Los países ricos han multiplicado en los últimos días sus llamados a ayudar a los más pobres a afrontar el alza de los precios de los alimentos, mientras la ola de protestas contra el hambre se generaliza en Haití, y se teme que los conflictos se expandan a otras regiones. Por ejemplo, el primer ministro británico, Gordon Brown, escribió a su homólogo japonés, Yasuo Fukuda, para pedirle que durante la próxima cumbre de los ocho países más industrializados (G8), que acogerá su país en julio, se examine el impacto de los biocombustibles en el precio de los alimentos.