La pandemia incrementó la capacitación online. La “nueva normalidad” en la educación superior, de grado, posgrado y formación continua, llegará con “aulas híbridas” entre lo presencial y lo online. Dos especialistas describen la reconfiguración de la escena educativa hacia un nuevo paradigma para aprender en cualquier momento, desde cualquier lugar, con nuevas tecnologías, realidad virtual y simulaciones
Por Carolina Klepp
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La pandemia de Covid-19 representa un duro golpe para todos los países y comunidades del planeta. El impacto se ha reflejado en sus economías, en sus lazos sociales y en la vida cotidiana de cada uno de sus habitantes. Los sistemas educativos están entre los más perjudicados por esta situación inédita. Entre otras cosas, por la naturaleza propia de sus actividades y por los sistemas de enseñanza prevalentes de características presenciales. Sin embargo, parece ser que a grandes problemas, grandes oportunidades. La adaptación obligada de la educación virtual llegó para quedarse. La virtualización de la enseñanza y el aprendizaje se consolidó a un nivel nunca antes visto en términos de aplicación masiva. La formación superior y continua de los profesionales está cambiando.
“Esta situación ha generado como respuesta una re-configuración de la enseñanza y del trabajo hacia un nuevo paradigma al que la Universidad se ha adaptado en un lapso muy acotado. Surgen nuevos desafíos, como articular ese retorno y diseñar estrategias híbridas para el futuro, en las cuales convivan escenarios de educación presencial con las clases virtuales que la comunidad universitaria ha aprendiendo a desarrollar. Hay actividades puntuales en las que no se puede sustituir la presencialidad, para muchas otras, posiblemente la mayoría, la virtualidad es adecuada y brinda herramientas de gran variedad, potencia y riqueza que eran subestimadas. La educación virtual ha llegado para quedarse”, afirmó Cecilia Cravero, directora del Campus Virtual de la UNC.
Consultada por “la nueva normalidad” en la formación continua de profesionales, Evelyn Pineda, especialista en virtualidad y coordinadora del Programa Institucional de Educación a Distancia de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), afirmó que va a tener que tener en cuenta modelos más híbridos, o lo que se llama “aula híbrida”, con parte de presencialidad y parte de virtualidad. “Esto se está dando en otros países que están volviendo de la cuarentena, aulas híbridas donde tienen estudiantes a distancia y en vivo; o blended, una parte en la virtualidad y una parte presencial”.
Simulación y telemedicina
Hay cuestiones de la presencialidad que demanda el mundo laboral, el mundo académico, sobre todo para garantizar el vínculo del aprendizaje que en ciertas disciplinas, como las de la salud, son fundamentales. Sobre este punto, Pineda advirtió: “En formación continua vamos a tener que empezar a explorar otros campos como realidad virtual, modelos de simulación, telemedicina. El avance tecnológico nos va a permitir generar otras experiencias virtualizadas para ciertos campos disciplinares”.
“La virtualidad llegó para quedarse, fue muy brusco pero la capacidad que se generó en los docentes y en los equipos directivos en estas nuevas formas de organización es una capacidad instalada. Es una organización en red, flexible y dinámica, con gran capacidad de adaptarte al cambio y a lo inesperado”, reafirma Cravero.
En la pandemia, y con vistas a la pospandemia, la educación superior, de grado, posgrado y cursos de formación continua tuvieron que hacer foco en cuestiones como la apropiación de herramientas tecnológicas y el manejo de plataformas en un corto plazo.
“Para quienes están acostumbrados a la presencialidad, las plataformas educativas o las aulas virtuales siempre fueron un repositorio de materiales, entonces hubo que pensarlas como espacios de intercambio, donde el rol del alumno adquiere un protagonismo mayor y también hay que interpelarlo de otra manera. En este sentido, se aceleraron las capacitaciones con los docentes”, ejemplificó Pineda.
Por su parte, Cravero distinguió que cuando se afronta un cambio pedagógico de tal envergadura en una universidad pública surgen dificultades: “Esa transformación implica cambios profundos en las conductas de sus más de 9.500 docentes y de sus más de 140.000 estudiantes de todos los niveles. No todos los actores están en situación óptima para enfrentarlos. Por ello la capacitación de docentes y no docentes se presenta como central, en el corto y en el mediano plazo. Las 15 facultades de la UNC ya cuentan hoy con aulas virtuales”.
Ventajas y desventajas
Como en todo, en la virtualidad también emergen las dos caras de la moneda. Por un lado, la pandemia puso en evidencia brechas vinculadas a la necesidad de recursos tecnológicos y acceso y conexión a Internet tanto de alumnos como docentes. Otro punto que encendió el debate es el de la instancia de evaluación, la hora de los exámenes: la seguridad, el control, la invasión a la privacidad, son todas aristas hoy bajo análisis.
“La toma de examen es todo un tema, eso no está del todo resuelto. Y la forma de evaluar está cambiando. En países que empezaron antes con la pandemia, no es muy diferente a lo que estamos haciendo: se toman en vivo los exámenes, o la instancia oral mostrando el DNI de identificación. Son muy variados los softwares que utilizan, también se implementa otra modalidad que es la entrega de trabajos. En Latinoamérica la plataforma Moodle es muy utilizada y es gratuita; también hay un sinnúmero de opciones privadas”, describió Pineda.
En la Casa de Trejo, se recurrió principalmente al uso de la plataforma Moodle, aunque se autorizó el uso de otras plataformas más modernas y amigables para los docentes, tanto como apoyo del aula virtual oficial como también en su reemplazo. La instancia de grabación y edición de las clases, en los casos en que se opta por esa modalidad, es uno de los eslabones que ha representado mayor complejidad en el caso de la UNC. Por ello, para facilitar ayuda a alumnos como docentes, la universidad habilitó mesas de consultas online y tutoriales. Cabe señalar que también existen limitaciones importantes para el dictado virtual de las actividades prácticas que demandan el uso de laboratorios, prácticas de campo, prácticas en hospitales o centros de salud.
En cuanto a las ventajas, sin dudas la educación virtual amplió el alcance geográfico y de edad para capacitarse y la posibilidad de intercambio cultural con docentes y alumnos de cualquier parte del mundo. Además de los horarios, tiempos y espacios adaptables, evitando traslados físicos. Finalmente, los especialistas subrayan que la pandemia generó un “clic” en la percepción social y derribó el supuesto de que lo virtual tiene menos calidad que lo presencial.
Crecimiento exponencial
Con la pandemia creció la elección por la capacitación virtual. Así lo expresaron diferentes centros educativos de Córdoba en un sondeo realizado por el Suplemento Formación Continua. Una muestra de ello en cifras es la del Campus Virtual de la UNC, con cursos que son de acceso abierto, pensados para estudiantes en diferentes etapas de sus trayectos formativos. Algunos corresponden a programas de posgrado como Micromasters o certificaciones profesionales, otros a cursos de grado y capacitaciones.
* En cifras. A fines del año 2019, antes de que se adoptara en Argentina el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, tenía un total de 60.299 alumnos, con 8.882 certificados entregados, en 38 cursos diferentes. En la actualidad, cuentan con 74 cursos y 291.268 alumnos de más de 90 países, lo que significa un crecimiento exponencial en los primeros seis meses del año.
* Las disciplinas que abarcan estos cursos son diversas: Ciencias Agropecuarias, Ciencias Económicas, Ingeniería/construcciones, Física y Astronomía, Informática, Turismo, Capacitación en Oficios diversos, Deportes y actividad física, Arquitectura, Biología/Paleontología, Historia y Geografía, Alimentos, Género y Derechos Humanos, Reciclado y Prevención ante Covid-19.