Por Florencia G. Rusconi (*)
Hace 89 años, el cantor fallecía en Medellín (Colombia) tras estrellarse el avión en que viajaría. Cómo fueron las últimas horas y los detalles desconocidos previos al impacto
La vida de Carlos Gardel se confunde con la ficción y la realidad, debido al misterio que embarga su nacimiento y el trágico accidente que le arrebató la vida en la ciudad de Medellín (Colombia) el 24 de junio de 1935. Su nacionalidad tampoco es clara, porque las fuentes hasta el momento no han revelado si era argentino, uruguayo o francés; por lo que los tres países reclaman que el cantante nació en sus arrabales y que hace parte de su cultura popular.
Más allá del lugar de su procedencia, lo claro fue que su trágico deceso se produjo en Colombia, tras una colisión entre dos aviones, en el aeropuerto Olaya Herrera, de la ciudad de Medellín. Uno de ellos pertenecía a la empresa Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo (SCADTA) y el otro, a la Servicio Aéreo Colombiano (SACO ), en la cual se transportaba el popular cantante
Las múltiples razones de por qué se ocultaron los expedientes sobre su muerte
Mucho se habló sobre el accidente, pero muy poco o nada sobre por qué se ocultaron los expedientes sobre su muerte.
Por ello es necesario echar luz sobre las causas que contribuyeron a ocultar la verdadera historia, lo que revela el trabajo del libro La verdad, de Alfonso Uribe Misas -obra prohibida en 1938- recuperada por Mauricio Umana y republicada en el libro Gardel vuelo siniestro, Medellín 24 de junio de 1935 (editado en 2014).
Una despedida premonitoria
La noche del 23 de junio de 1935 el escenario que lo recibió fue el de los estudios de la emisora radial “La voz de la Víctor”, de Bogotá. Como venía siendo una costumbre, los seguidores de “El Zorzal Criollo” colmaban las capacidades de cada lugar y entonces se disponían parlantes en las inmediaciones para quienes quisieran ser parte del fenómeno. Alrededor del anfiteatro, en la Plaza Bolívar, miles de almas se acercaron, convocadas por su figura.
Sonaron canciones como “Cuesta abajo”, “Insomnio”, “El carretero” y “No te engañes, corazón”. Hacia el cierre del show el Gardel dijo palabras que fueron la antesala de otras que -a la distancia y sabiendo el final de la historia- resultaron premonitorias: “Me voy con la impresión de quedarme dentro del corazón de los bogotanos. Voy a ver a mi vieja, pronto. No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera su hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre“. La noche cerró con Gardel cantando “Tomo y obligo”.
Con la muerte del ídolo, nacieron la leyenda y las especulaciones. Mucho se dijo sobre las causas de ese accidente que, a una simple lectura, parecía algo estúpido.
El accidente
Lo claro fue que el deceso trágico del Zorzal Criollo se produjo en Colombia y, como se mencionó, como consecuencia de una colisión entre dos aviones.
La empresa SACO había sido creada dos años atrás para competir con SCADTA, por la conquista de los cielos en Colombia y conectar mejor a un país surcado por montañas. El promotor de dicha compañía fue el piloto bogotano Ernesto Samper Mendoza (1), quien había iniciado la aventura de volar conectando la ruta entre Nueva York y Bogotá. De igual manera, por medio de su reciente gestión, habían llegado al país tres aviones Ford F-31, con los cuales se conectaba la capital del país en vuelos diarios con las ciudades de Cali, Medellín y Bucaramanga.
A pesar de sus pocas horas de vuelo de entrenamiento, Samper Mendoza decidió relevar la tripulación de pilotos estadounidenses que volaba el avión desde Bogotá para continuar la ruta desde Medellín a Cali, donde una gran multitud esperaba al cantor de Buenos Aires. Era una gran ocasión para inaugurar la ruta de la SACO de Medellín a Cali con sus recién adquiridos aviones Ford Trimotor.
Con este panorama, el día 24 de junio de 1935, hacia las 15, se encontraba sobre la pista del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, listo para el despegue uno de esos aviones F-31 de SACO, piloteado por el mismo fundador de la empresa, el mencionado Samper Mendoza. En él se encontraban Carlos Gardel y diez personas más, entre ellas el compositor Alfredo Le Pera y los guitarristas Guillermo Barbieri (2) y Ángel Domingo Riverol.
Al iniciar el carreteo, el avión no despegó como debía hacerse sino que se fue hacia un costado de la pista y se estrelló con otro avión Ford 5-AT-D de la compañía SCADTA, que se encontraba listo para iniciar su propio decolaje. La información presentada inicialmente por las autoridades fue que -presuntamente- un fuerte viento de costado y la posición del otro avión habían producido el accidente, obligando al avión F-31 a desviarse y chocar muy cerca de la pista al momento del despegue.
No obstante, esta teoría ha sido cuestionada por diferentes investigaciones, porque los testimonios del hecho y las pruebas no son concluyentes con lo acontecido. Además, en un informe presentado en Nueva York dos días después del accidente la empresa Interamerican Aerotravel & Supplies, para esclarecer los acontecimientos, le escribió al consulado de Colombia en esa ciudad que -al momento del despegue- se había producido un exceso de carga y una negligencia del piloto, por lo que se exoneraba a fallas en las aeronaves y a la empresa SCADTA de lo ocurrido.
Los excesos de peso acomodado en la parte posterior del avión, en donde dejaron parte del equipaje de Gardel, taponaba la puerta de salida; otras maletas estaban en el baño. También estaban los pesados rollos de las películas que Gardel estuvo filmando y el pesado telón que a última hora llevaron los hermanos Uribe y que debían trasladar. Todo ese peso, sumado a la velocidad del viento de cola y a falta de reubicación del estabilizador de cola a la posición “nariz arriba” en el momento que la aeronave tomó impulso, hizo que el avión asentara su rueda trasera y tomara un curso errático. Estas condiciones adversas incrementaban el esfuerzo de Samper Mendoza para tirar la cabrilla y tratar de levantar el avión que corre torcido sobre su eje longitudinal sin dirección definida y se desvía haciendo una gran curva hacia su lado derecho, más de 30 grados de su rumbo inicial. Invade la grama de la zona de emergencia, paralela a la pista principal, y sigue sin dirección hacia los hangares de la SCADTA.
La mayoría de los ocupantes de las dos aeronaves perecieron. Sólo hubo tres sobrevivientes.
En total fueron 17 las víctimas fatales. Junto a Carlos Gardel estaban -además de los ya mencionados Le Pera, Barbieri y Riverol- José Corpas Moreno, Alfonso Azzaf, Ángel Domingo, el piloto Samper Mendoza, el radio operador Willis Foster, Celedonio Palacios (empresario chileno) y Henry Swartz (promotor de espectáculos). Assaf y Riverol fueron atendidos, pero murieron días después. Al accidente sobrevivieron su guitarrista José María Aguilar, su secretario e intérprete de inglés, el catalán José Plaja, y un jefe de tráfico de la empresa SACO, Grant Flynn.
Inmediatamente después de ocurrido el trágico accidente comenzaron las especulaciones y la tergiversación de las reales causas del siniestro. Las directivas de SACO apuntaron contra el aviador alemán de la SCADTA que esperaba en su Ford Trimotor Manizales.
Algunos empleados de la SACO, al ver la cantidad de personas que llegó al lugar al enterarse del accidente, intentaron incitarlos a linchar a los empleados de la SCADTA. En el aeródromo, fuera del macabro espectáculo, se vivieron momentos de mucha tensión ante las falsas acusaciones de las directivas de la SACO.
En el Acta de Levantamiento de los Cadáveres del Siniestro, se consigna que el numeral 11 corresponde al cadáver de Gardel, “hallado boca abajo y pisado por las válvulas de uno de los motores. Tiene una cadena de oro sin reloj, como especie de pulsera en una muñeca. Colgada de la ropa, una cadena con unas llaves y una chapita que tiene una leyenda así. – Carlos Gardel, Jean Jaures 735, Buenos Aires… Junto al cantante y quemadas en los bordes se encontraron las partituras originales de ‘Cuesta abajo”.
En esa época no existía la “caja negra”.
Expedientes judiciales
En la recopilación de la obra inédita: La verdad sobre el accidente aéreo de Carlos Gardel, de Alfonso Uribe Misas, libro prohibido por el gobierno de Colombia en el año 1938, se incluyen los expedientes judiciales ocultos en su época. Éstos fueron posteriormente hallados en un altillo de la Universidad de Medellín, en 2014.
Como consecuencia de la tragedia aérea ocurrida el 24 de junio de 1935 en Medellín, se originaron dos procesos judiciales, uno de carácter penal y el otro civil:
1. El Proceso Penal
Con el proceso penal ya en marcha, los primeros investigadores que llegaron al aeródromo Olaya Herrera de Medellín, luego de practicar las diligencias iniciales y de presentar los resultados de sus primeras investigaciones, fueron relevados, nombrándose una segunda comisión investigadora que fue enviada desde Bogotá, encabezada por el prefecto Judicial y con la presencia de peritos del Departamento de Aviación, Civil perteneciente al entonces Ministerio de Guerra.
El juez y el tribunal, al considerar que en la catástrofe pereció todo aquel que pudiera ser penalmente responsable de ella, resolvieron que no se podía llevar a juicio criminal a nadie. Así, dio por concluida la actuación de carácter penal.
2. El proceso Civil
El abogado Alfonso Uribe Misas, contratado por la empresa SCADTA el mismo día del accidente, procedió a solicitar la realización de una “inspección ocular”, con el fin de anteponerse a cualquier demanda de carácter civil, fundamentalmente por las acusaciones infundadas por parte de la compañía SACO, que pretendía desviar la atención de lo sucedido acusando al aviador de SCADTA como responsable del siniestro aéreo.
El apoderado de SACO objetó el dictamen de la mayoría, pero el juez rechazó las objeciones y las declaró infundadas, en la sentencia datada el 3 de noviembre de 1936. Dicha sentencia se apeló. En febrero de 1937, durante la presentación del alegato de segunda instancia y al final de sus conclusiones, el abogado Uribe Misas completó así su intervención:
Según este alegato del abogado, los únicos responsables fueron:
1º El Gobierno Nacional de Colombia, por haber expedido una patente para el manejo de aviones trimotores con pasajeros y carga;
2º El Servicio Aéreo Colombiano (SACO), por haber confiado el manejo de aviones trimotores con pasajeros y carga a un piloto inexperto, por cuyos actos deberá responder dicha empresa;
3º El aviador Samper, por haber tomado bajo su comando personal el manejo de aviones trimotores con pasajeros y carga, sin haber recibido la instrucción técnica necesaria para ejercer tan delicado oficio.
Aquí las causas del accidente fueron, entre otras, el exceso de peso del avión, la ebriedad del piloto, su falta de licencia para hacer ese vuelo, y las adversas condiciones climáticas.
A continuación de que se falló en contra de la compañía SACO en mayo de 1938, la totalidad de la actuación civil fue archivada.
Los nueve cuadernos que contienen el expediente judicial, conformados por cientos de folios, fotografías y planos, se archivaron fuera del alcance del público. Hoy en día estos documentos se encuentran intervenidos por el Gobierno Nacional de Colombia, el que solicitó que fueran enviados al Archivo Nacional para su restauración. El estado de conservación resulta lamentable, ya que -además de haber sido saqueado en múltiples ocasiones- han desaparecido los cuadernos con los números 7 y 8.
Hoy, el libro Gardel, vuelo siniestro (2014), de Mauricio Umana, nos permite leer el expediente completo del proceso civil, sobre el que no conocíamos hasta ahora prácticamente nada. Se ha recuperado el texto en su totalidad al igual que las fotografías que acompañaban dicho expediente, y que se incorporaron al libro.
A partir de dicho expediente publicado en este libro se conoce la verdadera historia que hasta el presente se intentó ocultar. El hallazgo de estos documentos y el meticuloso trabajo de investigación realizado por Umaña cierra un capítulo de la historia y da espacio a la verdad sobre quien fue el máximo exponente de la canción popular argentina y universal del siglo pasado y embajador eterno de nuestra cultura.
Esa publicación ha sido enriquecida con información adicional proveniente de los documentos de la PAA que están alojados en la biblioteca de la Universidad de Miami (archivados en cajas), y de la copia obtenida de siete de los cuadernos de los Expedientes del Sumario presentado por la Prefectura Judicial.
“Encubrimiento”
Todo fue tapado por la justicia colombiana para proteger el buen nombre de Samper Mendoza.
Al leer las necrológicas de la época se observa que al funeral del piloto concurrieron las más altas esferas aristócratas colombianas de la época, incluso el presidente de la nación, que tuvo palabras muy elogiosas hacia el difunto.
Eso lo llevó a concluir que la explicación “tan aberrante” de la justicia colombiana tenía “como intención proteger a la figura del piloto”.
El mito
El mito de Carlos Gardel nace fundamentalmente en aspectos de su vida que no están esclarecidos; entre ellos se destaca especialmente el accidente aéreo en Medellín. Se logró conseguir el expediente jurídico que en su momento fue ocultado a la totalidad del público debido a las consecuencias que el conocimiento de éste podía implicar para la aviación colombiana.
Ochenta y nueve años más tarde, todavía permanecen activos muchos intereses orientados a impedir que esta información se dé a conocer al público, ya que en ella están involucrados numerosos personajes de gran trascendencia en la historia de Colombia.
La muerte suele clausurar las pasiones, pero no en el caso de Gardel. La tragedia de junio originó arduas polémicas que perduran a 89 años de ocurrida, como si se tratase de negar toda explicación que justifique lo inaceptable.
(*) Abogada. Docente jubilada de Cátedra Derecho Internacional Público. Ex docente de la Cátedra de Derecho de la Navegación, Marítima, Aeronáutica y Espacial (hoy Derecho del Transporte). Facultad de Derecho (UNC)
NOTAS
(1) Ernesto Samper Mendoza era el tío abuelo del presidente Ernesto Samper (1994/1998).
(2) Abuelo de la actriz Carmen Barbieri.