Lo novedoso es el cambio en las condiciones macroeconómicas y, en una medida no menor, un cierto giro en la política de ingresos del Gobierno. El Ejecutivo ha lanzado algunas señales de ajuste sobre los aumentos salariales que supondrían una corrección de tendencia. “No necesariamente de manera formal (para lo que carece de atribuciones) pero en todo caso interviniendo políticamente en la negociación o a través del poder de la homologación de los convenios, es probable que el Gobierno establezca una pauta para los aumentos de salarios significativamente más baja que los acordados de manera bipartita el año pasado”, evaluó la consultora.
Un factor adicional, además, es el conflicto entre el moyanismo y el Gobierno. Los sindicatos más cercanos al secretario general de la CGT posiblemente plantearán demandas más elevadas que aquellos próximos al Gobierno. Tampoco está claro qué peso tendrá cada sector pero es posible que haya una fragmentación de los pedidos.
Sin embargo, tan importante como el factor político que domina en el corto plazo, es la tendencia del mercado. El año pasado el ciclo expansivo impulsado por el Gobierno facilitó que los salarios de convenio crecieran casi ocho puntos más que lo presupuestado por las empresas y lo inicialmente pretendido por la política de ingresos.
“Este año las demandas salariales deberán adecuarse a una situación económica y fiscal mucho menos afluente, por lo que la brecha será sensiblemente menor. La pregunta más importante de aquí en más es en cuánto podrá afectarse el salario real”, concluyeron en Sel.
