Caída la concesión, los 65 empleados del complejo cultural de la Vieja Usina aguardaban todavía ayer la notificación formal de una prórroga de 90 días. Una situación que se debate entre las políticas públicas y los negocios. Entrevista a Sabina Villagra, directora del Museo de los Niños e integrante de Energía Cultural SRL.
“Nos concedieron la prórroga pero no lo comunicaron. La prórroga nos permitiría llegar a un proceso licitatorio. Yo creo que hay un interés concreto en que nosotros no sigamos aquí”. Así se refirió Sabina Villagra a la situación actual del Museo de los Niños que dirige y que funciona en el complejo de la Vieja Usina.
Comercio y Justicia dialogó con ella para echar luz sobre un tema intrincado, que conmueve hoy a la comunidad cordobesa.
– ¿En qué situación se encuentra hoy la concesión del predio?
– Tenemos lista una iniciativa privada para competir con la que se presentó. Pero todo está supeditado a la prórroga. Nuestro pliego de licitación preveía que, si teníamos intención de renovar, seis meses antes de que se terminara la concesión teníamos que presentarnos ante el poder concedente y expresar nuestra voluntad de renovar y presentar un plan. Eso lo hicimos el año pasado. Nos presentamos allá por septiembre en el Ministerio de Obras Públicas y allí, ante el ministro y la gente del Ersep, expresamos nuestra intención de continuar con el proyecto porque creemos en él.
Elaboramos la solicitud formal y ofrecimos actualizar obras y canon por los próximos años. Se presentó en noviembre (de 2010). Hace tres meses nos dijeron que se presentó otro proyecto de iniciativa privada (en la órbita del empresario José Palazzo). Nosotros necesitábamos que nos dijeran que rechazaban nuestro pedido para poder hacer una iniciativa privada. Hace un mes nos dijeron que no hacían lugar a nuestro pedido presentado el año pasado y nos dieron un plazo de 45 días para irnos.
– ¿Qué implicaría para ustedes tener que mudarse?
– Primero, en Córdoba es imposible. No hay un predio que pueda albergar el conjunto La Vieja Usina, que es un proyecto integral que incluye el Museo de los Niños. Todo lo que se hace, se hace en conjunto y fabricamos todo aquí. Desde la idea primera de una muestra. Museo y Usina son una unidad. El Museo no se sustenta por sí solo porque tiene una entrada muy accesible.
– ¿Qué importancia tiene este espacio para la vida cultural de Córdoba?
– Entre julio 2010 y julio 2011, 95 mil chicos. Tenemos más ingresos que el resto de los museos de Córdoba. Esto tiene su legitimación y por eso peleamos por esto. Todos los que estamos aquí creemos en esto. Pero estamos ahora subidos a algo que no manejamos y que no está siendo claro.
Más allá de tener toda nuestra vida puesta aquí, hay un dato objetivo a destacar: que la Vieja Usina es el lugar adonde viene todo el mundo, no reconoce sectores. Córdoba no tiene otro lugar así. Como espacio unificador, es único. Puede haber un baile de cuarteto arriba mientras abajo puede estar Liniers pintando con los chicos. Funciona como unidad. La cultura en Córdoba suele ser sectaria y creo que no hay mucho avance en esto: la fusión entre lo público y lo privado debería existir.
– ¿Cuál considerás que debería ser la posición del Estado en este tipo de situaciones?
– Creo que apoyar y ser transparente. Está muy bien que existan otras propuestas. Que estemos aquí no significa que tengamos que quedarnos. Pero que las cosas se den desde una política cultural. Porque nuestro interlocutor es el Ministerio de Obras y Servicios Públicos y ¿qué pasa con Cultura? Entonces el planteo va más allá. ¿Qué política cultural promueve el Gobierno? Analicemos si es válido o no. Lo que pasó en Facebook con el Museo, por ejemplo, fue genuino. Cuando escribí las 65 comunicaciones puse que “el barrilete está triste” y lo demás salió solo.
– En estos 20 años, ¿cuáles han sido las inversiones en el marco del proyecto?
– Si bien nosotros pagamos un canon de 500 pesos por mes cuando se llama a licitación 20 años atrás, la Usina era un sitio baldío donde EPEC guardaba los camiones que ya no usaba, era un depósito de chatarra. En ese tiempo se presenta el proyecto, se llama a licitación y queda desierta dos veces porque la verdad que era impensable en Córdoba refuncionalizar. Ahora la recuperación de edificios antiguos está de moda. La tercera vez se adjudica y el pliego se arma con énfasis en la recuperación del edificio. Por eso se plantea como pago la recuperación total de la unidad, la parte de arriba y de abajo, todo el corazón de manzana y el edificio donde funciona hoy EPEC. El proyecto de recuperación de todo el edificio fue de dos millones de dólares en ese momento. También el edificio, que fueron unos 500 mil dólares y que fue entregado a EPEC, y el canon simbólico de 500 pesos, que no tenía cláusula de actualización. Supongo que porque lo importante era la inversión inicial. Primero se hizo la parte de la nave de arriba y después fueron dos años con la parte de abajo. Con el Museo arrancamos en 1996.
– ¿Cuáles son las líneas del nuevo proyecto?
– Es un plan a 20 años y es muy concreto y real. Porque está basado en dos décadas de trabajo. Sabemos que podemos cumplir y desde ahí ofrecemos nuestras certezas. El concepto principal es mantener la identidad del lugar. No voltear para hacer un Buen Pastor. En eso nos quisimos diferenciar, porque no se trata de voltear un espacio cultural legitimado. Queremos mejorarlo, modernizarlo, porque creemos en el lugar. El Museo de los Niños llega al desarrollo conceptual que tiene porque tiene un hilo conductor de 16 años de continuidad. En lo que es Museo de los Niños, a los chicos hay que transmitirles un valor. Y el museo transmite los valores de la creatividad, la imaginación y el respeto.