viernes 20, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Cómo construir cadenas de valor sostenibles a través de auditorías

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Por Pía Santarelli (*)

El cumplimiento de aspectos vinculados a los cuatro ejes de la sustentabilidad -ambiental, social, económico y ético- se ha convertido en un factor crítico para la reputación y el desempeño de las empresas.

A medida que las cadenas de suministro globales se vuelven más complejas, el riesgo aumenta, lo que puede tener un impacto importante en la imagen y en la rentabilidad de las organizaciones. Como tendencia se advierte que, cada vez, una mayor proporción de consumidores se preocupa por los problemas sociales y ambientales, e incluso deja de adquirir productos y servicios que perciben como poco éticos.

Además de esto, las redes sociales y los medios de comunicación pueden dar visibilidad y poner en evidencia cuando se identifican prácticas cuestionables. En este contexto, una empresa puede tener su mejor gestión en sustentabilidad puertas adentro, pero no advertir o pasar por alto los riesgos en su cadena de suministro que pueden impactarla negativamente.

Ante este desafío, surge la necesidad de crear una cadena de valor robusta y resiliente como enfoque integral de gestión empresarial. Ésta se centrará en incorporar los principios de la sostenibilidad desde la adquisición de materias primas hasta la entrega final del producto y su disposición final.

Para ello, deberá evaluar el impacto ambiental, social y económico de todas las actividades involucradas, así como el cumplimiento de diversas normativas y estándares globales relacionados. El objetivo será promover un impacto positivo en todo el entorno de la organización, en donde la transparencia y la rendición de cuentas sean aspectos fundamentales que la empresa considere. Así, las auditorías sociales y de evaluación de proveedores se convierten en una herramienta clave para que las empresas puedan gestionar los riesgos relacionados con el cumplimiento en sus cadenas de suministro.

A grandes rasgos, a través de ellas se pueden evaluar prácticas en los siguientes ámbitos:

Social. Condiciones de trabajo justas y respeto por normas laborales, respeto a los derechos humanos, erradicación del trabajo infantil, higiene y seguridad, diversidad, equidad e inclusión.

Ambiental. Huella de carbono, gestión de residuos, uso eficiente de la energía y de los recursos naturales.

Económico y de Compliance. Compras sustentables, prácticas comerciales éticas y sostenibles que generen valor a largo plazo para todas las partes interesadas.

Auditorías de Segunda Parte

Son evaluaciones hechas a medida para cada organización en particular. Tienen como objetivo alinear a los proveedores con las prácticas de la empresa cliente. Buscan garantizar que existan normas comunes mínimas en los procesos de producción y gestión de los proveedores, basadas en criterios de sostenibilidad.

Auditoría SMETA (Sedex Members Ethical Trade Audit)

Es un tipo de auditoría normalizada que verifica el cumplimiento de estándares éticos y de sostenibilidad a lo largo de la cadena de suministro. Se basa en cuatro pilares principales: Salud y Seguridad, Ética Laboral, Medio Ambiente y Sistemas de Gestión. Permite a las empresas proveedoras demostrar que cumplen con los estándares internacional, pudiendo elegir certificarlas por motu proprio y dar cuenta de ello como ventaja comparativa. De este modo, las empresas pueden asegurarse de que los esfuerzos realizados en sus estrategias de sustentabilidad sean también adoptados por toda su cadena y que sus proveedores críticos se encuentran alineados con los valores y principios de la organización.

Además de las auditorías, las empresas también pueden trabajar de manera proactiva con sus proveedores. Esto incluye la implementación de programas de responsabilidad social y desarrollo de proveedores que incluyan capacitación, identificación de áreas de mejora y desarrollo de planes de acción correctiva, así como promover el otorgamiento de sellos de calidad propios.

Los estudios muestran que las empresas que implementan prácticas de sostenibilidad y responsabilidad social suelen registrar mejores resultados financieros a largo plazo.

Además, estas iniciativas conllevan otPor Pía Santarelli (*)ros beneficios clave para el negocio, como: mejorar el clima interno, permitir la apertura a nuevos mercados, garantizar la sostenibilidad del negocio, generar mayor confianza de los accionistas, mejorar la imagen corporativa ante la sociedad, fidelizar clientes, mejorar el acceso a créditos y al financiamiento verde, reducir accidentes laborales y promover un mayor sentido de pertenencia del personal.

En conclusión, la construcción de cadenas de valor sostenibles y resilientes a través de auditorías y programas de responsabilidad social de proveedores se ha vuelto fundamental para que las empresas puedan prosperar en el mundo actual.

(*) Responsable de Desarrollo de Negocios y Sustentabilidad de Bureau Veritas Argentina.

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