viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Los argentinos en un mundo incierto

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Por Luis Carranza Torres (*) y Carlos Krauth (**)

Mientras la atención de los argentinos está centrada en los graves problemas domésticos que desde hace años venimos padeciendo y parecen no tener fin, el mundo sigue avanzando sin prisa ni pausa, en busca de mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Una tarea que no es sencilla, pero que con sus avances y retrocesos de a poco va consiguiendo algunos resultados.

Hoy por hoy, la comunidad internacional está permanentemente activa en esa dirección, algo que nos toca muy de cerca en más de un sentido. Es de esperar que la entidad de nuestros propios problemas no nos haga bajar la mirada y caer en esa autorreferencialidad que muchas veces hemos señalado como un error de las dirigencias argentinas a todo nivel. Pues salir de la decadencia en la que estamos sumidos también implica sumarnos al mundo. No de cualquier forma ni con cualquiera sino en el modo que resulte más valioso para nuestros intereses nacionales. Esto también implica dejar de lado cualquier ideologización sectorial, por lo general bastante básica, o concepciones quijotescas para adoptar una mirada de “realpolitik”, en favor de todos los argentinos. 

Hacemos mención a todo ello en razón de que -casi a escondidas del conocimiento del público argentino. en estos días comenzó la 61ª Conferencia de Seguridad de Munich, que congrega a más de 50 jefes de Estado y 100 ministros de Relaciones Exteriores, en esa ciudad alemana.

El encuentro persigue el objetivo de responder, de acuerdo a las palabras de Christoph Heusgen, director de la reunión, a dos preguntas: “¿Dónde está el resquicio de esperanza en el horizonte? ¿Cómo podemos garantizar que el mundo no se desmorone aún más ante todas estas crisis sino que sigamos dando una oportunidad al multilateralismo sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos?”. Tales son los desafíos frente a la conflictividad creciente que está padeciendo nuestro planeta, la que como hace muchos años, engendra el riesgo que la conflictividad aumente de manera global. 

Trata ese encuentro de modo anual sobre la política de seguridad internacional, habiéndose reunido por primera vez en 1963. Se persigue debatir los temas de actualidad de la política exterior, de seguridad y de defensa, siendo el encuentro más grande del mundo de este tipo, y cuyo eslogan es “paz a través del diálogo”.

Son dos palabras necesitadas de mayor vigencia en nuestros días: “paz” y “diálogo”. Es necesario que se apliquen de lleno a nuestro país, donde son tan o más necesarias que en el resto del orbe. 

En el plano internacional, tristemente la humanidad está pasando por una época de zozobras en lo que hace a las buenas relaciones entre los Estados, y la aplicación de mecanismos que solucionen pacíficamente los conflictos. La guerra de Rusia con Ucrania, lo que sucede entre Israel y Hamas, las amenazas de China hacia Hong Kong y de Corea del Norte hacia la del Sur son solo algunos ejemplos de eso. Nuestra región no es ajena al fenómeno. En Latinoamérica está latente el conflicto entre Venezuela y Guyana por la zona del Esquibo, que forma parte de este ultimo país, son un puñado de acontecimientos que acreditan lo que afirmamos. Y no pocos otros conflictos irresueltos, incluyendo lo referente a nuestras Islas Malvinas, siguen perpetuándose sin soluciones y hasta con desafortunadas medidas de agitación de parte de potencias extraterritoriales como el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

En tal contexto, la mencionada reunión en Munich es considerada la más importante del mundo en materia de seguridad, en el que Argentina estará representada por la ministra de Relaciones Exteriores quien, según lo informado, va con el objetivo político de “volver a construir relaciones de confianza con el objetivo de buscar socios en una nueva etapa de previsibilidad, certidumbre y despegue de una dinámica de creación de riqueza en la Argentina”. Ya concurrir no es poco. Con esas directrices, todavía más.

Veremos qué surge de esta importante reunión, en particular para nuestro país, y en general para el concierto internacional. No es fácil ni esperable lograr prontamente resultados positivos que debiliten el grado de beligerancia global que se está viviendo. Sin embargo, siempre es bueno que haya debates e intercambios de posiciones en busca de lograr soluciones racionales a los desacuerdos. Un panorama de lo que sucede con información completa alumbra el área por la que se deberá transitar, lo que no es poco por estos días.

Los Estados del mundo deben dialogar más, a la par de buscar entender al otro y explorar si existe si no una solución de los diferendos, al menos caminos que acerquen a las partes en tal sentido.

No actuar así nos devuelve a etapas primitivas en las que “la razón” estaba del lado del más fuerte o del que mayor “poder de fuego tenga” y nunca del lado de quienes creen que la mejor forma de garantizar los derechos y la concordancia entre estados e individuos es siempre pacífica y nunca violenta.

(*) Abogado. Doctor en ciencias jurídicas

(**) Abogado. Doctor en derecho y ciencias sociales

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