Cuando los progenitores, luego de atravesar un proceso complejo, no respetan la sentencia y recurren al viejo conflicto renovado una y otra vez -como Sísifo empujando el peñasco-, arrojando por la borda lo acordado para sus hijos y sometiéndolos a sufrimientos interminables ¿Qué otra respuesta podemos brindar?
Encontramos en la coordinación parental (COPA), figura autónoma y novedosa, una respuesta que permite el abordaje de los conflictos de familia de sistemática judicialización.
Se trata de un instituto aplicado con variantes en Estados Unidos, Canadá, España -en particular en Cataluña- desde el año 2005; y que tuvo recepción en nuestro país, desde el 2015, en distintas provincias, tales como Buenos Aires, Salta y Neuquén.
En la provincia de Córdoba, en el marco del programa de investigaciones aplicadas del Centro Núñez, formamos parte de una investigación sobre esta figura que nos permitió dimensionar la necesidad e importancia del Equipo COPA que, sumado a las herramientas ya existentes, aumenta la eficacia de intervención del Poder Judicial en la resolución de conflictos familiares crónicos.
El abordaje de las relaciones familiares en el ámbito judicial presenta grandes desafíos. A partir de la experiencia con el Poder Judicial y la Mediación Familiar, se observa que existe una proporción significativa de familias en las que los progenitores permanecen en continuo conflicto tras haber obtenido una “resolución” judicial.
En determinados casos, las sentencias e incluso los acuerdos homologados se tornan abstractos y pierden eficacia cuando el conflicto familiar es profundo y sistemático. Esto, trasladado al ámbito jurídico se traduce en la tramitación de sucesivos “incidentes” y en la generación de expedientes interminables que repercuten de modo negativo en los niños, niñas y adolescentes (NNA).
El conflicto crónico -esto es, sostenido en el tiempo- que siempre se transforma aumentando la disputa judicial, se manifiesta como un “síntoma” de los progenitores vinculado con la ley y requiere que el Poder Judicial penetre en la fibra más íntima de la subjetividad humana y las relaciones familiares.
Para que las sentencias de familia sean eficaces tienen que, a nuestro entender, producir una “rectificación subjetiva”. Este profundo efecto sólo es posible si los progenitores adquieren la capacidad de ser sujetos activos, responsables de la solución de sus diferencias.
Cuando aquello no es posible, la figura del COPA -en su rol directivo sostenido en el tiempo y en el trabajo en equipo con el Juzgado- ayuda en el proceso de implicarse para que puedan asumir una paternidad y maternidad que responda a los intereses de sus hijos
Asimismo, la figura de COPA actúa como auxiliar del juez: a partir del contacto directo con el magistrado se crea un canal de análisis y seguimiento del caso.
El equipo COPA trabaja de manera directa con el contexto socioafectivo de los NNA (terapeutas, familiares, docentes, médicos, etc.) en un trabajo interdisciplinario y con una visión sistémica respecto de los saberes de la psicología, la sociología y otras ciencias.
Quien integra el COPA debe tener la formación previa de mediador y además mucha experiencia en el ejercicio, no sólo la especialidad intelectual sino, sobre todas las cosas, experiencia de campo.
A modo de conclusión
La figura del coordinador parental presenta un potencial sin precedentes para velar por la desjudicialización del conflicto familiar crónico.
La evolución del derecho de las familias argentino se ha centrado, en los últimos diez años, en el reconocimiento y aval de las diversas configuraciones familiares y en la protección integral de los derechos de la niñez y adolescencia.
A partir de allí y con el foco en el acceso a la justicia en sentido amplio, se requiere el diseño y la implementación de herramientas adecuadas para garantizar los derechos en un contexto situado.
El Equipo de Coordinación COPA trabaja en la búsqueda de respuestas adecuadas a las necesidades de las familias en crisis diseñando y colaborando en la implementación de intervenciones, cuyo eje es el resguardo del interés superior de los NNA.
La intervención del COPA no sólo produce efectos positivos y transformadores en la familia afectada por sus conflictos. En este sentido, también se observó una transformación en el conocimiento dinámico que adquiere el juez del impacto de sus decisiones en el seno íntimo de la familia.
Asimismo, puede actuar de manera autónoma en la familia porque está dotada de una metodología pluridisciplinar con habilidades y técnicas específicas para ayudar a no causar daños a los hijos en el proceso de elaboración y transformación del conflicto. Interviene directamente como elemento que actúa para la eficacia jurídica de las sentencias, lo que incide en la seguridad jurídica y por lo tanto en la pacificación social.
Las legislaciones de diversos países lo contemplan y está siendo utilizada por los magistrados y tribunales alrededor del mundo.
Aspiramos a la implementación en nuestra provincia de un programa de Coordinación Parental que posibilite variar el trayecto repetido del peñasco de Sísifo, en beneficio de las familias y los NNA.
(*) Especialista en derecho de Familia y en mediación familiar y Directora del Centro de Mediación Mediterránea
(**) Abogada – Mediadora especialista en mediación familiar e integrante del Centro de Mediación Mediterránea
Espectacular propuesta!
Será realmente posible!?
Todavia estamos esperando una mirada unificada en la ley de mediación….
Será que se visualice la intención !???
Me resulta muy interesante el abordaje que proponen el programa. Éxitos!
Muy interesante el artículo. Me parece que si la función del COPA se prolonga en el tiempo, los mediadores podrían perder la neutralidad y podrían quedar inmersos en los conflictos familiares. Excepto que la participación del COPA vaya rotando en sus intervenciones.